Los buscadores de oro de Mongwalu, en Ituri, noreste de la RD Congo, van a tener que volver a empuñar las azadas. La explotación artesanal ha quedado suspendida y los buscadores artesanales van a se sustituidos por una sociedad industrial. Habrá que cambiar de modo de vida y, quizás, el cambio será a mejor.
Mongwalu es una ciudad situada a 87 km al norte de Bunia, distrito de Ituri, en la Provincia Oriental; no tiene buena pinta. Las gentes andan descalzas, viven en casita de barro. El centro comercial alberga el mismo tipo de casas que son establecimientos de venta de oro, restaurantes, tiendas. No se ven muchas infraestructuras sociales: algunas escuelas, un hospital mal equipado y algunos centros de salud de atención primaria. Hay un aeródromo con una pequeña pista de tierra donde aterrizan y desde donde despegan sin parar avionetas porteadoras fletadas por los mineros. Se trata, sin embargo, de una ciudad que vive del oro, poblada densamente por gentes venidas de distintos lugares con la esperanza de enriquecerse. Por eso, fue tan mal recibida la medida presidencial de principios de año que suspendía la explotación artesanal minera.
Hay oro, pero no alimentos
La gente no tiene otros recursos que el oro. Mongwalu dispone de tres minas importantes, Adidji, Sezale y Makale, explotadas por la gente del lugar desde hace décadas. Parece que habría otro yacimiento muy importante según los expertos. Los habitantes prácticamente no cultivan la tierra y los alimentos vienen de Bunia y cuestan mucho. El cierre de una de las minas ya se ha dejado sentir en los mercados de Bunia que han visto un descenso de sus ventas.
Responsables de la ONG ADEI (Acción por el Desarrollo de Ituri) estiman que debe realizarse una reconversión. El Ituri dispone de una buena extensión de tierras fértiles y habrá que buscar alternativas al cierre de minas en la agricultura, ganadería y en la creación de cooperativas agrícolas. Está por ver si será posible la coexistencia de la explotación artesanal tradicional (actual) y la explotación industrial de grandes empresas como la inglesa AGK (Aglo Gold Kilo). Parece evidente que la explotación industrial de grandes empresas multinacionales que están recibiendo permisos o concesiones obligará incluso a importantes desplazamientos de poblaciones y a que éstas busquen otro modo de vida. Un cambio que, además de forzado, puede ser deseable, ya que durante decenios no siempre han sacado provecho de la explotación artesanal del oro.
(A partir de un escrito de Désiré Bigega de Agence Syfia 16/09/2011)
Traducción y resumen de Ramón Arozarena.