La congoleña, defensora de los derechos humanos, fundadora de centros de refugiados y de una organización para ayudar a las víctimas de la guerra y la violación, Rebecca Masika Katsuva, ha muerto repentinamente a los 49 años, de malaria. Era conocida cariñosamente por muchos como «Mama Masika». Atacada y violada durante las guerras que asolaron la República Democrática del Congo (RDC), pasó a la acción luchando contra la violación como arma de guerra y fundó una organización para ayudar a los que habían pasado por experiencias similares a la suya.
Hija de Sifa Mbunzu y Alfonse Katuba Kamate, nació en Katana, una pequeña y frondosa ciudad al sur de Kivu, en el este de la RDC. No uso su nombre de pila, Rebecca, ya que a partir de 1971, bajo el presidente Mobutu Sese Seko, se convirtió en delito para el pueblo congoleño el utilizar nombres occidentales. Se casó con Bosco Katsuva, un comerciante que viajaba de forma habitual por negocios, mientras que Masika se ocupó de la tienda que tenían. Llevaban un cómodo estilo de vida de clase media.
El este del Congo estaba en el centro del conflicto que se re intensificó en 1998 y, en ese año, unos hombres con uniformes y armas de fuego irrumpieron en el hogar de los Katsuva. Saquearon las posesiones de la familia, mataron a Bosco, y violaron a Masika y a sus dos hijas, que entonces tenían 9 y 13 años. A raíz del ataque, Masika fue desposeída de los bienes de su marido y expulsada por su familia política. Pasó 6 meses en el hospital recuperándose de sus heridas; y sus dos hijas quedaron embarazadas como consecuencia de las agresiones.
A pesar de esto, se mantuvo firme y resistente. Al año siguiente abrió su casa como un centro de acogida para supervivientes de violación, de guerra y sus familias. Viajó a pueblos que habían sido atacados para encontrar otros supervivientes que necesitaran ayuda. Cuando tuvo los fondos necesarios alquiló un terreno, donde comenzó a trabajar con los supervivientes en la preparación de las semillas molidas y plantando cultivos para vender.
La organización de Masika creció y en 2002 pasó a llamarse “Association des Personnes Déshéritées Unies pour le Développement (APDUD). Ahora, hay alrededor de 50 casas que ofrecen refugio y ayuda a las víctimas de la guerra y la violación, un lugar para dar a luz, criar a los hijos y poder comunicarse.
Masika se ha asegurado con su trabajo y sus campañas que estos hechos han llegado a oídos de cooperantes, organizaciones internacionales, la diáspora congoleña y todos aquellos que están trabajando para poner fin al uso de la violación como arma de guerra. Masika adoptó 18 niños nacidos de agresiones sexuales.
Su madre ayudó en la APDUD, hasta que ella fue violada y asesinada. Estos fueron los años en que ser mujer en el Congo era tan peligroso como ser un miembro de una milicia armada; un número incontable murieron o quedaron discapacitadas, desplazadas, traumatizadas y embarazadas.
En 2009, un grupo de la milicia fue a buscar Masika porque ella había estado hablando acerca de sus ataques a las mujeres congoleñas. La violaron y golpearon de nuevo. Era la cuarta vez que había sido violada por soldados rebeldes desde 1998. Pero Masika todavía se mantenía llena de esperanza. A principios del año pasado, me dijo: «Vava, necesitamos máquinas de coser. Teníamos cinco; tres se han roto y una la han robado. «Prometí enviar alguna. Cuando telefoneé de nuevo unos meses más tarde, ella me pidió que me concentrara en conseguir que una furgoneta. Me explicó que necesitaban algo para ayudarles llevar su cosecha desde la granja hasta el mercado.
En 2010, Masika recibió el premio Ginetta Sagan de Amnistía Internacional para los derechos de las mujeres y los niños, junto con una donación de 10.000 US $, en reconocimiento a «la capacidad de una mujer para hacer un cambio tangible y positivo entre el caos y la inseguridad».
Conocí, por primera vez, a Masika ese año, cuando unos amigos me pidieron que les tradujera un video traído de la provincia de Kivu Sur, en el que ella hablaba sobre sus experiencias. La historia nos dejó totalmente conmocionados y decididos a hacer algo. El vídeo se convirtió en un documental de YouTube: Violación en el Congo, que escenificaba calvario sufrido por Masika en un barrio de Londres usando actores blancos. Quisimos hacer una simple pregunta: si esto era inaceptable en Londres, ¿por qué se permitía que sucediera en el Congo?
En 2013 Masika fue el tema del documental de Fiona Lloyd-Davies, “Seeds of Hope” (semillas de esperanza), que se presentó en la Cumbre Mundial para eliminar la violencia sexual en los conflictos, celebrada en Londres en 2014.
Rebecca Masika Katsuva, defensora de los derechos humanos, nació el 26 de mayo de 1966 y murió el 2 de de febrero de este año.
theguardian.com
Fundación Sur