El presidente de la RDC, Joseph Kabila, pronunció su discurso ante la 68 Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebra estos días en Nueva York.
Tras agradecer al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon sus iniciativas en pro de la paz y la seguridad en el este de la República Democrática del Congo y la región de los Grandes Lagos, Kabila habló de la importancia de la invitación a reflexionar sobre los objetivos de desarrollo del milenio, y recordó que “la comunidad internacional cada vez está más marcada por el no respeto, de alguno de sus miembros, de los principios fundamentales de las relaciones internacionales, por el egoísmo persistente de los estados y las convulsiones de la economía mundial”.
Sobre la situación de la República Democrática del Congo, Kabila lamentó en su discurso que “sin paz no se puede lograr ningún progreso. Sin un mínimo de condiciones de seguridad de las personas y sus bienes, todo desarrollo es hipotético”, y añadió “Esto es tanto más inaceptable, cuando el quebrantamiento de la paz es resultado de una agresión exterior” y concluyó “Esta es la triste historia reciente de mi país”.
Kabila recordó al presidente de la Asamblea de la ONU que “los recientes bombardeos de la ciudad de Goma, son tanto más condenables porque se han perpetrado mientras que el gobierno de la República Democrática del Congo estaba en mitad de una hoja de ruta fijada por el acuerdo marco de Addis Abeba, en el que se comprenden conversaciones con el grupo armados autor de estos bombardeos”.
Mientras que el presidente de la RDC afirmó que su país estaba cumpliendo todas las condiciones del acuerdo marco para alcanzar la paz duradera en su territorio, a la vez recordó que la paz en la región depende “principalmente de dos factores: el fin de la impunidad en todas sus formas” y que los demás signatarios del acuerdo cumplan sus compromisos.
Dicho esto, Kabila lanzó un llamamiento a la ONU para que “trate a todos los estados miembros con el mismo rigor y exija a cada uno de ellos el estricto respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas”.
Y continuó: “denunciar la violación de estos principios es algo bueno, pero sancionar a los que los violan es mucho mejor. Sobre todo cuando esta violación se demuestra, persistente y repetitivamente.”
Sin mencionar a Ruanda y a Uganda, Kabila hizo esta clara alusión al reciente resurgimiento de la situación de guerra de facto en el este de la RDC, en gran medida dado por la actividad del grupo rebeldes que se hace llamar ahora M23, y que la ONU ha establecido con pruebas que aún no han sido refutadas, que está comandado y sostenido desde el gobierno de Ruanda, y el de Uganda en menor medida. Además, los gobiernos de estos dos países y el grupo armado M23, son los aludidos signatarios del acuerdo marco para la paz en la región, firmado en Addis Abeba, con el gobierno de la RDC.
Desde los medios congoleños, los más críticos con el presidente lamentan que Kabila tuviera miedo de nombrar a los causantes de esta guerra y tragedia en la parte este de su país. Muchos deducen de esta falta de valor mostrada por Kabila, que no está capacitado para defender los intereses del pueblo congoleño y su país, y le acusan de ser él mismo un producto de la ocupación “ruandófona” que sufre la RDC desde hace dos décadas.
Fundación Sur, 26-09-13.