La cultura de los pigmeos de baka peligra en Camerún

19/11/2012 | Crónicas y reportajes

Los pigmeos Baka, del sur de Camerún, han vivido en la selva durante miles de años. Las sociedades mineras y forestales ponen en peligro su cultura.

El sonido de una sierra que corta los árboles en la zona minera de Ngoyla -al sureste del país- produce escalofríos en Lysette Mndum, una viuda Baka y madre de tres hijos. Los Baka viven cerca del bosque, que consideran como su hábitat natural. Hasta hace pocos años, mantenían poco trato con el mundo exterior. Pero desde que se ha convertido en objetivo de intereses comerciales, las cosas han cambiado drásticamente.

Con algo más de 35.000 pigmeos Baka viviendo en las selvas del sur de Camerún, Lysette nunca ha sido tan poco dueña de su vida.

“No podemos evitar tener miedo. Cada día, los extranjeros vienen a cantarnos las bondades de la mina. Y a medida que pasan los días, vemos nuestros derechos cada vez más restringidos”, declaró Lysette.

“El Gobierno de Camerún, junto a unos hombres blancos, nos echaron del centro del bosque y nos plantaron en este pueblo. Ahora entramos dentro del bosque y salimos por las noches. No estamos autorizados a estar durante la noche”, añadió.

La familia de Lysette y otras familias fueron obligadas a mudarse al pueblo colindante al bosque, pero los Baka no están a gusto con el sitio. Estaban acostumbrados a ir y volver de un lugar a otro del bosque para cazar, buscar frutos salvajes y tubérculos, pero ahora se ven forzados a llevar una vida sedentaria al borde de la carretera.

Lysette afirma que esta política les priva de escuchar a los pájaros y animales que formaban parte de sus vidas y de sus almas.

A lo largo de la mayor parte de su vida, Lysette y muchos otros Baka viven en comunión con la naturaleza dentro de la selva de Ngoyla-Mintom, una extensión de 943 mil hectáreas de una selva casi virgen que abarca las regiones del Este y Sur del país africano. Sin embargo, a día de hoy la compañía Cam Iron tiene previsto extraer cerca de mil millones de toneladas de hierro de aquí a 25 años.

La extracción minera y la explotación de madera son grandes sectores de los que Camerún espera obtener enormes beneficios para llevar a cabo su plan de desarrollo previsto para 2035. A pesar de que este sector sea el lugar donde viven muchas comunidades rurales, produce más de un cuarto de los ingresos procedentes de la exportación de Camerún.

“Los Baka han vivido en las selvas del sur del Camerún desde hace milenios. Sus conocimientos indígenas son increíbles: tratamientos tradicionales, plantas y animales” dice David Hoyle, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, según sus siglas en inglés).

“Pero las cosas cambian. Camerún se desarrolla y el Gobierno presiona para conceder permisos de explotación minera y forestal para el desarrollo general”.

Esta política implica la llegada masiva de empresas mineras y forestales a la región, creando problema a los pigmeos Baka, tradicionales cazadores.

“Los Baka no pueden depender completamente de la selva puesto que las zonas protegidas están ahora gestionadas por instituciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza”, declaró Naah Ndobe, coordinador del Centro para el Desarrollo y el Medioambiente, una ONG con sede en Yaundé que lucha para proteger el entorno natural y los derechos de los pigmeos Baka.

“Las partes más ricas del bosque en donde tenían la costumbre de cazar y alimentarse están ahora protegidas y restringidas. Las zonas de explotación también están reservadas porque aquéllos que tienen los permisos no quieren facilitar el acceso. Se han olvidado de controlar la caza furtiva”, añadió.

Según Naan Ndobe, los habitantes originales de los bosques son ahora muy vulnerables y están privados de la tierra que han disfrutado durante generaciones.

Debido a su poco acceso a la educación, no pueden hacerse escuchar en las esferas de toma de decisiones y resulta difícil para los pigmeos luchar por sus tierras ancestrales. Una combinación de factores discriminaciones, intereses económicos y la falta de control alejan a los Baka de [algo] esencial para su existencia. David Hoyle ha trabajado con los Baka durante mucho tiempo y entiende sus frustraciones.

“Hay mucho en juego. Sus tradiciones parecen desaparecer, tienen muchas dificultades para integrarse en la sociedad, hay grandes problemas con el abuso del alcohol. Es una circunstancia triste”, continuó Hoyle.

Añadió que habría que encontrar una solución que les conviniera a los Baka al mismo tiempo que le permitiera al país desarrollar una economía emergente. Al parecer, no existe ningún medio para que los Baka conserven sus tradiciones y cultura únicas. Incluso se les priva de la posibilidad de encontrar soluciones alternativas.

Ndobe afirma que “a un Baka no le está permitido vender la caza [para] enviar a sus hijos a la escuela”. De hecho, las comunidades tienen el derecho a utilizar los productos del bosque, pero [solo] para un consumo personal.

No obstante, el Fondo Mundial para la Naturaleza ha trabajado con los miembros del Gobierno y los Baka para encontrar una solución. David Hoyle afirmó que el Fondo Mundial para la Naturaleza había negociado con el Gobierno para que otorgase a los Baka el derecho a entrar a los parques naciones de Nki y de Bouba Bek.

Se trata, en su opinión, de un gesto importante que permitirá a los Baka obtener otros productos forestales además de la madera, tales como frutos salvajes, tubérculos y plantas curativas, así como acceder a lugares de culto.

Pero Ndobe cree que una solución viable solamente puede proceder de una política de reforma completa que proteja los derechos fundamentales de los Baka. A su parecer, los pueblos indígenas deberían estar mejor protegidos en Camerún, especialmente desde que el Gobierno firmó un acuerdo con las Naciones Unidas sobre los derechos de los indígenas.

“Los Baka -prosiguió Ndobe- forman parte de las particularidades de Camerún. En la Cuenca del Congo se puede encontrar a los Batwa, los Babugo y los Babute. A lo largo del mundo hay indígenas en Latinoamérica y en Asia. Y cualquier parte tienen derechos que han de ser reconocidos”.

Ndobe puso el énfasis sobre la necesidad de que el Ejecutivo camerunés de ratifique las leyes específicas que reconocen los derechos de los Baka, citando como ejemplo los progresos alcanzados en los países vecinos como la República Centroafricana y el Congo.

Queda por ver de qué manera Camerún se comprometerá en el respeto de los derechos de sus poblaciones indígenas que representan el 1% de sus 19 millones de habitantes al mismo tiempo que mantiene el desarrollo económico. Según los Baka, se trata de un asunto de vida o muerte para su cultura y su identidad únicas.

Escrito por Ngala Killian Chimton

Publicado en Bonaberi, Camerún, el 01/08/2012.

Traducido para Fundación Sur por Simon Pierre Talula.

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