Kateb Yacine: El hombre de los debates agitados

21/12/2011 | Crónicas y reportajes

Kateb Yacine es indiscutiblemente uno de los autores norteafricanos de este siglo que ha suscitado admiración y pasión tanto en el Norte de África como en los países francófonos y en las comunidades lingüísticas que tienen la suerte de descubrir su obra a través de la traducción.

Poeta, escritor y dramaturgo, Kateb Yacine, supo desde sus primeras obras imponerse en el universo de la literatura y del teatro. La obra de Kateb Yacine eleva altas murallas tanto ante el lector experto como ante el especialista crítico.

A la manera de Joyce y Faulkner busca a través de su escritura un ideal, un mundo sin sufrimientos. Durante todo su combate ha escrito con una pluma mojada en el dolor y la esperanza, buscando curar las heridas de un pueblo oprimido por un colonialismo despiadado.

“Ndjema, autobiografía de una patria”, es sin duda una prueba tangible de sus cualidades literarias. Esta obra maestra editada en 1956, sigue siendo objeto de estudios universitarios. Es una obra plural de simbolismo pluridimensional, dicho de otra manera, es un largo poema cuyo verbo es alto y fuerte. A menudo clasificada en “la novela nueva”, Ndjema cuya cronología estalla en fragmentos está escrito de manera espiral.

La lectura de esta novela puede empezarse por el medio o por el final sin que el “sentido sinóptico” de la historia sea alterado, en la que una constelación de temas, tales como la mujer, la patria, la identidad centellean de manera intermitente, es poco accesible, es incluso hermética. “Ndjema -decía Kateb- no es una creación del espíritu, es una mujer que ha existido realmente. Se trataba de un amor imposible. Es una mujer que estaba ya casada. No había ningún problema, más bien, había un gran problema. Y este problema no podía ser resuelto en consecuencia hubo ruptura”.

Defensor impenitente de las causas justas denunciaba, sin veleidades, en sus escritos y en sus conferencias, la injusticia bajo todas sus formas. Defendía con obstinación los derechos de la mujer argelina. “Por qué poner un velo a las mujeres, la rosa no hay que esconderla. No se mete en prisión la belleza” repetía Kateb una y otra vez. Tema hoy en día desgraciadamente de actualidad. Tamazight constituía también su caballo de batalla, no cesaba de reivindicar su institucionalización, su reconocimiento: su verdadera identidad. Conmovido por las angustias de la guerra, se sumergía en la embriaguez del verbo a la manera de Rimbaud. Así, se puso a rimar su propia poesía que procuraba tanta emoción como dolor. Una poesía que aliaba amor y revolución y en la que el duelo vida-muerte parece decir eterno. De la poesía a la novela pasando por el teatro, el itinerario artístico de este “Keblouti” fue muy fecundo. Iconoclasta y militante empedernido, se sublevaba contra ciertas esferas, que no dudaban en perseguirlo, denigrarlo de hiel ideológica.

El imán Ghazali “eructó” cuando se anunció la desaparición de Kateb Yacine: “¡vivía todavía para que podamos hablar de su muerte!”. Algunos cultivan, incluso actualmente el descrédito y el olvido reprochando a este “anarquista” el ser francófono. Pero ¿es que acaso el francés no era su botín de guerra, como lo había el mismo subrayado a menudo?

“Escribo en francés para decir a los franceses, que no soy francés”. Esa había sido siempre su respuesta a los que todavía siembran el desprecio y el odio, a los que habían suprimido sus textos en los libros escolares argelinos. Apreciado por su manera franca y directa al hablar, Kateb había sido a menudo centro de debates agitados en los que Ndjema, el comunismo, la religión, el ateísmo, la cultura eran temas abordados con toda franqueza. Desgraciadamente este poeta cuyo espíritu estaba roído por el vagabundear, el errar aquí o allá, no tardó en coger el camino del gran viaje como consecuencia de una enfermedad incurable.

Su desaparición conmovió profundamente al pueblo argelino así como a muchos países extranjeros. Representa todavía, 22 años después de su muerte, un gran espacio de cultura y una referencia de la literaria argelina de expresión francesa.

Farid Bouhanik

Publicado en Kabyle.net.

Traducido para Fundación Sur por Inmaculada Estremera mnsda.

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