La cultura y el turismo ante la crisis en Mali

2/04/2013 | Crónicas y reportajes

La crisis política e institucional y las revueltas del norte ponen en peligro esos dos sectores clave del país que son la cultura y el turismo.

La crisis que castiga con dureza en el norte desde el 17 de enero ha provocado un cambio radical en el ámbito cultural y turístico de nuestro país. Además de dar cuenta del sufrimiento de los habitantes de esa zona, hay que hacer inventario de los estragos provocados en el patrimonio material, cultural y humano que, desde siglos atrás, ha sido motivo de orgullo para los malienses y símbolo de su dignidad. Hoy en día, Mali cuenta con cerca de 600 hoteles, en los que se alojan cada año más de 350.000 visitantes. Este flujo enorme y constante de viajeros, entre los que figuran turistas e investigadores, hace que el turismo maliense constituya aproximadamente el 17 % del producto interior bruto del país.

El sector cultural es víctima de esa doble crisis maliense Mali es un país con un rico patrimonio cultural, intelectual y religioso, un patrimonio más valioso si cabe por el hecho de afectar tanto al conocimiento como a las habilidades. La cultura representa sin lugar a dudas una de las principales riquezas de Mali, sobre todo por ser fiel reflejo de un patrimonio tan antiguo como los habitantes de la cuenca del Níger y de un mestizaje constante de culturas y de tradiciones artesanales y artísticas tan vivas como seculares. Djingareyber, Sidi Yéyia et Sankoré son tres grandes mezquitas de las que los habitantes de Tombuctú siempre se han sentido orgullosos y que, a partir de un determinado momento, han atraído a gran número de turistas hasta esta ciudad misteriosa.

Con numerosos manuscritos del siglo XIV, la ciudad de Tombuctú se ha convertido en el centro de proyección cultural y turística del país por excelencia. Además, la ciudad fue declarada patrimonio mundial de la UNESCO en 1988 y, hermanada con Djenné, también es visitada por los mausoleos de los santos que la rodean. Hoy en día, la actividad cultural y turística se ve muy afectada por la inseguridad que se ha extendido en el norte e incluso muchos responsables políticos, económicos y financieros la consideran un sector secundario y no un sector de actividad preferente que genera considerables ingresos.

Sin duda, el sector de la hostelería y el del turismo se enfrentan a los vientos de la crisis generada por las revueltas que sacuden el norte de Mali desde el pasado enero. Desde que los islamistas armados ocuparon por la fuerza las regiones de Gao, Tombuctú y Kidal, asistimos al trauma sin precedentes que sufre la población y a la destrucción gratuita de todo el patrimonio cultural, material e inmaterial, en el norte del país. Esa destrucción ha tenido consecuencias devastadoras en la hostelería maliense, pues las tres regiones del norte ocupan un posición privilegiada en el país, desde el punto de vista cultural, lo cual hace más incompresibles aún las agresiones que ha sufrido su patrimonio cultural, tanto material como inmaterial. Esto ha provocado que se hayan cancelado las actividades culturales de turistas e investigadores que vienen a visitar constantemente los enclaves culturales del país y sus paisajes. En definitiva, los principales atractivos culturales del norte se han visto castigados por esta crisis, y ello sin mencionar la reciente profanación de los mausoleos de la ciudad de Tombuctú. Los clientes escasean cada vez más en los pocos hoteles que aún quedan abiertos, pues la mayoría han visto cómo sus propietarios echaban el cierre definitivo, asfixiados por la ausencia de liquidez, por los ingresos que llegan con cuentagotas y por el pago de los impuestos fiscales que, a pesar de todo, sigue siendo obligatorio. Esto es lo que se llama la ruina para los hoteles y es indudable que la ocupación de las tres regiones del norte es la causante de que el turismo haya dejado de funcionar con normalidad en Mali, lo cual ha dado lugar a un nivel de morosidad desconocido hasta ahora en el sector, sin tener en cuenta las no pocas consecuencias nefastas ligadas a la crisis que han repercutido también en el sector hostelero. En estas circunstancias, es compresible pues que la mayoría de los trabajadores de los hoteles estén en paro total o parcial desde el inicio de las revueltas.

Le Combat, 27-03-2013 : Abdoulaye Faman Coulibaly

Traducido por Javier de Agustín

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