Kenia: Ahora ¿qué? Después del referéndum

7/09/2010 | Opinión

Los resultados del referéndum no dejan lugar a dudas sobre que los keniatas desean lograr cambios sociales y políticos fundamentales, escribe Yash Ghai. Aunque la nueva constitución establece tanto un marco como un calendario para su implementación, Ghai dice que es “crucial que los keniatas no sean distraídos con discusiones sobre “reconciliación mediante más negociaciones sobre “asuntos polémicos”” de las élites, dispuestas a sabotear la agenda de las reformas. “El objetivo principal de un referéndum es ver qué opción tiene más apoyo, y dar por terminado el debate”, afirma Ghai.

La Propuesta de Constitución se convertirá pronto en la nueva constitución de Kenia, con una aprobación masiva por parte del pueblo. El resultado del referéndum sobre la constitución no deja lugar a dudas de que los keniatas desean lograr cambios sociales y políticos fundamentales, un nuevo nacimiento, nada menos. Ahora están ansiosos para que las promesas de la constitución, por las que han luchado tanto tiempo y tan dolorosamente, sean implementadas con rapidez. Afortunadamente, la nueva constitución en sí, establece tanto un marco como un calendario firme para su implementación, y con algunas sanciones, si no se cumple el programa legislativo.

Lo crucial es que no nos desviemos del tema de la implementación entre todos estos debates sobre olvidar y perdonar, todos somos keniatas, construyamos puentes, abordemos los asuntos polémicos. Si somos serios con las reformas, debemos ignorar estos cantos de sirena. No es que estemos contra la reconciliación, la cuestión es en qué términos. Es verdad que todos somos keniatas, pero también somos una sociedad en la que unos pocos explotan a muchos, pastores de dudosa moralidad nos predican sobre moralidad, existen crecientes diferencias de clases y animosidades, hay discriminación contra las minorías, la élite está decidida a sabotear la agenda de reformas de la constitución.

En ninguna parte está ilustrado todo esto mejor que en el dilema al que se sienten enfrentados los keniatas sobre qué hacer con los líderes que defendieron el “No” al proyecto de la constitución. Es poco probable que tengan el número y la capacidad suficientes para obstruir la implementación, pero ¿qué responsabilidad moral o de otro tipo les debemos? Por supuesto, no deberíamos victimizarlos por su postura. Tendrán plenos derechos a tomar parte en los debates sobre la nueva legislación y medidas para la implementación. Hay que determinar muchos puntos de detalles en los que ellos tendrán un papel que desempeñar. Pero los argumentos para la reconciliación a través de más negociaciones sobre “asuntos polémicos” no son sostenibles. Es sólo a través de la implementación como podemos convencer a los que dudan de lo buena que es de verdad la constitución.

Kenia no es el primer país donde ha habido posturas opuestas en un referéndum. El objetivo fundamental de un referéndum es ver cuál de las posturas tiene mayor apoyo y dar por finalizado el debate. En segundo lugar, debemos respetar la integridad del proceso. Nuestro proceso ha sido alargado durante mucho tiempo, con muchas oportunidades de negociar las diferencias. Cuando alcanzamos pactos, de acuerdo con el proceso, los que pierden repudian los acuerdos y se preparan para sabotearlos. La Democracia requiere que las decisiones tomadas por la arrolladora mayoría de los keniatas deberían ser respetadas. La decisión tampoco impone ninguna privación ni discriminación contra la gente que haya defendido el “No”.

Otro problema fundamental en el enfoque de la reconciliación es la dificultad de identificar cuáles son las diferencias que hay que renegociar. Está claro que muchos de aquellos que votaron “No” no comprendieron el borrador propuesto (y con toda probabilidad hubieran votado “Si”, si lo hubieran comprendido). Fueron alimentados con inimaginables falsedades: que nos traerán a niños extranjeros, que los campesinos con pequeñas explotaciones perderán sus tierras, que el presidente Kibaki sería juzgado por el Tribunal Penal Internacional, que se confiscará la tierra donde haya cultivo de miraa*, que los hombres se casarán con otros hombres, que se darán las chicas adolescentes métodos anticonceptivos, que Dios castigará a los que voten “Sí”. Como nada de esto es cierto, no hay nada que negociar. Lo único que queda es contar la verdad a los que votaron “No”.

Hay otras objeciones morales para la re-negociación (aparte de la injusticia que sería para los que votaron sobre el borrador de la constitución como un paquete). La más importante es la muy reprensible conducta de la mayoría de los líderes de la campaña por el “No”. Ellos sabían perfectamente bien que lo que estaban diciendo a la gente eran mentiras, jugando con la confianza que la gente, la mayor parte de la cual no era capaz de comprender la Propuesta de Constitución, puso en los pastores y altos cargos políticos. Ellos, incluidos líderes de iglesias, violaron sus sagradas obligaciones para con sus “rebaños”, como ellos llaman a los fieles, y los engañaron de la forma más despreciable para proteger sus propios intereses, contra los de las ovejas del rebaño.

Finalmente, sería peligroso si los asuntos “polémicos” fueran reabiertos para su negociación, la iglesia pretendía introducir la religión en la política y el estado. Si lo hubieran logrado, se habrían destruido las oportunidades de integración nacional y abierto las perspectivas de una guerra civil. Ellos denigraron a los musulmanes y su cultura, que en otras circunstancias habría generado graves tensiones, si no llega a ser por la sabiduría y la extremada moderación por parte de los líderes musulmanes. Pocos estados multi-religiosos y multi-culturales han escapado a horribles luchas y opresiones cuando la religión se introduce en las estructuras del estado.

Los keniatas deben recordar que nuestra propensión a olvidar y perdonar es la causa de grandes impunidades y de nuestra situación actual, de la que la constitución pretende sacarnos.

Yash Ghai

Artículo tomado de Pambazuka, donde fue publicado el pasado 12 de agosto de 2010.

http://pambazuka.org/en/category/features/66649

Yash Ghai es professor de derecho constitucional. Es el jefe de la Constitution Advisory Support Unit, del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, en Nepal y representante especial del secretario general de las Naciones Unidas en Camboya, sobre Derechos Humanos.

* Miraa, o qat o khat, es una hoja con propiedades narcóticas suaves que crece en el África oriental y es masticada como el tabaco. Muy popular en el África oriental y la península de Yemen.

[Fundación Sur]

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