Dos bloques, dos teorías en los medios oficiales occidentales para la resolución de la ecuación postelectoral congoleña. Una situación que corre el riesgo de costar caro a la RDC enfrentada a intereses divergentes.
Cada uno posee un esquema de salida de la crisis en RDC. “Países amigos” rivalizan en ardor a la hora de la elaboración de propuestas susceptibles de conducir la situación hacia el apaciguamiento. Nada extraño en un mundo que se ha convertido en una aldea planetaria.
Desafortunadamente, los políticos congoleños se complacen en abrir brechas para la injerencia extranjera. Han gestionado mal las elecciones de 2011.
¿No tiene horror la naturaleza al vacío? Siendo ello evidente, la organización de las elecciones dobles el 28 de noviembre de 2011 ha dado lugar a contestaciones provenientes de todos los horizontes. Unos han hablado de “irregularidades”, otros de “errores”. Los más radicales han sostenido la tesis de “trampas planificadas” y de “fraudes masivos organizados”. Frente a esta indignación, los resultados han perdido todo brillo. Observadores nacionales y extranjeros han salpicado de barro el matrimonio “CENI-gobierno” en informes sulfurosos sobre la organización y dirección del conjunto del proceso electoral. Mientras unos se alegran, otros se esfuerzan en vaciar el proceso de su sustancia al desacreditarlo.
La consecuencia es perceptible a la vista del malestar de los gobiernos de los “países amigos” cuando se enfrentan a la cuestión electoral de noviembre de 2011. Entre bambalinas se elaboran planes, contradictorios, de salida de una crisis que se va agrandando.
Dos bloques en presencia
Están en primer lugar los que estiman que bastará la constitución de un nuevo gobierno para poner fin a la crisis: La mayoría formada en torno al presidente elegido se pondrá a trabajar en la gestión del país. La oposición deberá organizarse para ir elaborando una alternativa para 2016. Se verá obligada a designar un portavoz, de conformidad a la legislación en vigor.
La otra tendencia sostiene que debe buscarse un consenso nacional para que la crisis postelectoral sea reabsorbida. Para esta tendencia, las irregularidades son tales que no sería responsable designar a vencedores por un lado y a perdedores por otro; la cohesión nacional no podría soportar una exclusión seguida de una humillación de uno de los campos. Por lo tanto, para esta tendencia, los congoleños deben buscar vías y medios susceptibles de ponerse de acuerdo sobre unos mínimos que permitan alcanzar el apaciguamiento tan buscado. Sobre todo teniendo en cuenta el último informe del Centro Carter que corre el peligro de relanzar el debate sobre la legitimidad de las instituciones, al denunciar tan fuertemente la credibilidad de las elecciones.
Cierto que si los perros ladran es porque la caravana sigue avanzando. Pero si se tiene en cuenta que la clase política occidental es muy sensible a los informes de misión de su sociedad civil, se puede jurar que el debate no ha hecho más que comenzar.
Evidentemente, “los extremistas” congoleños de uno y otro bando no lo ven de ese modo. Según la posición que juegue a favor de su familia política, estos radicales la aceptan o rechazan sin examinar si está bien fundamentada. “La injerencia en la política interna de la RDC” se avanza como argumento para atemperar el ardor de “los amigos” que formulan propuestas de salida de la crisis. Los gobiernos occidentales están divididos y no han fijado una posición clara y común. La actitud expectante de los gobiernos amigos, denota, según algunos, una incomodidad.
La responsabilidad de los congoleños
Evidentemente, no basta con combatir la fiebre. Hace falta una terapia de choque para extirpar la enfermedad. El diálogo es la única vía de salida, y no puede provenir más que de los actores políticos congoleños mismos, en particular de Tshisekedi y de Kabila.
La profunda división debe servir como desencadenante de un sobresalto nacional colectivo del conjunto de la clase política. La fragilidad de la situación, las tensiones recurrentes, dominadas más o menos bien…, constituyen una interpelación que debería conducir a unos y otros a tener los ojos muy abiertos para evaluar la extensión del desastre social en el que está hundida la población y los electores futuros.
BIENVENU MARIE BAKUMANYA
(Le Potentiel 27/02/2012)
Noticia enviada y traducida por Ramón Arozarena.