Un niño de cuatro años es el último y probablemente la más joven de las víctimas de la cruel práctica del trabajo infantil, que prevalece en la mayor parte de la Namibia rural.
El acusado en este caso es un soldado de las Fuerzas de Defensa de Namibia, NDF, destinado en la base militar de Otavi. El soldado compareció ante el magistrado del tribunal de Oshakati, el día 1 de octubre, acusado de explotación infantil y violencia doméstica.
El niño, que ha sido identificado, fue separado de su madre, en una fecha desconocida, en Otavi. Fue contratado por Frans Liyambo, de 53 años, para ser pastor en su pueblo, en la región de Omusati.
El niño, sólo conoce a su madre, Ndamona. No pudo dar más detalles, por ser demasiado pequeño para recordar muchas cosas. El delito salió a la luz accidentalmente la semana anterior, cuando la mujer de Liyambo denunció a su marido por abuso físico en la policía de Oshana.
La mujer decidió abandonar el hogar marital y pidió a la policía que la ayudase.
Mientras recogía sus pertenencias, declaró a los policías que no se iba a llevar al niño con ella porque no era su hijo, sino un trabajador de Liyambo. La mujer sí tenía hijos propios que se llevó con ella.
La policía ahora está trabajando para localizar a la madre del niño, para devolverle a su hijo.
El trabajo infantil en Namibia se ha producido ocasionalmente en Namibia, en casos de prostitución infantil, así como trabajos agrícolas voluntarios o forzados y cuidado de ganado o venta ambulante.
Namibia ratificó la Convención de la Edad Mínima de la Organización Internacional del Trabajo y la convención de la OIT sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil, en el año 2000. Además, el país ha ratificado la Convección de la ONU sobre los Derechos de la Infancia, en 1990. Namibia firmó la Carta Africana de los Derechos y Bienestar de la Infancia en 1999, además, el Acta Laboral de Namibia, contiene clausulas que prohíben expresamente el empleo de niños.
(New Era, Namibia, 04-10-10)