La complicidad de muchas ONG en África y en el mundo.

26/09/2016 | Editorial

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) han estado presentes en los asuntos internacionales desde la segunda mitad del siglo XIX. En 1840 se reunió la Convención Mundial contra la Esclavitud que activó la movilización internacional para acabar con el comercio de esclavos y el nacimiento de varias ONG.

Ahora las ONGs se ocupan de una gran variedad de cuestiones y causas, entre las que predomina siempre la ayuda de emergencia y los asuntos humanitarios.

Las ONGs tienen ahora un papel más oficial que nunca en cuerpos internacionales como las Naciones Unidas (ONU), la UE, etc. Las ONGs son militantes, efectivas y disponen de un amplio apoyo económico, incluso de muchos gobiernos. Su actividad permite los contactos y los acuerdos transfronterizos sin que los gobiernos se vean involucrados. Son aceptadas como parte de las relaciones internacionales, y al influir sobre las políticas nacionales y multilaterales, adquieren cada vez un mayor protagonismo.

En la UE, en África y en otros Continentes el desarrollo de las ONGs en la última década ha sido espectacular y pueden desarrollar programas de cooperación al desarrollo, la sanidad, la educación y el bienestar. Aunque el papel más característico de la mayoría de las ONGs es el servicio humanitario, o la ayuda asistencial.

La cuestión relevante es: ¿por qué se han multiplicado de forma espectacular las ONG, sobre todo en África, mientras aumentan al mismo tiempo la desigualdad social, el control y el abuso de los recursos africanos, por parte de los poderes financieros?

Otra pregunta importante: ¿por qué existe tanta duplicidad en los servicios y tanto trabajo en paralelo entre las ONGs, en vez de un trabajo más colaborativo?

Y, ¿por qué en vez de trabajar para dejar de ser necesarias, las ONGs siguen multiplicándose, contribuyendo a perpetuar el síndrome de dependencia y de complicidad con el sistema financiero actual?

¿Por qué las grandes ONGs de la ONU y las internacionales cuentan con el apoyo económico constante de los gobiernos y poderes financieros?

En África del Este existen unas 640 ONGs. En Uganda solamente hay unas 430, aunque trabajando sobre el terreno con cierto impacto, observamos unas 15. Las más valoradas por la población son: Manos Unidas, Caritas, SRJ, Trocaire, Missio y Misereor.

Recientemente se han multiplicado dos buenos informes sobre la situación de los CIE en Madrid (Karibu) y en España (Servicio jesuita a migrantes), que reflejan una gran inversión en favor de los refugiados, pero en paralelo.
Estos informes hablan sobre los refugiados y las personas vulnerables y vulnerabilidades. Contienen un gran valor informativo, de sensibilización y de educación sobre su situación inhumana en nuestra propia sociedad y sobre los Derechos Humanos.

Pero es necesario hacerse preguntas más fundamentales: ¿por qué nos llegan tantos refugiados, sobre todo africanos, que huyen de las guerras, violencia y de la falta de oportunidades?

¿Qué gobiernos y poderes financieros hacen la vida imposible a tantas personas africanas en sus propios países de origen?

¿Por qué es necesario asistir a tantas personas vulnerables, con ayuda humanitaria urgente, en un mundo donde existen los recursos necesarios para que todos vivan dignamente?

¿Quién sigue acaparando más y más tierras y recursos en África, hasta formar imperios financieros, privando a los propios trabajadores de un salario justo y a la mayoría de la sociedad de una vida digna? “Las grandes fortunas siempre se amasan a costa de los pobres”, decía el profeta Amos en el A.T.

¿Por qué toleramos que muchos líderes de guante blanco, pero corruptos, sigan gestionando nuestros propios recursos?

Con demasiada frecuencia, observamos como los gobernantes y poderosos se deleitan en ofrecer públicamente grandes “regalos” para alguna causa humanitaria (ONGs), a costa del salario de sus trabajadores, e incluso privando de la tierra y el pan diario a los más vulnerables.

¿Por qué existe tanta ayuda humanitaria y tan poca justicia social?
La mejor asistencia a las personas empobrecidas es un poco más de justicia solidaria, para que no sea necesaria tanta ayuda asistencial constante.

Siempre habrá algunos desastres naturales donde sea necesaria toda nuestra ayuda solidaria.
Pero lo importante es trabajar por un nuevo desarrollo sostenible para todos, y por un mundo más justo y solidario, donde todas las personas puedan trabajar por lo necesario para vivir en dignidad y armonía social.

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