Tanto los rebeldes de Seleka como las milicias Anti-Balaka cometieron y siguen cometiendo crímenes de guerra y de lesa humanidad”, denunció la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) en un informe sobre la crisis centroafricana. El documento de 87 páginas, titulado “Todos deben irse o morir”, denuncia “un conflicto político y étnico para controlar el poder… que paulatinamente fue asumiendo una matiz religiosa”.
Para los defensores de los derechos humanos, la actual situación de “caos” a nivel político, humanitario y de seguridad, se debe principalmente a la impunidad de los “crímenes del pasado” y a “la incapacidad de la justicia nacional e internacional para juzgar a los máximos responsables de estos crímenes del pasado y que continúan siendo protagonistas del conflicto actual”.
Entre estos nombres, la FIDH confirmó la responsabilidad directa en las filas de los Seleka del líder rebelde sudanés de Janjaweed, el general Moussa Assimeh, el jefe de inteligencia Noureddine Adam, y el exjefe de la guardia presidencial durante el régimen de Ange Félix Patassé, Abdoulaye Miskine. Del lado de los Anti-Balaka, hay muchos oficiales de las Fuerzas Armadas de la República Centroafricana (FACA) y personalidades cercanas al expresidente François Bozizé, quien fue destituido en 2013 con un golpe de Estado.
Fuente MISNA Fundación Sur