Kenia lider de la energía geotérmica en África

24/05/2019 | Crónicas y reportajes

Kenia es el principal productor africano y octavo a nivel mundial de energía geotérmica, una fuente que explota desde hace más de 30 años y quiere comenzar a exportar a partir de 2020 a los países vecinos.

La energía se almacena en forma de vapor en el subsuelo del valle del Rift, una región volcánica donde se está construyendo el segundo campo geotérmico del país que podrá producir hasta 465 megavatios (MW) de energía cuando esté terminado.

Por su parte, el ambicioso proyecto, ubicado en Menengai, a 180 kilómetros de la capital keniana, Nairobi, financiado por el Banco Africano de Desarrollo (BAD) y por asociaciones público-privadas que involucran a la empresa estatal Compa ñía de Desarrollo Geotermal (GDC, por su sigla en inglés) ) está aún en la primera fase, con capacidad para 105 MW.

La central debe comenzar a inyectar energía en la red a partir de junio de 2021 e integrar los planes gubernamentales que prevén que la energía geotérmica sea la principal fuente energética de este país de África Oriental.

«Es una fuente sostenible, disponible, fiable, conveniente, eficiente en términos de costos y precios competitivos, es el camino que queremos seguir», aseguró el secretario principal del ministro de Energía, Joseph K. Njoroge, en un encuentro con periodistas, el martes 21 de mayo, en Nairobi.

Con un potencial estimado de 10.000 MW y una capacidad ya instalada de 662 MW, los campos geotermales contribuyen actualmente a casi el 50% de la energía consumida en el país y su desarrollo ayudará a cumplir uno de los objetivos del Gobierno keniano: hacer que la electricidad llegue 100% de la población en 2022.

Kenia posee una capacidad total instalada de unos 2.700 MW con una mezcla energética de 8000 MW, termoeléctricas (820 MW), geotérmicas (660 MW), eólicas (340 MW) y solares (50 MW).

Según Joseph K. Njoroge, el objetivo es, en 2022, aumentar la capacidad instalada para 4.000 MW, de los cuales cerca de 900 serán de origen geotérmico.

El objetivo siguiente es exportar, ya que el Gobierno ya ha acordado con Ruanda empezar a suministrar energía geotérmica a partir del año que viene, y está «trabajando en las interconexiones» necesarias para poder hacer lo mismo con potenciales clientes, como Tanzania o Etiopía, adelantó el secretario principal.

La fuerza del vapor se muestra en pleno durante una visita al campo de Menengai, implantado en una extensa área donde aún transcurren varias perforaciones, previendo que entre en funcionamiento dentro de dos años.

Y cuando el director general del Departamento de Recursos Geotermales de la GDC, Cornel Ofwana, da la orden de apertura del pozo, una gigantesca columna de vapor sale disparada a la atmósfera, liberándose con el sonido estruendoso de un avión levantando el vuelo y un olor sulfuroso.

Es esta energía -el vapor sometido a alta presión- que va a recorrer los cientos de kilómetros de tuberías que se están extendiendo por el campo y que accionará las turbinas que van a abastecer de electricidad aproximadamente a 500.000 familias y 300.000 pequeños negocios de esta región rural.

De acuerdo con las estimaciones de los promotores del proyecto, Menengai va a crear puestos de trabajo (unos 600) proporcionar una nueva ambulancia al hospital local, abrir un nuevo pozo de abastecimiento de agua para la población y evitar la emisión anual de 530.000 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.

El impacto sobre la comunidad es uno de los criterios evaluados por los donantes del BAD, subraya el director general del BAD para África Oriental, Gabriel Negatu.

«No sólo queremos construir infraestructuras, queremos cambiar vidas, si construimos carreteras, eso obviamente afecta a la vida de las personas, un recorrido que tardaba tres días pasa a tomar menos tiempo. Si construimos infraestructuras de energía, más gente tendrá electricidad y eso tiene impacto en la vida de la gente.

El director regional del BAD, que ofreció cerca de 100 millones de dólares a Menengai a través del Fondo Africano de Desarrollo, adelantó que la apuesta de la institución pasa también por la diversificación de los instrumentos financieros.

Para Gabriel Negatu, «la clave es el financiamiento mixto», lo que lleva al BAD a apoyar proyectos como el campo de Menengai.

Sin embargo, admite que las asociaciones público-privadas son muy complejas: «El proceso ha sido un desafío», reconoció.

Menengai es el primer proyecto de desarrollo geotérmico de Kenia donde se está aplicando un modelo de PPP (Alianza público privada): la empresa pública GDC es propietaria y responsable del desarrollo del vapor, lo proporciona a los operadores privados que convierten el vapor de la energía geotérmica en energía eléctrica y se vende posteriormente a la compañía pública keniana (Kenya Power).

La central anterior, Olkaria, a unos cien kilómetros de distancia, fue inaugurada en 1981 y ha sido desarrollada en varias fases.

Se necesitaron casi 30 años para que Kenia asumiera la energía geotérmica como una prioridad y pudiera convencer a los inversores y donantes internacionales a apostar por el poder del vapor.

Fuente: Expresso des Ilhas

[Fundación Sur]

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