
El acuerdo de paz recientemente firmado entre la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda ha sido considerado por muchos como un paso importante para poner fin a años de guerra en el este del Congo.
Estados Unidos, que intervino en la negoción del acuerdo, lo hizo después de que Kinshasa propusiera el acceso a sus minerales a cambio de seguridad. Sin embargo, hay indicios suficientes para afirmar que la riqueza mineral es solo una de las muchas causas del conflicto en la región, y ciertamente no la única.
Es de conocimiento público que la región del Este de la RDC es muy rica en recursos minerales de gran valor estratégico como el coltán, el cobalto, el cobre y otros recursos muy importantes para la industria occidental. También hay que tener en cuenta que existen numerosas minas ilegales en manos de grupos de milicianos, fuera del control del gobierno central de la RDC.
Si bien el acuerdo se refiere principalmente a Kinshasa y Kigali, hay decenas de grupos armados y fuerzas aliadas implicadas, lo que podría dificultar cualquier posibilidad de una solución duradera.
El hecho es que existe una gran desconexión entre la consolidación de la paz de alto nivel, a la que se refieren los acuerdos de Qatar y de Luanda, liderados por la UA y por los Estados Unidos y la situación real. Los acuerdos de paz firmados en el pasado no han producido efectos tangibles durante los más de 30 años que dura este conflicto. Es evidente que existe una gran brecha que impide la consolidación de la paz de alto nivel y la paz real en la vida del pueblo congoleño.
Fuente: Africanews
[Traducción y edición, Jesús Zubiría]
[CIDAF-UCM]
