Puede ser que a base de doctrina, se coadyuve en la tarea de concienciar y que este propósito, pueda delinear los planteamientos éticos que requiere y necesita la humanidad para de una vez por todas entender, pues ya percibe, el daño que infringe a la tierra, no obstante apreciarlo, se niega a participar pedagógicamente de soluciones prácticas para su cuidado, con lo cual las diferentes confesiones religiosas ocupan parte de su dinámica de fe y convicción en hacer llamados reiterativos a los colectivos humanos que siguen su discurso, e inyectando dinámicas propias a su estilo particular buscan crear conciencia social en torno a un dilema propuesto, y es la cuestión medioambiental y el rumbo que tomen las afanosas propuestas que algunos de esos líderes presentan en exhortaciones, que se traducen en advertencias y avisos acerca de una debacle ambiental que nos afecta hoy día y que puede ser el detonante de un deterioro de la raza humana y de su entorno, en donde los seres vivos marcharán hacia un asombroso ocaso. La técnica de la mano del hombre aporta grandemente al desarrollo, pero el lastre acompaña la inventiva y la industrialización. Así pues, a lo largo del presente estudio, vamos a analizar la injerencia de los credos religiosos en toda esta parafernalia y por ello es definitivo rescatar la nueva cara que ante esta situación muestran las confesiones de fe, pues es menester advertir que la religión opacó el medio ambiente al punto de condenar a todo aquel que urdiere hacer uso de algunos elementos de la naturaleza, pero esto ya es historia, hoy iniciando una nueva centuria las iglesias y sus practicantes, en un asomo ético buscan primero resarcir lo que antaño afecto con sus diatribas el hábitat, hacer creer al hombre que la tierra era únicamente su despensa fue un error por siglos, ahora participan en coloquios mundiales y hasta producen encíclicas que llaman a la fraternidad y solidaridad con la cuestión ambiental.
José Alfredo Monsalve Girón