En Níger, las fuertes lluvias de la semana pasada causaron la muerte de tres niños, importantes daños materiales y la pérdida de más de 8.000 cabezas de ganado. No se había visto algo similar desde hace casi 50 años, según los aldeanos. La zona más afectada es el norte desértico del país, Bazador y Tasara.
Abdourahmane Moussa, gobernador de la región, ha declarado que las víctimas se organizaron tan rápido como pudieron, pero la magnitud de la catástrofe requiere ahora asistencia humanitaria.
«Además de la muerte de los niños gran parte del mercado, con sus tiendas llenas de comida, cereales, azúcar, etc. fueron sepultadas y anegadas. Muchos animales, también fueron arrastrados por las riadas. El gobernador calificó la situación de desastre”.
“Enseguida quedó de manifiesto la solidaridad del pueblo que proporcionó apoyo moral y material a las víctimas. La policía y los bomberos deben evaluar ahora el número de viviendas desplomadas y el número de animales desparecidos. Esperamos, de un momento a otro, el informe final», explicó el gobernador del estado, mientras insistía en una llamada de auxilio.
«Ya hemos alertado a Niamey para establecer una célula de crisis alimentaria y catastrófica que puede actuar lo más rápido posible», declaró a RFI Abdourahmane Moussa.
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