Ayer, 17 de noviembre el Senado validó la nueva Constitución de Ruanda que ya un mes antes la Asamblea nacional había aprobado.
¡Asombroso, increíble, pero verdadero! Paul Kagame, el hombre que reina como amo absoluto en Ruanda desde 1994, se regala a sí mismo 17 años más de poder absoluto. Su nuevo mandato llega hasta 2034. Es lo que se deduce de los términos de la nueva Constitución de este país, adoptada unánimemente ayer en Kigali por el Senado; algo que ya había aprobado un mes antes la Asamblea nacional.
Evidentemente se trata de una Presidencia vitalicia que evita ser clasificada así; un retroceso democrático que lanza una mala señal dirigida a otros dirigentes africanos que desean perpetuarse en el poder. Una Constitución hecha a la medida de Kagame. Rebaja la duración de los mandatos presidenciales de 7 a 5 años, renovables solo una vez, estos es, de 10 años de duración máxima. Pero, un artículo, establecido en disposiciones finales, que solo concierne al presidente actual, Paul Kagame, le permite presentarse en 2017 para un mandato de 7 años (por tercera vez); y será luego, cuando la duración del mandato de 5 años y su posible renovación por otros 5, entrará en vigor en la nueva constitución. ¡Lo nunca visto!
El hombre que sigue codiciando los recursos naturales del este de la RDC, recursos que ha saqueado sistemáticamente directamente o por medio de rebeliones a su servicio, mantendrá su trono en Kigali hasta 2034. Los congoleños no deberíamos dormir tranquilos. Ya conocemos la doctrina de Kagame y de su mentor Museveni: crear las condiciones necesarias para que el poder de Kinshasa pierda su control y autoridad sobre el Kivu-norte. No lograron la balcanización del Congo, pero ponen todo su esfuerzo militar en hacer ingobernable las zonas del este de la RDC: provocan el caos, arman secretamente a grupos armados locales y extranjeros, alimentan a la multitud de milicias que pululan en el Kivu-norte y siembran desolación.
Las armas de las que disponen por ejemplo los grupos ugandeses ADF, que producen el caos en Beni, son similares a las que poseía el movimiento, creado por Ruanda, M23. Sucede lo mismo en los grupos que actúan en el eje Rutushuru-Masisi-Walikale. Podría decirse incluso que Ruanda utiliza las FDLR (hutu ruandeses) para demostrar la ingobernabilidad de esta parte de la RDC.
Como puede comprobarse, la hora en que Kagame cese de considerar el Este de la RDC y sus riquezas como un territorio propio está lejos de haber llegado. Es en esta perspectiva como hay que situar los 17 nuevos años que la Constitución de Ruanda le ha otorgado.
KANDOLO M.
Forum des As (RDCongo, 18/11/15)
