El estancamiento de la región se debe principalmente al control casi absoluto de sus líderes políticos, quienes se benefician de la riqueza que destinan a sí mismos, mientras reprimen cualquier disidencia para mantener su poder, permitiendo que los conflictos se propaguen en varios estados. Su autoridad ha impedido el progreso en cuestiones globales como la lucha contra el cambio climático o la promoción de la igualdad de género. Sin embargo, aún hay esperanza, ya que nuevas coaliciones se unen para enfrentarse a estos poderes y los avances tecnológicos aportan mayor transparencia.
Estos arraigados gobiernos autoritarios tienen un férreo control sobre sus propios sistemas socioeconómicos. Mantienen en secreto las prácticas corruptas, abriendo oportunidades para la corrupción en la vida pública, desde el acceso a bienes y servicios básicos hasta la falta de transparencia en las contrataciones públicas, como en Egipto (puntuación IPC: 30).
Con tanto que perder con medidas de rendición de cuentas y la participación ciudadana, las élites atacan cualquier voz disidente, desde periodistas hasta activistas políticos y organizaciones de la sociedad civil. Marruecos (37) y Túnez (39) intentan silenciar las demandas de rendición de cuentas.
Si se permite que élites corruptas mantengan su autoridad absoluta, la región quedará estancada. Estas élites no tienen ningún incentivo para abordar la emergencia climática, incluso cuando la ciudadanía comienza a sufrir sus consecuencias, especialmente porque muchos regímenes se benefician directamente de la dependencia mundial de los combustibles fósiles. Esta es una importante oportunidad desaprovechada. Países del Golfo como Arabia Saudita (59) están intentando aumentar la inversión en una economía más verde, con planes para reducir su dependencia del petróleo y el gas, y desarrollar una planificación urbana más sostenible. Sin embargo, los resultados de este proceso podrían tardar demasiado en contribuir a la lucha contra el cambio climático.
Estos sistemas también impiden la equidad de género, ya que las mujeres, los niños y los grupos vulnerables, quienes más necesitan los servicios gubernamentales, son los que tienen menos probabilidades de recibirlos. En países como Irak (26), los intereses políticos pueden utilizar medios corruptos para obstaculizar la participación ciudadana. El sistema de gobernanza del país se adoptó para fomentar la inclusión y la diversidad, pero fue manipulado en beneficio de movimientos políticos específicos, basándose en su afiliación sectaria y política.
También se observan tendencias positivas, con la creciente frecuencia de formación de coaliciones entre actores afines, en un esfuerzo transnacional para contrarrestar las fuerzas corruptas. Asimismo, están surgiendo oportunidades imprevistas. Tras la caída del régimen de Asad en Siria (12), existe una fuerte demanda de que el país avance hacia una democracia real, verdaderamente inclusiva y transparente.
Un avance alentador es el esfuerzo de los países del Consejo de Cooperación del Golfo por invertir en soluciones tecnológicas para la administración pública, o «gobierno electrónico». Este cambio mejora la transparencia y puede ayudar a reducir la corrupción al eliminar intermediarios y facilitadores. Por ejemplo, la contratación electrónica reduce las posibilidades de prácticas corruptas como el soborno en la elaboración de presupuestos y el uso de fondos públicos. Esta tendencia ofrece a los ciudadanos la oportunidad de acceder a más datos a través de la digitalización, lo que les permite identificar la corrupción con mayor facilidad, pero también crea la necesidad de proteger la privacidad personal. El progreso más notable, específicamente en el ámbito de la digitalización de servicios, puede verse en los Emiratos Árabes Unidos (68) y Arabia Saudita (59), que ha aumentado 10 puntos desde 2019.
Los EAU se basan en programas estratégicos anteriores con la «Estrategia de Gobierno Digital de los EAU 2025«, diseñada para apoyar la integración intersectorial de los aspectos digitales en las estrategias gubernamentales generales. La estrategia tiene la inclusión y la satisfacción del usuario entre sus medidas de éxito, y tiene como objetivo reducir la brecha digital para ayudar a reducir la desigualdad entre los ciudadanos. En Arabia Saudita, programas como «Visión Saudita 2030» y el conexo Programa Nacional de Transformación, establecen objetivos para mejorar la digitalización y así aumentar la eficiencia, transparencia y accesibilidad de servicios gubernamentales.
Para superar décadas de autoritarismo, la región debe desarrollar sólidos sistemas nacionales de integridad y la separación de poderes que permitan a los ciudadanos exigir cuentas a sus líderes. Este proceso debe incluir a la sociedad civil y al público, quienes deben participar activamente, en lugar de ser silenciados y excluidos. Solo así los Estados podrán garantizar una buena gobernanza, erradicar la corrupción y comenzar a abordar cuestiones cruciales como el cambio climático y la equidad de género.
Manuel Pirino y Kinda Hattar *
*Asesores Regionales para Oriente Medio y el Norte de África, Transparencia Internacional
Fuente: Transparency International
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[CIDAF-UCM]