La Jornada del Niño africano se celebra el 16 de junio para conmemorar a los alumnos víctimas de la represión policial en 1976 en Sudáfrica en tiempos del apartheid. Ese día los escolares de Soweto se manifestaron para protestar contra una educación de calidad inferior para los alumnos negros. Murieron numerosos niños y jóvenes que exigían el respeto a la educación dispensada en su propia lengua.
Pero, el 16 de junio no es sólo un día para el recuerdo, también lo es para la reivindicación. A pesar de los logros obtenidos desde que hace veinticinco años se firmara la Carta Africana de los derechos de los niños, muchos de esos derechos siguen siendo una asignatura pendiente.
Cada año se pone el acento sobre un aspecto de los derechos de los niños. Así, el tema del año 2014 fue “Educación gratuita y obligatoria para todos los niños de África”. El recuerdo de las niñas raptadas hacía tres meses en Chibok, en Nigeria, movilizó a miles de personas para exigir escuelas seguras para chicas y chicos.
Según el informe de UNICEF, titulado “Infancias perdidas”, unos 800.000 niños nigerianos se habrían visto obligados a huir de sus casas a causa del conflicto en el norte de Nigeria entre Boko Haram, las fuerzas militares y los grupos de autodefensa civil. Este conflicto también ha afectado a más niños de la región: Camerún, Chad y Níger. El informe detalla el alto precio que los niños y jóvenes tienen que pagar en los conflictos armados: los niños son utilizados como combatientes, espías, cocineros, porteadores… Las niñas son especialmente víctimas de violaciones, trabajos forzados y matrimonios precoces.
Según el Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el año 2014 fue un año nefasto para los niños en las regiones afectadas por conflictos bélicos, que son cada vez más violentos y diversificados. Se estima que cerca de 15 millones de niños, de los 230 millones que vivían en países y regiones donde actúan numerosos grupos armados, han sido víctimas de violencia.
Recordemos que en el mundo, cada día mueren millones de niños de hambre y por causas que podrían evitarse: desnutrición, malaria, agua no potable, falta de medicamentos… Millones de niños son víctimas de explotación laboral. Según la página “solidaridad net”, la cifra más alta de niños entre cinco y 14 años víctimas de explotación laboral se concentra en la región de Asia y del Pacífico, después siguen África Subsahariana, América Latina, el Caribe, Oriente Próximo y África del norte. Más de 400 millones de niños estarían sometidos a diversas formas de esclavitud.
La venta de niños para trabajar, aunque ilegal, es una práctica común. Algunos padres empobrecidos se ven tentados de vender a sus hijos por sumas de hasta 15 dólares. Muchos de esos padres son engañados por vendedores de ilusiones que les prometen una educación para sus hijos.
En África según la Organización Internacional del Trabajo, 200 millones de niños trabajan forzados. 48 millones de esos niños están en África Subsahariana.
Según informes de las Naciones Unidas, la minería artesanal y a pequeña escala emplea en África a 8 millones de trabajadores, muchos de esos trabajadores serían mujeres y niños. En la República Democrática del Congo (RDC), sólo en la región de Katanga unos 12 000 niños trabajarían en la extracción de minerales y en Tanzania unos 4.600. Human Rights Watch, señala que en el cinturón aurífero de África Occidental, que abarca Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Níger Nigeria, Senegal y Malí, trabajan decenas de miles de niños; sólo en Malí unos 20.000.
El sector agrícola emplea mucha mano de obra infantil. En Costa de Marfil, primer productor de cacao del mundo, miles de niños de 9 a 12 años, que provienen de los países vecinos, sobre todo de Benín, acaban trabajando en plantaciones de cacao. En Kenia, habría 1.9 millones de niños trabajadores, en Zambia el 58% de los trabajadores serían menores de 14 años y en Madagascar el 58% de los trabajadores tendrían menos de 12 años…
El 16 de junio los niños africanos se movilizan y en algunos países se hacen oír a través de sus Parlamentos infantiles nacionales. Es cierto que estos parlamentos han perdido mucho del entusiasmo y empuje que los vio nacer en 1998 apoyados por la UNICEF.
El objetivo de esos parlamentos era muy ambicioso: promover y difundir los derechos de los niños e iniciarlos a las prácticas democráticas; educarlos en valores tales que el respeto de los otros, la tolerancia y la solidaridad y ayudarles a formular y expresar sus preocupaciones para darlas a conocer.
A pesar de la reducción del número de Asambleas y hasta de su desaparición en algunos países por falta de medios, no pocos educadores han intentado conservar y aplicar el espíritu y pedagogía del Parlamento de los niños en diversas instituciones o movimientos educativos.
En varios países se ha convertido en tradición hacer coincidir la sesión anual con el 16 de junio, Jornada del Niño Africano. Así, en Malí, el año pasado, se pudo escuchar a la presidenta del Parlamento nacional de niños, Lalla Wangara. En su discurso ante las autoridades y numerosos asistentes, se lamentó de la pérdida de dos años escolares a causa del conflicto que afecta la región de Kidal. Pidió que se dotase de actas de nacimiento a niños que nunca la tuvieron o que la perdieron y que las escuelas coránicas se integrasen en el sistema educativo formal. Denunció los matrimonios precoces, reclamando que se luche contra ellos. Un problema que perdura hasta en países en los que las leyes los prohíben.
Según la UNICEF, nueve de los diez países que presentan la tasa más alta de matrimonios infantiles en el mundo, se encuentran en África, a saber: Níger (75 %), Chad, R. Centroafricana y Guinea (63 %), Mozambique (56 %), Malí (55 %), Burkina Faso y Sudán Sur (52 %) y Malawi (50 %).
Hay que señalar que la Unión Africana, apoyada por la UNICEF y el Fondo de las Naciones Unidas para la población (UNFPA), lanzó el 29 de mayo de 2014 una campaña contra los matrimonios infantiles. M. Martin Mogwanja, Director general adjunto de l’UNICEF, en Addis-Abeba, declaró “Esta campaña dirigida por africanos para los africanos, no debe parar antes de que cada adolescente de cada familia y de cada comunidad consiga el derecho de cumplir dieciocho años antes de casarse”.
Paquita Reche, mnsda
Fuentes: Fundación Sur e informes: Human Rights Watch, Organización Internacional del Trabajo y Naciones Unidas UNICEF y UNFPA.