Iru, el nieto de Olentzero, se ha adaptado a los tiempos de multiculturalidad en los que vivimos. La Navidad de hace tres años se le acercó un niño de Senegal que le pidió que enviara un regalo a su familia en África. Esto le dio qué pensar. Debería salir de las fronteras de Euskal Herria a llevar buenas noticias y regalos. En contacto con el centro residencial de acogida de chavales subsaharianos y marroquíes Zabalbetxe de Loiu, le encargaron que llevará unos cuantos vídeo-mensajes y cartas a sus familias en el lugar de origen. Iru se fue con el zurrón, la txapela, albarcas, un remo, una balsa para pasar el estrecho de Gibraltar y un patín.
Iru, el nieto de Olentzero, es de gran talla, del mismo tamaño que su corazón. De imaginación supina, le pone mucho optimismo y alegría a la vida. El 5 de noviembre de 2011 emprendió camino hacia África. Se acompañaba de sus amigos: Iñigo Grijalba, educador del centro residencial de acogida de chavales Zabalbetxe de Loiu, y Markel Redondo, fotógrafo y cámara de vídeo.
Antes de partir, uno de los chavales residentes le mostró una tabla de surf que le salvó la vida cuando la patera en la que navegaba rumbo a Europa naufragó. Iru pensó que, en solidaridad, debería cruzar el estrecho de Gibraltar en una rústica balsa.
La primera acción del trayecto fue probar la frágil embarcación en el estanque del Retiro en Madrid. La adornó con globos y con botellas con mensaje dentro. Ante la expectación de los paseantes, comenzó a remar. Si no le rescata una pareja que remaba apaciblemente en una barca, se hunde. El nieto de Olentzero y sus acompañantes dieron como válida la prueba y estaban decididos a que cruzara el estrecho de Gibraltar.
Llegaron hasta Tarifa. Cuando vieron que se embarcaba en tan lamentable balsa, los bañistas le persuadieron de que no lo hiciera. Además, soplaba viento de poniente que tiraba hacia el Mediterráneo. Había señoras que le agarraban para que no se metiera en la mar. Iru, el nieto de Olentzero, tenía fe ciega en su cometido.
Por mucho que remara, la corriente y el viento le llevaban en una dirección contraria y desconocida. Iru empezó a temer lo peor. Para distraerse y espantar los miedos comenzó a cantar. Hasta que por suerte un pescador se apiadó de él y le llevó hasta 500 metros de las costas de Tánger.
Allí le esperaba la policía marroquí que no entendía absolutamente nada de aquella situación. ¿Cómo un europeo cruzaba el estrecho en balsa cuando la situación habitual es a la inversa? El nieto de Olentzero les mostró el pasaporte y contó el proyecto.
Iñigo y Markel pasaron en ferry hasta Tánger. Los tres se fueron a cumplir con su misión en tierra africana. No iba a ser tarea fácil encontrar los domicilios a los cuales deberían llevar los vídeo-mensajes. Además, no contaban con demasiado presupuesto.
¿Qué pensarían los nativos cuando vieran a Iru con un patín en el Alto Atlas o con un remo en el desierto, vestido con el atuendo del clásico carbonero vasco? La respuesta, en el programa de Levando Anclas del 18 de diciembre 2011.
Iru, el nieto de Olentzero, e Iñigo Grijalba estuvieron presentes en el programa de Radio Euskadi “Levando Anclas” el 11 de diciembre de 2011.
Proyecto “Olentzero Munduan”
La aventura de Iru continuará en este mismo blog.
Puedes escuchar el programa: http://www.eitb.com/es/audios/detalle/793387/placas-solares-dolpo/
Original en El Blog de Roge