Interceptado un buque que transportaba residuos tóxicos en Nigeria

8/02/2013 | Opinión

Las diferentes naciones del mundo están tomando medidas para proteger el medioambiente; la cada vez mayor amenaza del calentamiento global hace que la comunidad mundial se mantenga unida en una lucha que pueda garantizar que el cambio climático no entraña peligro alguno para la raza humana.

Cuando se conocieron por primera vez los peligros del cambio climático, me preocupó que Nigeria no estuviera lo suficientemente preparada para hacer frente a este desafío; sin embargo, estos miedos han dejado paso al optimismo gracias a los esfuerzos que una jovencísima agencia —NESREA (Agencia Nacional de Calidad Medioambiental y Aplicación de las Normas)— está llevando a cabo para poner un poco de cordura en los asuntos medioambientales de Nigeria.

Para una persona que está acostumbrada a lo de “aquí nunca pasa nada”, descubrí con alegría una excepción en esta agencia paraestatal que depende del Ministerio Federal de Medioambiente. Cuando se interceptó por primera vez en el país un buque que transportaba residuos tóxicos, se produjo un gran revuelo en los medios de comunicación a raíz de las medidas que se habían llevado a cabo, entre otros motivos, porque diferentes grupos intentaron proteger sus intereses; organizaciones gubernamentales, como el Servicio de Aduanas y la Autoridad Portuaria de Nigeria, intentaron intimidar a la NESREA desprestigiando su campaña e incluso hubo distribuidores de productos eléctricos y electrónicos de segunda mano que se unieron a esta lucha, ya que vieron como su forma de subsistir corría peligro.

Si se está en desacuerdo con las drásticas medidas impuestas por la NESREA en el transporte de chatarra electrónica es debido a la ingenuidad de muchos nigerianos y de otras tantas organizaciones; sólo unos pocos saben que existe un riesgo muy elevado para la salud de las personas y un posible impacto negativo en el medioambiente causado por aparatos eléctricos y electrónicos (ordenadores, neveras, televisiones, DVD, pilas, etc.) cuando éstos ya están al final de su vida útil. Se ha demostrado que los restos de estos aparatos electrónicos contienen mercurio, azufre, cadmio, plomo, berilio o materiales ignífugos con bromo y estas sustancias en humanos pueden causar enfermedades como cáncer, insuficiencia renal, infección pulmonar, trastornos en el desarrollo del sistema nervioso, enfermedades hepáticas e irritaciones en la piel, en los ojos o en el cuello; cuando penetran en la tierra, estas sustancias son nocivas para los microorganismos y alteran el ecosistema del suelo.

La única práctica internacional aceptable es la que se describe en la Convención de Basilea donde se fija que los países tendrán que hacerse cargo de su propia basura electrónica a través de mecanismos como son la recompra y el reciclaje. Si se traslada este tipo de desecho a otros países, entonces, debe existir un acuerdo con el país receptor en el que éste último acepta el reciclaje; sin embargo, debido al alto coste que supone reprocesar y recuperar los componentes reutilizables de dichos productos, muchos países están dispuestos a deshacerse de ellos en otros países sin ningún tipo de permiso e incluso existen codiciosos e inconstantes hombres de negocios que los transportan a otros países con el pretexto de importar aparatos eléctricos/electrónicos ya usados.

Evitar que Nigeria se convierta en un vertedero de residuos es lo que la NESREA quiere lograr y, por eso, se muestra inflexible con estos importadores y con los transportes que usan. Tal y como se esperaba, el debate en los medios de comunicación sobre este tema fue largo, pero, nadie conseguirá acabar con los propósitos que se han fijado en la NESREA.

Desde el primer incidente, se han interceptado más buques que transportaban chatarra electrónica al país y se ha obligado a los propietarios de los buques y a estos importadores a devolver estas ofensivas mercancías a su lugar de origen.

El reciente arresto, detención y sanción de los responsables del buque Marivia supone un punto positivo para la agencia, para el gobierno y para todos los nigerianos. Lo primero de todo es que se ha enviado a un mensaje claro: todos los países deben ocuparse de sus propios residuos, en lugar de deshacerse de ellos en países que consideran más pobres y/o menos desarrollados. En segundo lugar, nuestros queridos hermanos y hermanas, que han estado trayendo la muerte a su propia gente, deberán pensárselo dos veces antes de seguir con este negocio. Y finalmente, es esperanzador ver cómo las agencias gubernamentales colaboran unas con otras en los puertos para hacer frente a un enemigo común. Espero de todo corazón que este espíritu se mantenga vivo.

Kenneth Ezediuko

Activista medioambiental en Abuya.

Publicado en Punch, Nigeria, el 17 de enero de 2013.


Traducido para Fundación Sur por Rocío Murillo.

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