John Magufuli. ¿Un nuevo tipo de líder africano?

29/02/2016 | Opinión

John Magufuli, el nuevo Presidente de la República de Tanzania. ¿Cómo vamos a llamarlo? ¿Un héroe africano? Tal vez, pero el problema con el cliché de héroe africano es que se refiere, sobre todo, a un hombre anclado en la nostalgia colectiva y en los “podría ser”.

Un héroe africano, a nivel universal, es un hombre enojado que dice lo que piensa, denuncia a los imperialistas, se hace muy popular y es asesinado en el proceso y siempre antes de lograr sus objetivos. A partir de entonces, sus seguidores murmuran sobre cómo los imperialistas patrocinaron el asesinato de su héroe e impusieron a su títere. Este hombre suele haber nacido y haberse educado en la época colonial.

Héroes africanos típicos son Thomas Sankara, Patrice Lumumba, Kwame Nkrumah y otros muchos como ellos. Decían lo que pensaban y, de hecho, encontraron la muerte por causas no naturales. La gente los quería y aún lo hacen, y, por extensión, se han convertido en símbolos de desafío africano.

Desde hace años, los africanos se han quejado acerca de la forma en que han sido abandonados por sus líderes que, a diferencia de los héroes muertos, como Lumumba, parecen no entender lo que la gente quiere y cómo mover el continente hacia adelante.

miting_magufuli.jpgPero Magufuli parece haber traído una nueva forma de hacer las cosas. El nuevo líder de Tanzania, de hecho nació durante la época colonial, pero no parece ser el héroe típico de África. Ha ofendido a muchos sí, pero no de la forma en la que lo han hecho otros líderes: él ha hecho la vida de los perezosos y los corruptos muy difícil. A diferencia de sus colegas dirigentes africanos, Magufuli no ha atacado al imperialismo occidental. Él, en cambio, se centra en la incompetencia y la corrupción. Tal vez piensa que cuando se es africano y se ataca el imperialismo se está atacando básicamente a reinos y a su realeza y cuando lo haces te pulverizan, te destruyen. No tienes ninguna oportunidad.

Los héroes típicos africanos eran realmente muy inteligentes y cultos, pero comunicaban sus mensajes de una manera bastante ofensiva. En la película sobre el asesinato de Lumumba, un ex espía belga que operaba en el Congo en el momento del ascenso de Lumumba se niega a disculparse o aceptar la culpa por el papel que desempeñó diciendo que el presidente del Congo había «insultado» al rey belga. Puede ser que Lumumba nunca insultara al rey Belga pero seguro que se expresó de forma que ofendió a sus cortesanos.

A diferencia de Lumumba y Sankara, Magufuli denuncia malas tendencias y hábitos no deseados y no “ismos” en general. Los “ismos” tienden a tener caras detrás de ellos y esas caras tienden a ser poderosos intocables. Mencionarles es arriesgado. Magufuli, en lugar de denunciar a las personas, simplemente actúa en contra de lo que él ve como algo malo y no existe ninguna evidencia de que tenga un padrino. Él es simplemente él. Magufuli se ha convertido en el hombre más nombrado de África.

Ahora, escuchemos el silencio de los líderes occidentales y de los políticos africanos. Ambos están sorprendidos. Magufuli no es alguien a quien se pueda llamar oportunista, ni traidor y tampoco alguien a quien se pueda llamar un resentido post-colonial. En su lugar, él es un hombre con una visión.

En tan sólo unos pocos meses en el cargo, Magufuli ha unido los gustos de Kissinger con los gustos de Mugabe y ahora ambos no saben qué hacer con Magufuli: ¡están unidos en estado de shock! No le pueden odiar pero tampoco pueden abrazarlo. La confusión en torno al fenómeno Magufuli ha sido quizás bien definida por Charles Onyango-Obbo, editor del periódico Mail & Guardian África, que escribió que el líder de Tanzania «ha resultado ser un líder antiafricano»

Pero tal vez lo más importante que Magufuli ha demostrado es que puede ser un héroe sin insultar a nadie. Se puede ser ejemplar sin tratar de corregir siempre a los demás. Se puede cambiar la situación simplemente exigiendo que se haga lo correcto.

Magufuli ha demostrado que los líderes, para ser escuchados, no necesitan gritar y maldecir. No hay necesidad de agitar los puños. Incluso Jacob Zuma, que es probablemente el presidente más ridiculizado en el mundo, sabe que un líder no debe insultar a nadie. Al contrario debe ser diplomático. En la diplomacia, uno puede expresar su descontento con algunos individuos pero no insultarlos, simplemente decirles lo que están haciendo mal. Por ejemplo, puede ser que Magufuli sea un resentido contra el neocolonialismo pero en lugar de clamarlo a los 4 vientos él, de forma muy inteligente, destruye sus zonas de confort: la cultura de la dependencia y la corrupción.

Para aquellos que buscan acabar con la corrupción y promover un liderazgo ejemplar en África ¡aquí está el Dr. Magufuli! ¡Vamos a darle un abrazo antes de que se convierta en un héroe típico de África! No dejemos que se convierta en un corrupto.

Hasta ahora todo bien; Viva Magufuli.

Mthulisi Mathuthu

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