Hace un año (14.2.2020), el músico ruandés Kizito Mihigo fue encarcelado y murió pocos días después en su celda, por cantar pidiendo la reconciliación de los tutsi y hutus asesinados en Ruanda y países vecinos.
El 14 de febrero 2020, Kizito, junto con dos de sus colaboradores, intentaron salir del país y la policía los capturó cerca de la frontera con Burundi. A los pocos días, la policía anunció que Kizito fue encontrado muerto en la celda, con señales de los golpes recibidos y con sus brazos atados a la espalda.
La comisión de derechos humanos del Reino unido y oficiales del gobierno de EEUU, pidieron una investigación independiente, pero esta fue ignorada por el ministerio de justicia de Ruanda.
La conducta contradictoria y escandalosa de las potencias occidentales, particularmente del Reino unido y USA, queda delatada en el hecho de que, al mismo tiempo que piden una investigación independiente, siguen enviando millones de dólares a Ruanda, por sus propios intereses en esa región.
Cómo se atreve ningún país occidental, e incluso ningún país poderoso del mundo, a dar lecciones de ética moral a los demás, cuando muchas de sus acciones están llenas de corrupción, ambición de poder y control de riquezas, y doble rasero, según sus intereses del momento.
Vivimos en una sociedad, donde el fin, con frecuencia, parece justificar los medios, aunque estos sean corruptos, crueles e inhumanos.
Aunque la historia se repita, nos entristece el ver los estragos y tragedias humanas que causan muchos grupos poderosos y violentos a ciudadanos-as vulnerables, especialmente en África, por la diabólica ambición de controlar más poder y más recursos.
Cuando ni se respeta la vida humana, incluso hasta en niños-as y personas indefensas, entonces hemos llegado al fondo de una trágica deshumanización.
También es maravilloso el observar, en medio de tanta oscuridad y odio, el testimonio heroico de solidaridad y reconciliación de algunos mártires, como Kisito Mihigo.
Sus canciones de reconciliación y de unidad, en una sociedad dividida, nos inspiran a seguir siendo instrumentos de paz, y promotores del diálogo y del encuentro.
Necesitamos muchos más “Ghandis” y “Mandelas”, como K. Mihigo, V. Ingabire, B. Wine, para superar el odio y la opresión, con el respeto de la Dignidad humana y con la Bondad hacia los demás.
CIDAF-UCM