Al tercer día de luto nacional decretado tras la masacre del 2 de abril en la universidad de Garissa, y al día siguiente de los bombardeos de Kenia sobre dos campos de los shebab en Somalia, el pasado martes se llevó a cabo una manifestación en Kenia contra la incapacidad del gobierno de proteger a la población.
La manifestación ha sido organizada por un colectivo civil y ha incluido un velatorio por la muerte de las 148 personas asesinadas en la universidad de Garissa. El día anterior, la aviación militar keniana bombardeó en Somalia dos campos de islamistas shebab que reivindicaron el ataque. Según el portavoz de la armada, el coronel David Obonyo, “los dos campos han sido destruidos”.
El ataque de Garissa es el más mortífero ocurrido en Kenia después del atentado contra la embajada americana de Nairobi, perpetrado por al-Qaeda en 1998, que dejó 213 muertos. El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, ha prometido “responder lo más severamente posible” a esta “salvaje masacre medieval”.
Las autoridades kenianas han prometido una recompensa de alrededor de 200.000 euros por la captura de aquél que ha sido reconocido como el cerebro del ataque, Mohamed Mohamud, un antiguo profesor keniano de una escuela coránica de Garissa, que se unió años atrás a los islamistas somalíes.
Antes de la masacre de Garissa, los shebab reivindicaron el asalto contra el Westgate, incursiones aéreas en la región de Lamu y las ejecuciones de 28 pasajeros de un autobús, además de las de 36 empleados de una cantera en el noreste de Kenia. Más de 400 personas han sido asesinadas en Kenia desde mediados de 2013 en ataques reivindicados por los shebab o que se les han atribuido.
Los shebab han vuelto a amenazar a Kenia con una gran guerra y un nuevo “baño de sangre”, acusándoles de “opresión” contra la importante minoría musulmana del país y de “ocupar las tierras musulmanas” de Somalia y de regiones fronterizas entre Somalia y Kenia.
La prensa keniana ha acusado a las autoridades de haber ignorado las advertencias terroristas y ha criticado todo el tiempo que se tardó en intervenir en Garissa el día del ataque. La ministra de Kenia de Asuntos Exteriores ha contestado a estas críticas, declarando que combatir el terrorismo es como ser un portero: “nos olvidamos de que se han parado 100 balones, pero todo el mundo recuerda aquel que se dejó pasar”.
L’Essor: Quotidien Malien d’Information – Fundación Sur
Traducción de Iris Pugnaire Sáez
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