Los keniatas, traumatizados por el recuerdo de las violencias electorales de 2008, han votado favorablemente la nueva Constitución, que reduce los poderes del presidente y prevé una reforma de la propiedad.
RECORDANDO UNA ELECCIÓN VIOLENTA
Al final de 2007 fue elegido PRESIDENTE Mwai Kibari, lo que provocó una oleada de violencias. Dos años y medio después, el 4 de agosto pasado, los keniatas de forma pacífica han aprobado por referéndum constitucional, la Nueva Carta Magna del país, la ley fundamental de la república keniana.
Este proyecto estaba apoyado por los dos rivales de antaño: el presidente, Mwai Kibari y el primer ministro, Raila Odinga.
La nueva constitución reduce bastante los poderes del presidente, garantiza la libertad de expresión y abre una vía para una reforma fundamental del régimen de propiedad inmobiliaria y territorial.
El jueves, 5 de agosto, el periódico “The Standard” se anticipaba al anuncio de los resultados del escrutinio, con este titular en la PRIMERA PÁGINA: “Es SÍ.”
La TV emitía imágenes del pueblo de Mombasa, el gran puerto sobre el Océano Índico, celebrando la victoria. Según los resultados provisionales publicados por la Comisión Electoral Independiente, después de contar 6 millones de votos, el 67% de los electores habían dicho sí: Se calcula que votó el 70% del censo electoral, que cuenta con 12,4 millones de electores.
LA NUEVA CONSTITUCIÓN DE 2010
Al entrar en vigor, la nueva Constitución ha remplazado a la que fue promulgada en 1963. Esta reforma es calificada de histórica por sus promotores y fue uno de los puntos esenciales del acuerdo concluido en febrero de 2008 entre el presidente Kibaki y el primer ministro Odinga, para terminar con las violencias pos electorales, que causaron 1300 muertos, estropearon bastante la imagen turística de Kenia y le asestaron un golpe bajo al desarrollo de este país, locomotora económica del África Oriental.
Las reformas introducidas en la nueva ley fundamental parecen colmar las reivindicaciones causantes de las violencias. El ministro de Asuntos Exteriores, Moses Wetangula declaraba prudentemente: “Parece confirmarse que el SÍ va ganando terreno rápidamente (…) pero esto no quiere decir que se cree una división entre ganadores y perdedores.”
La votación del miércoles, 4 de agosto, estuvo protegida por un fuerte dispositivo de seguridad, sobretodo en el valle del Rift, que fue el epicentro de los pasados disturbios.
TRIBUNALES ISLÁMICOS
Para evitar nuevas violencias ha sido reformada la Constitución. Entre otros cambios, los poderes del Presidente disminuyen en favor del Parlamento, que tendrá dos cámaras: el Senado es de nueva creación. También adquieren mayores poderes las provincias y los “condados” –distritos-.
Es creado un Tribunal Supremo, que tratará los casos de litigio originados por elecciones presidenciales futuras. Los Organismos de Defensa de los Derechos Humanos saludan esta decisión, pero recuerdan que el problema principal de la justicia es la gangrena de la corrupción.
Por otra parte, los diputados tienen que acometer una necesaria reforma de la propiedad de las tierras, que es fuente de conflictos desde la independencia.
Aunque los principales actores políticos han sostenido la constitución. Las comunidades cristianas – tanto católicas como protestantes,- han criticado ciertos aspectos. Temen que el aborto terapéutico, ya previsto en el Código Penal, pero ahora inscrito en la Constitución, sea el primer paso hacia un recurso amplio a la interrupción del embarazo.
Estos grupos y los jefes de la comunidad “kalenjiu” del antiguo presidente Daniel Arap Moi contestan igualmente el mantenimiento de los tribunales islámicos tradicionales. Los musulmanes, minoritarios en Kenia, podrán dirigirse a esos tribunales, para solucionar sus querellas de orden familiar.
UN INVITADO COMPLICADO
Omar al Bachir, presidente en ejercicio de Sudán se encontraba en Kenia, el 27 de agosto, como invitado oficial del gobierno, para participar en Nairobi a la ceremonia de la promulgación de la Constitución.
Este gesto ha provocado las críticas del presidente estadounidense, Barak Obama: “Estoy decepcionado por el hecho de que Kenia haya acogido al presidente sudanés, desafiando las órdenes de detención del TPI.”
¿QUÉ ACONTECE CON OMAR AL BACHIR?
En 2009, el presidente sudanés se convirtió en el primer jefe de estado, en ejercicio de su cargo, condenado por el tribunal de la ONU, por haber cometido presuntamente crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad en Darfur.
En el mes pasado el TPI emitió una orden de detención, que añadía el genocidio a los cargos anteriores.
En julio, la Unión Africana criticó duramente la orden de arresto y pidió que fuera cancelada. Tanto Kenia, como anteriormente Chad han acogido en sus territorios a dicho presidente, haciendo caso omiso de la orden del TPI. Por eso este tribunal solicitó, el 27 de agosto, al Consejo de Seguridad de la ONU, que adopte todas las medidas apropiadas para asegurar la detención de Omar al Bachir. Pues tanto Kenia, como Chad y otros países africanos han ratificado el Estatuto de Roma, que estableció el TPI en 2002 y compromete a los estados a cooperar con el tribunal.
El ministro de Asuntos Exteriores, Moses Wetangula, declaró que “la visita de Al Bachir no tendrá consecuencias en los futuros compromisos de Kenia con el Tribunal Penal Internacional.”
Por otro lado, el fiscal del TPI está investigando también la existencia de posibles crímenes contra la humanidad en la oleada de violencia de Kenia en 2008, por lo que Kenia no se muestra muy dispuesta a colaborar…
CONCLUSIÓN
Deseamos que Kenia vuelva a encontrar su equilibrio social y político, para continuar siendo en la Comunidad de los países del África Oriental esa locomotora del desarrollo de la región, que elevó su índice de desarrollo humano (IDH) en medio siglo de independencia.