En preparación del Jubileo ordinario de 2025, el papa Francisco ha hecho un llamamiento a las naciones ricas para que «perdonen las deudas a los países que nunca podrán pagarlas» [1]. Haciéndose eco de su llamamiento, Justicia y Paz Europa invita a la Unión Europea y a sus Estados miembro a asumir su parte en un esfuerzo global para resolver la actual crisis de la deuda.
A principios de este año, el Fondo Monetario Internacional advirtió de que nueve de los sesenta y ocho países de renta baja y media-baja, para los que el Fondo realiza un análisis, se encuentran en dificultades de endeudamiento. Esto significa que un país es incapaz de cumplir sus obligaciones financieras y que es necesaria una reestructuración de la deuda. Cincuenta y un países se encontraban en riesgo alto o moderado de sobreendeudamiento. Según el Banco Mundial, los países de renta baja han aumentado significativamente sus niveles de deuda tras la pandemia de COVID-19 y han sufrido el aumento global de los tipos de interés desde el estallido de la guerra en Ucrania [2]. El servicio de su deuda global ha alcanzado una media del 7,5% de sus presupuestos, lo que supone más de lo que estos países gastan en sanidad y educación juntas. En 2024, los países africanos, que constituyen más de la mitad de los países de renta baja y media-baja, gastarán 90.000 millones de euros en el servicio de la deuda pública [3].
Así, en un momento en que se necesitan inversiones cruciales para mitigar la crisis climática y adaptarse a ella, demasiados países se enfrentan a una deuda excesiva. Algunos son insolventes, y es necesaria una reducción sustancial de la deuda para permitir una nueva financiación sostenible. Sin embargo, la mayoría de los países endeudados no se encuentran (todavía) en esta situación.
Tienen problemas de liquidez y les resulta difícil refinanciar su deuda actual. Debido a la subida mundial de los tipos de interés, los reembolsos de sus préstamos a acreedores extranjeros son actualmente superiores a los nuevos empréstitos. Por lo tanto, en primer lugar, debe resolverse este «problema de fuga» para permitir el indispensable crecimiento verde. Una «solución coordinada a tres bandas» puede ser el mejor camino a seguir [4]. En ella participan los países endeudados, las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) y los acreedores bilaterales y privados, y su objetivo es «reprogramar los reembolsos a un coste razonablemente bajo para permitir políticas de crecimiento sostenible». El propio papa Francisco pidió recientemente poner en marcha «un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía de los pueblos» y pensar en una «nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa, …teniendo en cuenta que la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda que hipoteca el futuro» [5].
Como red de Comisiones europeas de Justicia y Paz, hacemos un llamamiento a la Unión Europea para que preste su apoyo a dicha iniciativa. Debería contribuir a su adopción en el seno del G20. Las instituciones europeas deben incluir la preocupación por la renovada angustia de la deuda en su iniciativa «Global Gateway» [6].
El alivio de la deuda no es sólo una solución financiera, sino una necesidad moral y una parte indispensable de una estrategia más amplia de desarrollo sostenible. En el espíritu del Jubileo, permite abordar desigualdades profunda e históricamente arraigadas.
Asamblea General de Justicia y Paz Europa
* Notas:
[1] Papa Francisco, Spes non confundit. Bula de Convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025, n. 16.
[2] En un informe de abril de 2024 a la Comisión Europea, un Grupo de Expertos de alto nivel sobre el aumento de la financiación sostenible en los países de renta media-baja, señalaba que «las salidas de capital de los mercados de deuda emergentes registraron el peor año de su historia en 2022, con casi 90.000 millones de dólares, seguidas de otras salidas de 33.000 millones en 2023 y otros 5.000 millones en los dos primeros meses de 2024». (p.7)
[3] Cf. «Heralding a Debt Jubilee», declaración de líderes religiosos y de Cáritas África reunidos en Nairobi, julio de 2024.
[4] En 2022, las IFI y algunos acreedores bilaterales aportaron unos 42.000 millones de dólares en entradas positivas a los países de renta baja y media-baja, pero esta cantidad se vio contrarrestada por grandes pagos de deuda a prestamistas privados (-52.150 millones de dólares) y a China (-6.300 millones de dólares). Cf. «An up-dated bridge proposal», nota política publicada por el Laboratorio de Finanzas para el Desarrollo y la Iniciativa para el Diálogo Político, julio de 2024. La nota se presentó por primera vez en un taller organizado en junio de 2024 por la Academia Pontificia de Ciencias de Roma. En el Anexo 1 se presenta un gráfico para ilustrar el problema de las «fugas».
[5] Papa Francisco, Discurso a los participantes en la reunión «Afrontar la crisis de la deuda en el Sur Global», Roma, 5 de junio de 2024.
Fuente: Comisión General Justicia y Paz
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