La crisis libia: la Unión Africana debe elegir entre el pueblo y Kadhafi

14/04/2011 | Opinión

El fracaso de la última misión de la UA (Unión Africana) en Benghazi no es nada sorprendente. Sin embargo, ello no quita para que esta enésima prestación de pésima calidad dé qué pensar. Aunque celebrándose bajo los bombardeos, esta reunión del panel de jefes de Estado había sin embargo hecho germinar alguna esperanza. El nulo éxito casi programado de los intentos de negociación mediados por la Unión Africana es básicamente debido a tres motivos principales. Además de la configuración inapropiada de los equipos de facilitación, el enfoque y el contenido de las propuestas hechas a las partes en conflicto a menudo denotan una falta de preparación y una inconsecuencia perjudiciales para un buen diálogo.

Realmente se hubiese podido evitar otra humillación a la institución panafricana, si se hubiese sido más pragmático en la elección de los miembros del panel para Libia. ¿Esos dirigentes no han acudido en misión de rescate de su homólogo? Lo que es seguro, los emisarios africanos conocían de antemano la postura del Consejo Nacional de Transición (CNT). Los insurgentes consideran no negociable la salida del poder de Mouammar Kadhafi y su familia. A falta pues de meter presión a su homólogo para obtener de él concesiones útiles, sólo tenían que declararse incompetentes y permitir de ese modo a la UA, que no está en buena forma financiera, hacer algún ahorro útil.

La estructura embrionaria de los futuros Estados Unidos de África saldría reforzada si desmintiese a todos aquellos que ya no creen en ella, haciendo al menos prueba de realismo en sus futuras intervenciones. ¿Por qué no debería acudir a antiguos jefes de estado africanos que tienen el valor de opinar y que pueden tener la audacia de decirle la verdad al Guía libio precisamente porque ya no están en el poder? Ya que al contrario que ciertos presidentes en ejercicio, personalidades del calado de Alpha Omar Konaré, Joaquim Chissano, por citar sólo estos dos ejemplos, estarían más a gusto para hacer razonar al «Rey de Reyes» de África, haciéndole percibir el abismo que existe entre los atributos de un jefe tradicional y los deberes de un presidente de un Estado de derecho.

La UA no debe transigir de ninguna manera sobre las nuevas esperanzas de los pueblos de África. No debe complacerse más en el apoyo indefectible y sistemático a los dirigentes, para gran perjuicio de los pueblos martirizados. La UA todavía está a tiempo de rectificar eligiendo proteger al pueblo libio y no al jefe del Estado libio, al que podrá entonces evitar un triste final como el de Laurent Gbagbo, presidente saliente de Costa de Marfil. Este último también hizo oídos sordos a las distintas propuestas de salida honrosa que se le hicieron, creyendo poder retrasar los hechos indefinidamente y darle un giro a su favor a la situación mediante la astucia. No contaba con la determinación de los occidentales y de la comunidad internacional de acompañar a la democracia en África.

Juste PATOIN

Le Pays, Burkina Faso, 12 de Abril de 2011.

Traducido por Juan Carlos Ferreira Iglesias.

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