La capital de la República Centroafricana, Bangui, redescubre los placeres de la noche.

16/09/2014 | Crónicas y reportajes

En el “Songo Night”, en los “Zammours” o en el “barrio de los pecados”, la noche de Bangui vibra de nuevo en los bares, salas de baile y otras discotecas que reabren en los barrios, señal de la progresiva normalización en curso en la capital centroafricana.
“Aquí, ¡se abre las 24 horas! suelta Yvon Sanga, un estudiante. Aquí, está el “Kadam Kadam”, uno de los numerosos “bares-salas de baile” del segundo distrito de Bangui.

Los clientes charlan alrededor de pescados y pollos a la brasa, regados con cerveza. Allí se contonean hasta el alba, al ritmo de bailes como el ndombolo congoleño, el coupé-décalé (1) costamarfileño y los rhythm and blues americanos. Entre los efluvios de alcohol y los berridos de los juerguistas, parece que la crisis queda lejos.
Bangui va visiblemente mejor, tras meses de terribles impuestos, de linchamientos y de saqueos, con el trasfondo de la persecución llevada a cabo por los habitantes musulmanes integrados en la antigua rebelión Séléka (2).

Después de la reanudación general de la actividad, el renacimiento de una vida nocturna da testimonio de una paulatina mejora de la seguridad en estos tres últimos meses. Los ciudadanos de Bangui redescubren la noche y sus placeres, sus amores pasajeros y lugares de perdición.

El toque de queda, que está vigente en toda la extensión del territorio desde la medianoche hasta las 5 de la mañana, sólo se respeta en los barrios más afectados por la violencia.

En el “campo de tiro”.

“Tenemos el privilegio de estar próximos al centro de la ciudad. Es un sector que no ha resultado tan perturbado por los acontecimientos”, se congratula Hélène Mballa, una joven y guapa camerunesa, bajos los rojos neones del “Kadam Kadam”.

“Aquí se está bien si los gendarmes y policías centroafricanos no nos molestan con sus patrullas intempestivas”, explica Yvon, el estudiante. Las fuerzas del orden, “no han perdido los buena costumbres” de extorsionar a la gente. “Cuando los rebeldes Séléka invadieron Bangui, permanecieron escondidos. Hay que estar atentos a las las patrullas mixtas”, prosigue, mientras que militares burundeses de las Fuerzas de la Unión Africana y algunos policías centroafricanos hacen su aparición al final de la calle.

El “Songo Night” y “La Plantation”, son dos de las principales discotecas. Hay también bares-salas de baile como el “Mbi Yé”, “Plus o moins”, (Más o menos) “Bodega de la Paix”, (Cueva de la Paz) “Bisso na Bisso” o incluso “Sélection” en el barrio Bruselas (segundo distrito), donde la explosión de una granada en junio sembró el pánico.
Algunos establecimientos, muy frecuentados, abren a las 9 de la mañana y cierran muy tarde en la noche. Los clientes dicen estar tranquilos por la presencia de las fuerzas internacionales, como la EUFOR- RCA y la MISCA, que recibió el apoyo de las tropas francesas en la Operación Sangaris (3).

“¿Véis estos vehículos 4×4 con los colores de la Unión Europea y con pesadas ametralladoras? Son georgianos de la EUFOR. Los franceses de la Operación Sangaris apenas pasan por aquí. Entre todos aseguran el quinto distrito y la noche ha cobrado vida aquí en Miskine”, explica Josée Penguélé, un comerciante.

“Uno puede quedarse en la “Bodega de los amigos” hasta las 21 horas, incluso hasta la 22 horas”, sonríe.

Miskine fue sin embargo, uno de los barrios más tocados por la violencia intercomunitaria, que provocaron decenas de muertes y el éxodo de los musulmanes. Fiel testimonio de ello son las como casas destruidas.

Las malas hierbas invadieron sus ruinas y muros calcinados. “Se ha convertido en un campo de tiro”, bromea con un aire burlón Guy, un proxeneta del barrio. “Quienes no tienen la posibilidad de ir a los lugares apropiados acuerdan y reciben allí mismo los servicios requeridos”.

“El corredor de la muerte”.

Un único barrio queda sumergido en el silencio y el miedo a la caída del sol: el PK5, último enclave musulmán de la capital donde los habitantes viven siempre bajo la amenaza de los asesinatos y los linchamientos de las milicias anti-balaka (4).

“Aquí en otro tiempo hubo buen ambiente”, cuenta Aubin Bangué, ejecutivo del ámbito de la sanidad, que no oculta su nostalgia por “las mamás koloutous (de amplias caderas), las “sépélé” (jóvenes delgadas y esbeltas), las competentes (mujeres de negocios) y las piratas (conocidas por desplumar a sus clientes”.

“En el PK5, teníamos las mejores chavalas de Bangui. Las había para todos los bolsillos, cada uno podía encontrar aquel servicio acordó a su nivel económico, añora Alain Kossingou, mecánico.
“Hoy en día es el corredor de la muerte”, advierte Alain. Aventurarse de noche en el PK5, es arriesgarse a ser secuestrado, muerto, torturado o a desaparecer definitivamente.

(1) Un baile que surgió en las discotecas de París frecuentadas por migrantes costamarfileños que lo popularizaron durante la guerra civil de 2002-2004, como una manera de reivindicar su hastío por la la situación de su país. Su significado podría traducirse por “cógelo y vete”.

(2) Rebelión que tuvo lugar entre los años 2012-2013, entre las milicias Séléka (“coalición” en lengua sango, integradas por mercenarios mayoritariamente musulmanes de origen chadiano, libio y sudanés) y las tropas gubernamentales (de mayoría cristiana). Los Séleka acusaban al gobierno de haber incumplido el acuerdo de 2007 que puso fin a la guerra civil de 2004. Aquéllos asolaron Bangui y derrocaron al presidente Bozizé que hubo exiliarse a la República Democrática del Congo. Se erigió en presidente el líder rebelde Michel Djotodia, cuyo mandato no ha sido reconocido por la Unión Africana, más que como “jefe de Estado de la transición”, hasta la convocatoria de nuevas elecciones.

(3) EUFOR-RCA es una misión de la UE, que opera en la República Centroafricana y en Chad desde 2007 a través de una Fuerza multinacional de acción rápida. La MISCA es el acrónimo francés (Mission internationale de soutien à la Centrafrique sous conduite africaine) Misión Internacional de Apoyo a la República Centroafricana bajo dirección africana). Se trata de una Misión de Mantenimiento de la Paz (bajo mandato del Consejo de Seguridad de la ONU) llevada a cabo por la Unión Africana, establecida tras la rebelión Séléka, y cuyo establecimiento coincide en el tiempo con la Operación Sangaris, que es el nombre la operación militar francesa entre los días 5 a 8 de diciembre de 2013 en apoyo de la MISCA. Recibe el nombre de una mariposa africana ((Cymothoe sangaris) para identificar la brevedad de la intervención francesa con la corta vida de lepidótero.

(4) Se trata de milicias creadas a instancias del depuesto presidente Bozizé, que rivalizan con las milicias Séléka. Aunque se dice que aquéllas son de mayoría cristiana, para presentar el enfrentamiento como un conflicto interreligioso, en realidad son animistas. En lengua mandja, anti-Balaka, sería “anti-machete”.

Fuente SlateAfrique Fundación Sur

Traducción y Notas . Antonio Vázquez

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