La anarquía de los precios se instala en Costa de Marfil

12/12/2014 | Crónicas y reportajes

Los precios de los bienes de consumo y los servicios, en los mercados de Abiyán, cambian al mismo ritmo que el estado de ánimo de los comerciantes. En las comunas, cada comerciante pone sus propios precios. El programa de control de precios se ha estancado. Los controladores del Ministerio de Comercio son invisibles sobre el terreno, dejando a los consumidores a su suerte.

En Abiyán, cada comerciante tiene su precio. En el mismo perímetro, el mismo artículo se vende a precios diferentes. Los precios cambian de una tienda a otra.

El arroz, el pescado, la carne, la cebolla, el kilo de tomates… ningún producto escapa a esta anarquía de precios. El Lunes tienes unos precios, el martes otros.

La tendencia es »un poco mejor» en los supermercados y grandes superficies. «Incluso si los precios no son los mismos, al menos en estos lugares los precios están a la vista y no cambian de la mañana a la noche a merced del humor de los dueños”.

La anarquía se ha recrudecido en víspera de las celebraciones de Año Nuevo, donde los comerciantes, guiados por sus ansias de ganar más dinero, hacen lo que quieren. «Son totalmente necesarias las garantías del gobierno igual que lo hizo, en su momento, con el gas. No es normal que en dos lugares separados por sólo 5 metros, el mismo objeto se venda a precios diferentes.

La campaña para poner los precios, de los bienes de consumo en carteles, se puso en marcha el 12 de julio de 2012 y de conformidad con las disposiciones legales. De hecho, el apartado IV de la Ley Nº 91-999 del 27 de diciembre de 1991 sobre competencia, establece en su artículo 31-1: »todos los vendedores de productos o proveedores de servicios deberán, por medio de marcación, etiquetado o cualquier otro procedimiento adecuado, exhibir los precios de los productos o servicios para informar a los consumidores” y en el párrafo 2 de la misma ley encontramos: ‘»las violaciones de las disposiciones del presente artículo, serán castigadas con multas y sanciones por infracciones de la tercera clase. En caso de reincidencia, se aplicarán las multas previstas para estos casos”

¿Dónde están los controladores de los precios?

En vista de esta anarquía en los mercados, los ciudadanos se preguntan que hacen los controladores de precios del Ministerio de Comercio para poner fin a esta situación. «Pero antes de tomar una posición en este conflicto, debemos saber que la actividad económica de Costa de Marfil está determinada por la libre competencia. Aparte de los productos subvencionados por el Estado, como el gas, todo el mundo es libre de fijar el precio que le convenga en relación con sus bienes”.

Según Doukoua Godé, Presidente de la Confederación de organizaciones de consumidores de Costa de Marfil, lo que es un delito es el no cumplimiento de la ley de 2012. En cuanto a la falta de controladores sobre el terreno, Doukoua Godé acusa a la administración. «El procedimiento para poner controladores sobre el terreno es muy complicado”. El director central o regional debe obligar a su ministerio a firmar una orden de trabajo para que se lleve a cabo la inspección sobre el terreno y eso lleva mucho tiempo, dice el representante de los consumidores, que hace un llamamiento a los gobiernos para que ordenen a los gerentes regionales y centrales a que firmen directamente estas órdenes.

Un círculo vicioso

El aumento general de los precios en el mercado de Costa de Marfil es un círculo vicioso, una serpiente que se muerde la cola. Los exportadores se quejan de los impuestos fijados por el Estado y los mayoristas se ven obligados a subir los precios. La lucha contra el alto costo de vida es ciertamente un asunto de todos, pero es el gobierno el que fija las tasas, los impuestos y quien decide el precio base.

Si el Estado hiciera ciertas exenciones de impuestos, los minoristas no seguirían aplicando estos exorbitantes precios, se defienden los mayoristas. Los minoristas, por su parte, dicen que se ven obligados a engañar en las etiquetas para conseguir pequeñas ganancias.

«Proponemos, de manera urgente, una votación sobre el Código de Consumo. Hay que luchar contra la corrupción en general y contra el crimen organizado en particular. Garantizar la aplicación real de las decisiones tomadas. Reducir los múltiples impuestos injustificados que penalizan el poder adquisitivo de las familias”, argumenta la confederación de organizaciones de consumidores.

Mientras tanto, muchas personas prefieren recurrir a las grandes superficies en las que, según ellos, por lo menos los precios están a la vista.

Aún así, la lucha contra los altos precios seguirá siendo un importante reto pendiente para la Administración Pública.

[Fuente: lentrepreneuriat.net-Fundación Sur]

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