¿Cómo podría una visión más amplia de la creación artística africana afectar nuestra comprensión de lo que se considera arte, texto y autoría?
En un nuevo libro radical que aborda “toda clase de temas”, el escritor y estudioso de literatura, cine y estudios sobre los media, Akin Adesokan, ofrece una nueva visión de “nuevas” formas creativas africanas en la era digital. Everything is Sampled pregunta cómo una visión más amplia de creación artística africana a través de media y entornos podría afectar nuestra comprensión de lo que se considera arte, texto y autoría. Desde esta perspectiva a largo plazo, la crisis editorial bajo el ajuste estructural de la década de 1980 se convierte en sólo una manifestación de un conjunto más amplio de desafíos estructurales que los artistas africanos han enfrentado y que han desempeñado un papel crítico, incluso constitutivo, en la práctica artística en el continente hasta el día de hoy. En el camino, Everything is Sampled ofrece un nuevo marco para describir la producción cultural africana durante las últimas cuatro décadas, alejándose cuidadosamente de trilladas categorizaciones de disciplina, género, autoría y jerarquías de valor artístico. Dividido en dos partes, el libro resume cinco modos de práctica creativa que introducen en un marco comparativo lo que podrían parecer improbables agrupaciones de trabajo creativo de artistas africanos desde novelas hasta películas, de óperas a publicaciones de blogs.
En esta entrevista, Adesokan ofrece una amplia introducción a las contribuciones clave del libro a este campo, reflexiona sobre cómo las ideas del libro se han cruzado con sus prácticas académicas, pedagógicas y creativas y ofrece una ventana a algunos de los textos que más le influyeron en su escrito.
Meg Arenberg: ¿Qué te motivó a escribir Everything is Sampled? ¿Qué faltaba en anteriores tratamientos sobre artes mediáticas y cultura digital africanas?
Akin Adeṣọkan: Gracias por la pregunta. En el otoño de 2011, diseñé e impartí un curso superior de pregrado titulado “Literatura Africana y Otras Artes”, con la premisa de que la literatura africana, o los estudios literarios en general, podrían apreciarse mejor como un campo no autónomo, especialmente dada su relación con lo que a menudo se define como “literatura oral”. Sabemos que los pioneros de la literatura moderna africana, aquellos que comenzaron a publicar en las décadas anteriores a la independencia formal, figuras como Thomas Mofolo, Daniel Fagunwa, Birago Diop, recurrieron al folclore y a formas endógenas de representación para avanzar sus carreras como modernos hombres y mujeres de letras.
Además, en el curso observamos que formas de arte como cine, música y artes visuales se basan en los mismos modos, coexisten con literatura y también prosperan de forma autónoma. Mientras impartía esa clase, especialmente en los siguientes semestres, me encontré con problemas de acceso: algunos títulos estaban agotados o publicados en lugares de difícil acceso. Muchas películas nunca fueron formateadas como vídeos, mucho menos como DVD, y en algunos casos necesitaba conocer personalmente a un artista antes de poder obtener acceso o permiso para incluir su trabajo. Estas no son cuestiones artísticas, tienen que ver con la economía y la sociología de edición, de producción, pero son algunas de las condiciones que me motivaron a escribir el libro. Hubo otras, como mi trabajo curatorial y organizativo con Chimurenga Chronic, el Fagunwa Study Group y New Media and Literary Initiatives in Africa, NeMLiA (en el que tú, Meg, desempeñaste un papel importante al principio).
En cuanto a la segunda pregunta, francamente, no conozco ningún tratamiento previo de artes mediáticas africanas y cultura digital que también involucre la literatura de la manera que lo ha hecho Everything Is Sampled. Conozco el libro de Shọla Adenẹkan sobre literatura africana y cultura digital, y lo analizo en mi libro. Hay varios artículos de otras personas, incluido el tuyo, sobre poesía swahili. Lo que intento en el libro es abordar la literatura como una de las muchas formas de arte e ir más allá de la lectura temática, incluso dentro de la digitalidad.
M.A.: ¿Cuáles diría que son las intervenciones clave del libro?
A.A.: Lo que hace el libro es defender que es posible, tal vez incluso necesario, pensar en cualquier cosa — artes, políticas, economía- sin presumir que no guardan ninguna relación entre sí y sin buscar socavar su integridad como entidades autónomas. En otras palabras, aquellos aspectos de la sociedad que a menudo se ven en términos discretos debido a presiones disciplinarias o divisiones de trabajo tienen una historia, pero eso no es razón para pasar por alto el hecho de que existen juntos en sociedad y que las artes son un sistema útil para ver esa simultaneidad de esferas de existencia. Como sabes, escribo y enseño a través de géneros y formas, y en cada capítulo del libro, emparejo o agrupo textos, autores y modos para manifestar la percepción de simultaneidad de esferas.
Además, aunque el libro responde a cambios tecnológicos, tomé la decisión de ver un fenómeno como la tecnología digital como una fase más en una larga historia de esos cambios, y miro más allá del actual estado de cosas, para imaginar lo que puede pasar después de que la digitalidad, al igual que fases anteriores, haya terminado su curso. Para hacer esto dentro de los parámetros de un libro que requiere una estructura definida, pongo a media, el acto de mediación, en diálogo con tiempo (diachronicity) y el espacio (translocality) y trato de razonar que bajo digitalidad, al menos, nuestras ideas sobre lo que constituye arte o texto están abiertas a debate. Finalmente, no anuncié esto en el libro porque prefiero asumir una posición a reclamarla: Opté centrar eruditos y escritores africanos como mis guías teóricos si quieres. Tiene sentido, es lo más inteligente dada la génesis de los materiales, y no pretendo impresionar a nadie ni ser visto como un acólito de un teórista u otro. El único escritor canónico, no africano, del que hablo con cierto detalle es Walter Benjamin, y un amigo (en realidad un antiguo profesor) hizo una broma al respecto,–¡como si Benjamin tuviera que aparecer en todo lo que escribiera!
M.A.: Este libro parece seguir, en alguna manera, su anterior monografía Postcolonial Artists and Global Aesthetics que parte de la idea clave de que el género depende del contexto y que el arte surge en la mezcla entre esferas cultural y económica. ¿Considera que el libro surge de un conjunto similar de inquietudes y preguntas?
A.A.: Sí, tienes razón en eso. A mi modo de ver, dados los “contextos de producción” de Postcolonial Artists and Global Aesthetics como libro, tuve limitaciones para defender las contingencias de producción con la mayor solidez posible. Era mi primer libro, basado en gran parte en mi tesis doctoral, y estaba trabajando a contrarreloj. Creo que en este libro llegué más lejos que antes, en parte porque tenía más tiempo, podía esperar y no apresurar cosas, aunque hay que detenerse en un punto. Por supuesto, soy también el primero en admitir que siempre se puede llegar más lejos y que no hay necesidad de pretender que un libro responda a todas las preguntas.
M.A.: Un argumento central de su libro es que los impulsos políticos y éticos han sido parte integral del arte africano desde sus inicios y que los propios artistas son los principales agentes de estos impulsos. Me pregunto si ha aplicado este pensamiento a su propia práctica literaria como periodista y escritor de ficción, además de académico. ¿Existen consistentes impulsos políticos y éticos detrás de su trabajo? ¿Le ha impulsado este proyecto a evaluar sus propios “modos de práctica creativa”?
A.A.: He escrito antes, creo que fue en un artículo publicado en PMLA, que leí como escritor, no como especialista en un período, género o región. Abordo el trabajo académico con ese espíritu.
Tuve una vida y un conjunto de experiencias laborales diferentes antes de graduarme: escribiendo para periódicos, ficción y poesía, editando una revista sobre artes y haciendo cosas que no requerían trabajar con una tesis o teoría. Trabajé brevemente, incluso, como productor de televisión. No he renunciado a ninguna de esas cosas que solía hacer antes de convertirme en profesor y docente, por lo que casi todo lo que escribo está informado de una forma u otra por los diferentes tipos de habilidades que he desarrollado o adquirido. Más que mi primer libro, Everything Is Sampled me ha dejado claro que ciertos impulsos han sido parte integral de mi pensamiento creativo, y la forma más sencilla de describir esto es enfatizar los vínculos entre totalidades y fragmentos. Piensa en el continente africano como un todo de algo, la masa física de tierra que vemos en un mapa. Tiene fragmentos en las históricas diásporas que las masivas esclavizaciones generaron en América y Arabia, en diversas etnias, idiomas, religiones o culturas. Ahora bien, cada uno de ellos, incluido el enorme espacio continental, es a la vez un todo y un fragmento. He llegado a considerar de manera similar el proceso creativo, o al menos el acto creativo. Hay una mayor conciencia de mí mismo, o, si quieres, menos tomado por sentado, en la forma en que pienso acerca de escribir una novela, un guión de cine o componer un poema.
Digamos que estoy imaginando una novela sobre los Lagos Victoria, o más o menos el período comprendido entre 1872 y 1914, por conveniencia narrativa. Haré que los bocetos de personajes históricos se transpongan a personajes de ficción, y creo que puedo realizarlo fácilmente. Ese acto de transposición, sin embargo, requiere un enlace entre fragmentos de documentados hechos históricos sobre esas figuras y mis creativas corazonadas sobre cómo los humanos se comportan o podrían comportarse. Es posible que haya escuchado o leído una frase común sobre ello. Digamos “pequeñas disputas”, y luego puedo seguir adelante y construir un elaborado incidente que conecte esa frase con la conducta de un personaje, y agregarle una línea de una canción contemporánea, de Tracy Chapman, por ejemplo. Lo que acabo de describir puede aplicarse a una obra de ficción que no trata sobre historia. Hacemos esto siempre al escribir, al crear trabajo original. ¿Quizás lo damos por sentado? Un reflexivo escritor africano, el poeta nigeriano Odia Ofeimun, debe haber dicho algo así como “el arte surge de suave aire y viejas cosas”.
M.A.: ¡Me encanta esa frase! ¿Hay algunos interlocutores en particular que tuviera en mente mientras escribía Everything is Sampled? ¿Hay títulos que recomendaría?
A.A.: Hablaré, más bien, de obras que fueron muy importantes para el desarrollo de mis ideas para el libro. La obra principal es La Elocuencia de los Escribas de Ayi Kwei Armah, una semiautobiografía de 2006 por el escritor nacido en Ghana sobre las fuentes y recursos de la literatura africana.
Me gusta mucho ese libro y lo recomiendo de todo corazón porque creo que es uno de los libros mejor logrados en las letras africanas modernas. Wọle Ṣoyinka tiene un ensayo titulado Teatro en las culturas tradicionales africanas: patrones de supervivencia, que creo que fue un relato de la investigación que realizó sobre el teatro africano a principios de los años sesenta; me basé ampliamente en sus ideas. También ayudaron historiadores de África occidental como Boubacar Barry y Walter Rodney. La afirmación sobre el impulso ético la tomé de un exhaustivo ensayo sobre literatura africana de Eileen Julien. En términos de obras académicas contemporáneas, puedo pensar en Always Anyway New (2006) de Lisa Gitelman y The Sound of Culture (2015) de Louis-Chude Sokei. Los recientes giros hacia la historiografía y el archivo, como Remapping African Literature de Ọlabọde Ibironkẹ y Poetry, Print and the Making of Postcolonial Literature de Nathan Suhr-Sytsma, también son potencialmente relevantes, aunque por diferentes razones.
M.A.: ¿Qué es lo que más desea que los lectores aprendan del libro?
A.A.: Un amigo, que es un respetado erudito africano, me hizo una pregunta similar durante una conversación telefónica. La respuesta más honesta que pude dar fue que espero que otros académicos puedan leer el libro con genuino compromiso y llevar las cosas más lejos. Si debo señalar algo que normalmente damos por sentado, como lectores o escritores, es que el arte es más que el artefacto, el objeto o el producto. El acto creativo es muy importante y podemos apreciar mejor el producto siendo conscientes de esa esencia que puede ser invisible pero que es francamente indispensable para el resultado final. Cuando salió el libro por primera vez, compartí el enlace promocional con un amigo mayor que no es académico y normalmente no circula en nuestras esferas. Él es un ingeniero; un hombre de pocas palabras pero extremadamente reflexivo y muy, muy agudo. Leyó la publicidad y el título y respondió: “Qué metáfora tan ramificadora. Es profundamente significativo para mí como tecnólogo en dos sentidos principales pero sus implicaciones para las ciencias humanísticas y sociales tienen muchas ramificaciones”. No esperaba eso, pero lo encontré muy astuto, a pesar de que él no había leído el libro. Creo que Everything Is Sampled es el tipo de libro que puede necesitar tiempo para ser asimilado. Eso está bien; Necesite mucho tiempo para escribirlo.
- Sobre el entrevistado: Akin Adeṣọkan es un escritor Nigeriano, académico y novelista y actualmente es profesor asociado de literatura comparativa en la Universidad de Indiana, Bloomington.
- Acerca del entrevistador: Meg Arenberg es profesora asistente de literatura comparativa en el Departamento de Humanidades y del Programa de Traducción y Lenguas Africanas del Instituto Africa en Sharja.
Fuente: Africa is a Conuntry
[CIDAF-UCM]