La ayuda a África ¿Dan los países desarrollados demasiado?

16/12/2009 | Opinión

Para Anthony Bouthelier, presidente delegado del CIAN, el éxito de Dead aid (ayuda nefasta) de Dambisa Moyo, es revelador de una oposición africana a la ayuda al continente. Su punto de vista:

No se trata de la idea que tenía Cartier de las colonias puesto que, según él, las colonias eran demasiado caras, pero confirman dos ideas:

El fracaso de la ayuda es evidente desde hace tiempo. El continente africano es una de las escasas partes del mundo que ha ido hacia atrás en los últimos decenios. La cantidad de gente pobre se ha triplicado. Guinea, en los años cincuenta, tenía un PIB superior al de Malasia… Hay multitud de ejemplos que constatan que no son los países con más ayuda los que consiguen más éxito a la hora de reducir la pobreza.

De hecho, la segunda constatación de Dambisa Moyo va más allá del simple fracaso y subraya que las ayudas agravan la pobreza. Podemos, así mismo, poner en tela de juicio la supuesta maldición petrolífera de los Estado africanos que, se supone, debían ser ricos gracias a los hidrocarburos. La ayuda así como los ingresos extraídos del subsuelo terrestre o marino, son controlados por un puñado de individuos que no otorgan un régimen especial a las ayudas, con el falso pretexto de que las ayudas son fruto de la generosidad de los contribuyentes del Norte.

En este contexto, la estupidez de los países del Norte de consagrar el 0,7% de su PIB para las ayudas, resulta importante. La ayuda es nociva y los que se aproximan a este porcentaje no deberían ser felicitados sino todo lo contrario. Sinceramente, estas medidas abruman, ya que se ve bien que el juicio no se hace en función de la eficacia de las ayudas lo único que quieren los países es llegar al 0,7%, tener la “conciencia tranquila” y poder dormir placidamente. Poco importa que esos fondos se destinen a aumentar fortunas en paraísos fiscales o se dirijan a manos de agentes inmobiliarios de París, Londres o Nueva York.

Lo más interesante del panfleto de la joven de Zambia es que testimonia que África es consciente de esto desde hace tiempo. Cuando el CIAN fue invitado por los británicos, para participar, cuando se tratase el tema del continente africano, en la cumbre del G8 en Gleneagles, fuimos testigos de una relevante exposición, por parte de Uganda, titulada: “Dejad de ayudar. ¡Esto infantiliza África!”.

Entonces, ¿quién defiende la ayuda en su forma actual? Los socios capitalistas, consultores, ONG… todos, posicionados en el bando de “siempre más” y, en su mayoría, ciudadanos de países del norte. ¿No se dice que el Banco Mundial es una máquina que da de comer a los consultores occidentales?

Nadie propone agotar los recursos africanos, aunque estén mal utilizados, y la provocación de Dambisa Moyo de acabar con la ayuda pública no se debe tomar al pie de la letra. Existen otros caminos, como demuestran las medidas asiáticas.

Escuchemos esas voces africanas que saben que no hay mejor creador de riqueza que las empresas pero, ¿por cuánto tiempo más los “ayudantes” solo se van a centrar en las sumas desembolsadas dejando a un lado la cultura y los métodos?

Anthony Bouthelier

* Anthony Bouthelier es el presidente delegado del CIAN (Consejo francés de inversores en África.)

* Aide fatale, Dambisa Moyo, Ed Lattes, septiembre 2009.

Publicado en Les Afriques, el 20 de noviembre de 2009.

Traducido por Victoria Pastor, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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