La apropiación de tierra por parte de los inversores extranjeros en los países en desarrollo es “políticamente inaceptable”

5/05/2009 | Crónicas y reportajes

En respuesta a la crisis alimentaria global, países como China, Corea y los Emiratos Árabes Unidos están comprando o intentando comprar tierra agrícola en países pobres para cubrir las demandas alimenticias de sus propias poblaciones. Pero el Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias advierte que mientras que la inversión extranjera puede suponer un recurso clave para la agricultura, incluido el desarrollo de la necesitada infraestructura y expansión de las opciones de vida para la gente del país, la inversión extranjera en tierra cultivable puede ser políticamente inaceptable.

La adquisición de tierra tiene el potencial de aumentar la inversión en la agricultura y las zonas rurales en los países en desarrollo, pero a la vez hace surgir la preocupación por el impacto que pueda tener sobre los agricultores a pequeña escala.

Un nuevo informe del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias, IFPRI, arroja luz sobre este polémico asunto y ofrece recomendaciones para salvaguardar los intereses de la gente afectada.

Según el IFPRI, las crecientes presiones sobre recursos naturales, escasez de agua y restricciones a la exportación impuestas por los grandes productores, cuando los precios de los alimentos son altos, y la creciente desconfianza en el funcionamiento de los mercados globales y regionales, han empujado a los países escasos de tierra y agua a encontrar medios alternativos de producir alimentos.

Estas adquisiciones de tierra tienen el potencial de inyectar una inversión muy necesitada en la agricultura y las zonas rurales de los países pobres en desarrollo, pero también preocupa el impacto que pueda tener en la gente pobre del país, que se arriesga a perder el acceso a, y el control de, la tierra de la que dependen.

Es crucial asegurar que estos acuerdos sobre la tierra y el ambiente en el que tienen lugar, están diseñados de tal forma que reducirán las amenazas y facilitarán las oportunidades para todas las partes implicadas.

Los países importadores de alimentos, con limitación de tierra y agua, pero ricos en capital, como los estados del Golfo, son los primeros en invertir en tierras de cultivo en el extranjero.

Además, los países con grandes poblaciones y preocupación por su seguridad alimentaria, como China, Corea del Sur e India, buscan oportunidades de producir alimentos en el exterior.

Estas inversiones están dirigidas hacia los países en desarrollo, donde los costes de producción son mucho más bajos y donde la tierra y el agua son más abundantes.

Otros factores que influyen en la inversión son la proximidad geográfica y las condiciones climáticas para las preferidas cosechas de alimentos básicos.

Además de adquirir tierra para tener alimentos, muchos países buscan tierra para producir cosechas de bio-fuel.

Muchos gobiernos, ya sea directamente o a través de entidades propiedad del gobierno o asociaciones publico-privadas, están en negociaciones, o ya han cerrado acuerdos, sobre contratos de arrendamiento, concesión o adquisición de tierra cultivable en el extranjero.

La extensión y términos de los contratos difieren mucho. Algunos acuerdos no implican adquisición directa de tierra, pero pretenden asegurar el abastecimiento de alimentos mediante contratos de explotación e inversión en las infraestructuras rurales y agrícolas, como sistemas de riego y carreteras.

En décadas anteriores, la adquisición de tierra en el extranjero ha estado motivada por la obtención de beneficios del sector privado en países en desarrollo y a menudo se centraba en cultivos industriales tropicales perennes, más que en alimentos básicos.

Aun así, el fenómeno de invertir para asegurar el abastecimiento de alimentos no es completamente nuevo. Japón, por ejemplo, empezó a invertir en terrenos de cultivo hace un siglo y sus parcelas en el exterior son ahora tres veces más grandes que las tierras de cultivables de su territorio nacional.

China empezó a arrendar tierra para la producción de alimentos en Cuba y Méjico hace 10 años y sigue buscando nuevas oportunidades para alimentar a su enorme población.

Acuerdos transnacionales más recientes sobre la tierra son, en parte, un efecto de la enormemente cambiante valoración de la tierra y el agua.

Unos precios más altos de los productos agrícolas dan como resultado, por lo general, precios más altos de la tierra, porque la expectación de rendimiento de la tierra aumenta, cuando aumentan los beneficios por unidad de tierra.

Dado que la crisis alimentaria ha aumentado la competitividad por los recursos de tierra y agua para la agricultura, no sorprende que los precios de la tierra cultivable hayan aumentado por todo el mundo, en los últimos años.

Sólo en 2007, los precios de la tierra cultivable han subido un 16 % en Brasil, un 31 % en Polonia y un 15 % en el oeste de los Estados Unidos.

En muchos países, los recursos acuíferos desarrollados están completamente en uso, pero se espera que la demanda agrícola de agua aumente drásticamente en el futuro.

Aunque la inversión adicional en agricultura en los países en desarrollo por parte del sector privado y público debería ser bienvenida en un principio, la escala, los términos y la velocidad de la adquisición de la tierra han provocado la oposición en algunos países.

Según nuevos informes, Filipinas bloqueó un contrato de tierras con China por preocupaciones sobre la validez de sus términos y legalidad, así como su impacto en la seguridad alimenticia nacional. Los mozambiqueños se han resistido al asentamiento de miles de trabajadores agrícolas chinos en terrenos alquilados, una situación que limitaría la implicación de la mano de obra local en las nuevas inversiones agrícolas. En Madagascar, las negociaciones con Daewoo Logistics Corporation, para arrendar 1.3 millones de hectáreas de tierra, para cultivar maíz y aceite de palma, supuestamente han tenido su peso en la crisis política que ha terminado con el derrocamiento del gobierno en 2009.

Henry Neondo

Publicado en Africa Science News Service. 30-04-09)

Para más información visitar el informe:

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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