El violento conflicto en el territorio de Rutshuru, en la República Democrática del Congo (RDC), ha intensificado la crisis del agua para miles de personas que se vieron obligadas a huir, y ha dejado a las comunidades con dificultades para acceder a los recursos esenciales.
Las comunidades desplazadas en Nyiragongo luchan contra una grave escasez de agua, dependiendo de fuentes contaminadas al tiempo que el conflicto se intensifica y las necesidades humanitarias no son atendidas.
A tan solo 15 kilómetros de Goma, la capital provincial de Kivu Norte, Nyiragongo se ha convertido en un refugio temporal para muchas personas que huyen de la violencia; mientras una grave escasez de agua potable pone aún más a prueba su supervivencia.*
La escasez de agua potable obliga a los residentes del campamento a depender de fuentes contaminadas, aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la disentería. Estas enfermedades se propagan rápidamente en condiciones insalubres, empeorando tanto la salud como la seguridad de las personas desplazadas. Las clínicas dentro de los campamentos están desbordadas y los suministros médicos están disminuyendo.
«La situación es crítica«, informa un trabajador humanitario local que pidió el anonimato, “la gente está enfermando y sin acceso a agua potable las condiciones solo empeorarán. Nuestros recursos sanitarios están agotados y muchos sufren innecesariamente”.
La falta de agua potable complica aún más la higiene básica y contribuye a la propagación de enfermedades. Muchas familias utilizan agua contaminada para cocinar y lavar, lo que intensifica la crisis sanitaria. Según un informe reciente de la OMS (19 de diciembre de 2023), los desplazados internos disponen de aproximadamente dos litros de agua por persona y día, muy por debajo del mínimo recomendado de 15 litros. Desde principios de 2023, se han registrado más de 30.000 casos de cólera en Kivu Norte, donde residen ahora más de dos millones de desplazados.
La carga financiera del agua
Cuando hay agua disponible, tiene un precio que muchos no pueden permitirse. Las personas desplazadas pagan 500 francos congoleños (unos 0,18 dólares estadounidenses) por bidón, una cantidad considerable para las familias que han perdido sus hogares y sus medios de vida.
“Puede parecer poco, pero cuando no tienes nada, es un gasto significativo”, comenta Dushimwe, un residente de 18 años, del campamento de desplazados de Nyabanda.
Además de la presión financiera, los residentes a menudo pasan horas esperando en la cola para obtener agua, tiempo que podría ser empleado para encontrar comida o trabajo. La carga de acceder al agua se suma a las dificultades económicas que enfrentan las familias desplazadas.
Dificultades de los residentes
“Llevamos más de una semana sin agua potable”, cuenta Tushimwe, residente del campamento de Nyiragongo. El agua, que a menudo proviene del lago Kivu en Goma y llevada 15 kilómetros hasta Kanyarutshinya, es de difícil acceso.
Otra residente, Neema, comparte su experiencia: “Me levanto a las 6 a.m. para buscar agua, pero a las 11 a.m., todavía estoy esperando. Llegan soldados y cortan la cola, trayendo sus bidones. No sabemos dónde conseguir agua de ONGs, por lo que muchas personas caminan hasta dos kilómetros en busca de agua potable. Es insoportable”.
Los problemas logísticos y de seguridad han interrumpido la distribución de agua. Incluso cuando se distribuye agua, a menudo es insuficiente para las necesidades del campamento, dejando a muchos residentes sin acceso.
Llamadas a ayuda internacional
Las personas desplazadas en Nyiragongo necesitan ayuda urgentemente. “Necesitamos ayuda”, comenta Andre, un residente del campamento de Nyabanda. “El agua potable es esencial para la supervivencia y nos estamos quedando sin opciones”.
La crisis humanitaria exige una acción inmediata y coordinada. Se está pidiendo a organizaciones y gobiernos que aumenten la ayuda e implementen soluciones sostenibles, como establecer una infraestructura para el acceso al agua potable. Una rápida intervención es crucial para evitar un mayor sufrimiento y apoyar a las poblaciones desplazadas mientras reconstruyen sus vidas.
Se necesita una acción inmediata para prevenir una crisis sanitaria
A medida que las condiciones en Nyiragongo empeoran, la acción inmediata es crucial. Abordar la crisis del agua aliviará el sufrimiento de las personas desplazadas y ayudará a prevenir una catástrofe sanitaria a gran escala. Organizaciones internacionales, gobiernos locales y agencias humanitarias deben colaborar para brindar ayuda de emergencia y soluciones a largo plazo. Si no se interviene con prontitud, la situación podría agravarse y convertirse en una grave crisis sanitaria con consecuencias devastadoras para las, ya vulnerables, comunidades desplazadas. El apoyo internacional es vital para defender el básico derecho humano al agua potable y evitar más desastres humanitarios.
Fuente: Nile Basin Media Network
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[CIDAF-UCM]