El pasado miércoles 26 de junio, el primer ministro haitiano Garry Conille recibió a un nuevo contingente de agentes de la policía keniana en misión de Paz. La misión, liderada por Kenia, incluirá también a policías y soldados de las Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benín, Chad y Jamaica, sumando un total de 2.500 efectivos. El objetivo es restaurar la seguridad «casa por casa, barrio por barrio, ciudad por ciudad«, según declaró el primer ministro Conille. Sin embargo, como han advertido muchos expertos, la tarea no es compleja y requiere una profunda comprensión local y la confianza de la población haitiana, que ha sufrido durante mucho tiempo la corrupción y la violencia. El historial de la policía keniana también está bajo escrutinio, ya que ha enfrentado acusaciones de abusos, incluidas ejecuciones extrajudiciales, preocupaciones agravadas por los recientes enfrentamientos en el país africano, donde la policía abrió fuego contra manifestantes. Organizaciones sin fines de lucro, como Save the Children, han expresado su preocupación por el riesgo de víctimas infantiles, ya que entre el 30 % y el 50 % de los miembros de los grupos armados en Haití son niños obligados a unirse a las pandillas por hambre y desesperación. Haití espera con cautela con la esperanza de que esta intervención pueda finalmente traer la paz y la estabilidad que el país añora.
La ayuda keniana llega en un momento en el que la situación en Haití ha alcanzado niveles críticos, con pandillas controlando aproximadamente el 80 % de Puerto Príncipe, armadas con rifles de asalto y municiones de alto calibre. Ya desde febrero, las pandillas habían intensificado sus ataques, incluyendo asaltos coordinados que obligaron al primer ministro del país, Ariel Henry, a dimitir. Más dos docenas de comisarías han sido destruidas y el principal aeropuerto internacional ha estado cerrado durante meses. Además, en medio de este caos, más de 4.000 prisioneros fueron liberados de las dos prisiones más grandes del país.
La policía de Kenia se enfrenta a su propia serie de problemas domésticos. Durante la última ola de protestas en contra de una nueva política financiera han causado la muerte de al menos 23 manifestantes, así como el secuestro por parte de la unidad de inteligencia de la policía de 35 personas consideradas sospechosas de liderar las manifestaciones. Aunque la mayoría de los manifestantes secuestrados han sido liberados, la Sociedad de Abogados de Kenia informó a la BBC que 10 activistas todavía seguían desaparecidos. El gobierno ha defendido su conducta durante la semana de protestas por supuestos «elementos criminales que querían un golpe de Estado» que estaban intentando aprovechar las protestas pacíficas.
En Haití, aunque algunas actividades de la vida cotidiana han reiniciado gradualmente durante el último mes, la ONU estima que cinco millones de personas encuentran dificultades para satisfacer sus necesidades básicas y más de medio millón están desplazados internamente. Misiones anteriores en Haití han dejado atrás civiles asesinados, un brote mortal de cólera y un escándalo de abuso sexual, pero los residentes de la capital han expresado una cautelosa esperanza después de esta primera llegada de ayuda policial. Jean-Louis Pierre, residente de Puerto Príncipe, informó a Reuters que esperaba que este despliegue pudiera ayudar, aunque para él, el país “caerá en el mismo problema” si las fuerzas internacionales no permanecen lo suficiente para garantizar que la seguridad sea sostenible.
Autores: Dánica Coto – Evens Sanon – Wycliffe Muia
[Traducción y edición, Bruno Rodríguez y Micaela Llona Bavestrello]
[CIDAF-UCM]
