“Áfricas”, hay muchas, y los contrastes geográficos, culturales, políticos y religiosos en el interior del continente, y aún dentro de un mismo país o región, son más que evidentes. International Organisation of Good Templars- Nationaltemplarorden (IOGT-NTO) es una asociación de origen sueco (1879), bien implantada en África anglófona, que promueve entre sus miembros la renuncia a cualquier bebida alcohólica. Movendi International es un movimiento para promover el desarrollo humano y social al mismo tiempo que se opone a dos de sus más importantes obstáculos, el alcohol y las drogas. El 30 de noviembre de 2016, Brenda Mkwesha, Directora Regional para África Oriental del IOGT-NTO, preocupada por el aumento del alcoholismo entre los jóvenes, publicó en la página de Movendi un impactante llamamiento: “África, ¡no te conviertas en otro Occidente!”. Mencionaba datos de agencias europeas según las cuales el alcohol daña la productividad de las empresas de la UE por un montante anual de 74.000 millones de euros, y por más de 206.000 millones de euros la de las empresas estadounidenses. Citaba igualmente un artículo de The Wall Street Journal sobre la política de la multinacional Diageo en África: ““Thirsty for Growth, Liquor Giant Taps African Market” (Sedienta de crecimiento, el Gigante del Alcohol se interesa por el Mercado Africano). En el otro extremo, pocos meses más tarde, en 2017, el sudafricano Tsietsi Makiti, pensando principalmente en los jóvenes y en los bebedores de cerveza, fundó la “Gabola Church”. “Gabola”, significa en Sotho (una de las lenguas oficiales de Sudáfrica) beber, “echar un trago”. Y como resumía un artículo de Reuters de julio de 2020, “en la Iglesia Gabola, la gente alaba a Dios mientras beben tragos de whisky”. Los creyentes no se bautizan con agua, sino con la bebida alcohólica a la que estén más habituados. Beben durante el culto y, según afirma el obispo Makiti, traen su bebida preferida para que el pastor la bendiga y no envenene sus cuerpos. “Me llaman borracha”, explica la joven señora (38 años) Nthabiseng Kutope que se integró hace poco en esa iglesia, “y estoy de acuerdo. Trabajo para Dios mientras bebo”.
Según el informe de la OMS de 2017, en África, la media del consumo anual de alcohol entre los mayores de 15 años, incluidas cervezas y alcoholes artesanales (dolo, pito, pombe, changaa…), era de cinco litros. En cabeza, Uganda y Namibia con 11’8 litros; 9’5 litros en Sudáfrica, origen de la Gabola Church; y en la cola Libia y Mauritania con 0’1 litro y Comores con 0’2 litros. Aunque hay que tener en cuenta que en los países con poco consumo de alcohol, los que beben tienden a hacerlo de manera desmesurada. La media europea (incluyendo los países de la antigua URSS) son 9’8 litros (Lituania 15’0; Alemania 13’4; España 10’0; Italia y Noruega 7’5). En USA la media son 9’3 litros, en la India 5’0, y en Corea de Sur 11’9 litros. En conjunto, África no está pues a la cabeza en el consumo de alcohol. Pero afronta un doble problema: entre 2010 y 2017 el consumo de alcohol aumentó en un 66 %, y ese aumento se está dando sobre todo entre la población joven (15-24 años, el 20 % de la población del continente).
La Voix d’Afrique, revista de los Padres Blancos de Francia, dedicó en 2014 un número a “Los jóvenes y el alcohol”. Varios puntos llaman la atención. En la mayoría de los países de África está prohibido vender alcohol a menores, pero es muy raro que la ley se aplique. Los jóvenes tienen su primer contacto con el alcohol bebiendo cervezas y alcoholes artesanales en las fiestas familiares y religiosas, invitados a ello por sus propias familias. Puede que todavía falte a veces en el mundo rural el agua y la electricidad, pero ya casi nunca, ni siquiera en los pueblos más remotos, faltan las drogas y el alcohol (el 18 de enero de 2020 The Economist publicó “Follow the bottle. How to get beer around Congo, a country with hardly any roads”). Y el alcoholismo es también un problema de las jóvenes, a las que la publicidad intenta convencer de que el beber las hace más libres e independientes, más dueñas de sí mismas.
La industria del alcohol considera a África como la última frontera, un enorme mercado que apenas si se ha tocado. El periódico suizo Le Courrier titulaba el 21 de noviembre de 2018 “Las multinacionales del alcohol, al asalto del continente africano”. Mencionaba los esfuerzos de Carlsberg, AB InBev (el grupo cervecero más importante del mundo con sede en Lovaina, Bélgica), Diageo y Heineken (sobre la que el periodista de investigación Olivier van Beemen escribió “Heineken en Afrique”). Y según “The South African Medical Journal” buena parte de esa publicidad va dedicada a los jóvenes. Con tristes resultados. Ya un estudio publicado en 2013 en el European Scientific Journal sobre los jóvenes estudiantes marfileños constataba un nivel relativamente alto de alcoholismo y cómo cada vez se veían más tiendas de alcohol en las cercanías de colegios y escuelas. Y según The Conversation del pasado 17 de febrero, entre los universitarios nigerianos, un 14’6 % beben de manera peligrosa para su salud (borracheras, comportamientos influenciados por el alcohol).
Cabe preguntarse si las iglesias africanas han tomado en serio el problema del alcoholismo, especialmente el de los jóvenes. Lo de la mencionada Gabola Church en Sudáfrica no es fakenews. No forma parte del “South African Council of Churches”, y el Arzobispo Modiri Patrick Shole, director del “South African Union Council of Independent Churches” la ha condenado porque “no tiene nada que ver con la Palabra de Dios”. El Obispo Makiti se defiende: “En otras iglesias dicen ser santos y beben a escondidas, pensando que Dios no lo ve. Nosotros bebemos abiertamente durante el culto, y ayudamos a que la gente beba de manera responsable”. En 2011, la sacerdote anglicana Vicentia Kgabe público para su doctorado en la Facultad de Teología de la Universidad de Pretoria “Abuso del alcohol entre el clero anglicano: desafío para el trabajo pastoral”. “Estrés en el trabajo y en la familia, problemas de dinero y presión de los colegas contribuyen a que clérigos caigan en el alcoholismo”. “Los dirigentes diocesanos no han encontrado la manera de ayudarlos de forma continua”. Y Kgabe recomienda la ayuda de psicólogos para discernir antes de que sean recomendados para la ordenación. De lo contrario se aplicará el “Consejos vendo lo que para mí no tengo” del refranero español
Ramón Echeverría
[Fundación Sur]
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