José María Cantal solicitó una ayuda al Fondo Nueva Evangelización para llevar a cabo su apostolado cultural que ha recibido recientemente. La basílica fue edificada en 1872 y acoge cada año más de 70.000 visitantes, casi todos ellos musulmanes argelinos. En ella ofrecen lo primero de todo un lugar bien cuidado, acogedor y tranquilo, un espacio cristiano para la oración y la meditación, al que la religiosidad popular rodea con sus gestos universales: encender una vela, pedir agua bendita, confiar una pena o un sueño, pedir consejo, solicitar protección, hacer promesas y ofrendas…
Más allá de ser un monumento del pasado colonial, es un lugar de vida para la pequeña comunidad cristiana en Argel: misa y rosario cotidianos, celebraciones sencillas pero cuidadas, momentos de oración según el calendario litúrgico (via crucis, 2 retiros, celebraciones diocesanas, acogida de peregrinos, etc.) y un sacerdote siempre disponible para hablar.
La pastoral cultural es bastante ambiciosa: cada mes se ofrece un acto gratuito y de calidad para todos los habitantes de Argel. Algunos ejemplos de las ya realizadas: Exposición de caligrafía árabe con los nombres de Dios; concierto de música vocal del mediterráneo; concierto de piano y violonchelo; monólogo teatral basado en texto de Carlos de Foucauld; master class de canto lírico y órgano; concierto a favor del “proyecto Alzheimer” de Cáritas Argelia; polifonías vascas. Además están previstos otros actos: Exposición de fotografías sobre el mar con textos de Laudato Si; conciertos de órgano y piano; pieza de teatro basada en “Las confesiones” de san Agustín (nacido en Argelia); traducir las hojas informativas en más idiomas (ya están en 13); concierto de música andalusí.
Desde hace tres años la basílica acoge en torno a la fiesta local de Nuestra Señora de África (30 abril) una jornada mariana islamo-cristiana con bastante éxito de público. El lema del año pasado fue: “Ecología y Espiritualidad”. El lema de la cuarta jornada mariana islamo-cristiana, prevista el 27 de abril de 2019, es: “La mujer: motor de África”. La basílica de hecho fue impulsada por dos jóvenes mujeres de modesta condición, una italiana y otra francesa, que trabajaban en el cercano seminario mayor de saint Eugène: Marguerite Berger (+1875) y Anna Cinquin (+1884). Ellas iniciaron una peregrinación al lugar en que ahora se erige la basílica de Nuestra Señora de África. La construcción se inició en 1858 y el 2 de julio de 1872 la consagró el cardenal Lavigerie.
En el fresco central hay, desde la fundación de la basílica, una frase que sorprende a casi todos los que vienen por primera: “Nuestra Señora de África, reza por nosotros y por los musulmanes”. Es la vocación del santuario: favorecer una hermandad espiritual, ofrecer un lugar de paz y fraternidad.
Fiuente: SIC Agencia
[Fundación Sur]
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