Se ha dicho, y esta es la estrategia de la Unión Europea, que la solución al problema de la emigración sería la ayuda al desarrollo. Desarrollar las economías africanas podría ser la solución, a largo término, y sin duda es necesaria. Pero a corto término no parece que sea eficaz En efecto, un estudio en Etiopía cuestiona la estrategia de la Unión Europea.
¿Qué estrategia sigue la UE?
El blindaje de las fronteras a través de mecanismos directos e indirectos (como la externalización del control a países terceros) y el despliegue de programas de ayuda, orientados a ofrecer medios de vida alternativos a la emigración. En ambos casos, el propósito simple es evitar la llegada de más inmigrantes y solicitantes de asilo.
¿En qué medida son eficaces estas políticas?
Precisamente para contestar a esta pregunta, el ente británico Overseas Development Institute puso en marcha una serie de investigaciones, en 2016. Como consecuencia de estas investigaciones ha publicado dos informes:
En el primero ponía en tela de juicio las políticas europeas de frontera.
En el segundo, publicado hace unos meses, pone en tela de juicio que la ayuda al desarrollo y las políticas de reasentamiento tengan un efecto inmediato en reducir la emigración.
¿Cuáles son las conclusiones de estos dos informes?
Etiopía, y unos pocos países más, constituyen un primer espacio de refugio para millones de emigrantes, a pesar de las dificultades económicas y de integración a las que deben hacer frente.
Los programas para fortalecer los medios de los refugiados permiten a las familias mantener la cabeza fuera del agua, pero no son suficientes para detener el proyecto migratorio.
La única vía segura para reducir las pulsiones de emigración irregular es ofrecer alternativas legales para llegar a los países de destino.
En conclusión
Las políticas migratorias de la UE esconden una estrategia fallida. Y en el peor de los casos ocultan el objetivo real de las ayudas, que es comprar la colaboración policial de los Estados de origen y tránsito. Se requiere un debate público sobre el tema y el informe del Overseas Development Institute parece ser un paso en la dirección correcta.