La ciénaga del desarrollo político en Sudán (parte 1)

19/06/2018 | Opinión

sudan-mapa.jpgLo menos unificado y menos constructivo del proceso que generó la estrategia de «aterrizaje suave», desarrollada por la comunidad internacional encabezada por los Estados Unidos (EE.UU.) para poner fin al atolladero político de Sudán, ha llevado a prestar menos atención a las cuestiones críticas, ha producido objetivos y metas contradictorios y causado falta de priorización u honestidad sobre el costo y las compensaciones para lograr las aspiraciones del pueblo sudanés. No parece que hayamos aprendido nada de la lección de Sudán del Sur. El Acuerdo General de Paz (CPA) fracasó en lograr la paz e influir en el desarrollo, porque dependía principalmente de élites militares que tenían entonces el poder e ignoraban por completo a las organizaciones cívicas y políticas.

La estrategia de «aterrizaje suave» define el desafío en cómo conseguir un avance significativo en las negociaciones entre el gobierno y los grupos rebeldes; algo que no ha logrado hasta ahora en todas las mesas redondas celebradas en capitales europeas y africanas: París, Berlín y Addis Abeba. Su objetivo es lograr un gran avance en esas reuniones, que permita a Sudán alcanzar un acuerdo de paz. Cuanto más tropiezan esos esfuerzos, más fracasa la comunidad internacional en cuestionar su propio enjuiciamento: ¿el bajo rendimientos es resultado o causa de ese prolongado dilema político?

Una de las principals causas de este bajo rendimiento y del fracaso de los actores políticos (inter) nacionales para lograr algún resultado es el mal diseño del proceso de paz que ignora los siguientes problemas principales:

– El sistema funciona a favor de los políticamente poderosos, principalmente de aquellos que tienen una voz más fuerte, ya sea del gobierno o de la oposición del norte.

– Reduce el debate dentro de límites estrictos: los de los «líderes rebeldes» y la «vieja liga» de élites centristas deseosos de llegar a un compromiso con el régimen, contribuyendo así a afianzar el status quo, y…

– dejando de lado perspectivas que favorecen a la mayoría silenciosa del pueblo sudanés, principalmente los jóvenes, los desplazados internos y los grupos marginados.

Para crear una visión de una realidad diferente, necesitamos encontrar mejores formas de analizar la raíz del mal y del buen rendimiento: El estrago no lo causa la ausencia de orden, sino una política ejecutada de forma desordenada.

En lugar de coaccionar a los líderes revolucionarios/rebeldes o persuadir a los líderes políticos para que se unan al régimen de Jartum, algo similar a ordenar a soldados que marchen sobre un puente, a sabiendas de que está a punto de romperse, la comunidad internacional debería ayudar al gobierno civil sudanés a desarrollar una estrategia con la que puedan enfrentarse a la situación que se avecina. Un vacío de poder está ya en camino, y no solo será peligroso para Sudán, sino que también será desastroso para todo el cinturón de Sudán. Algo que definitivamente tendrá efectos secundarios que alcanzarán las profundidades de Europa. La comunidad internacional no puede ni debe confiar la lucha contra el terrorismo a un régimen que cometió horrendas atrocidades contra su propio pueblo, ni contratar a las milicias que han causado el desplazamiento de un tercio de la población de Darfur, con el control de la trata de personas. Esto parece más de un dilema moral que incompetencia intelectual.

El pueblo sudanés no está buscando la ayuda de los Estados Unidos en particular o de la comunidad europea para desmantelar al corrupto y criminal gobierno de Sudán, sino que está buscando la ayuda de los líderes del «mundo libre» para apoyar a la comunidad civil y política, cuyos esfuerzos han sido completamente debilitados por las elites egocéntricas que buscan los beneficios al adoptar ciegamente políticas económicas liberales que no tienen otra finalidad que deslegitimar al estado y despolitizar a la sociedad; creando de esta forma un vacío de poder cuyos parámetros obstaculizan la habilidad del líder político más astuto y genuino para identificar una visión que pueda conectar con los valores y necesidades de las personas. No es que el régimen sea poderoso, es el hecho de que busca refugio en el lema, «estás con nosotros o en contra de nosotros». Nadie estaba lo suficientemente decidido o comprometido como para eliminarlo, siempre y cuando disfrutaba de impunidad de los actores internacionales que denuncian sus actos en público y elogian en privado su colaboración contra las «fuerzas del mal».

Waleed Adam Mousa

*El autor doctor en Gobernanza y Desarrollo Internacional y fundador y presidente de Sudán Policy Forum

Fuente: Sudan Tribune

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]


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