Implicación de las mujeres de Burkina Faso en la Revolución de Octubre 2014 y en la transición

7/01/2015 | Opinión

¿Qué ha pasado en Burkina Faso para que a finales de octubre de 2014 el pueblo se alzara y en dos días terminara con el poder de un presidente que pretendía mantenerse en él? ¿Qué papel han jugado las mujeres en esta revolución? ¿Que papel jugarán en la transición?

Todos hemos podido ver, escuchar o leer algo sobre los acontecimientos que en octubre de 2014 sacudieron Burkina Faso. Por primera vez la prensa del mundo entero transmitió noticias de ese pequeño país de África Occidental, con poco más de diecisiete millones de habitantes.

Castigado por el rudo clima saheliano y sin grandes riquezas en su subsuelo Burkina Faso no ha sido víctima directa ni indirecta de guerras causadas por intereses foráneos, que tanto dolor y sangre han provocado y están provocando en otros países africanos.

De Burkina Faso se ha dicho que era uno de los países más estables de África y de que su única y gran riqueza son sus hombres y mujeres. Tengo suficientes razones, después de haber pasado más de 40 años de mi vida allí, para decir que los burkineses son trabajadores, dialogantes, amantes de la paz y pacientes; que no son violentos, están dispuestos al perdón y a la reconciliación, pero que saben defender su dignidad.

Después del asesinato de Sankara en 1987, Blaise Compaoré, su compañero de armas y de revolución, se hizo con el poder. En 1991 fue elegido presidente en elecciones pluripartidistas. Político hábil, ambicioso y gran manipulador, consiguió hacerse en exterior del país una reputación de gran mediador en conflictos regionales y ganarse adeptos en el interior como hombre necesario a la estabilidad y desarrollo del país.

Hombre clave de la “francafrique”, Compaore siempre contó con el apoyo de Francia, cuyos intereses defendió.

Elegido democráticamente, y con una oposición dividida y sin personalidades relevantes, su poder se extendió y consolidó. Obsesionado con mantenerse en él quiso modificar por tercera vez el artículo 37 de la Constitución que limita el tiempo de mandato del presidente. En 20 años consiguió modificarlo por dos veces. ¿Una tercera vez en 2014? ¡Ya era demasiado! El ambiente político empezó a caldearse.

Hacía unos meses tres hombres importantes de su partido habían dado un portazo y formado un nuevo partido que fortaleció la oposición. Por otra parte, el descontento de los jóvenes y de la gente pobre de la periferia de las ciudades no había hecho más que crecer por la situación social y condiciones de vida que se habían ido deteriorando. Ya en 2011 hubo protestas sociales y un motín militar a causa de salarios no pagados que fue reprimido duramente.

Cuando se publicó que el día 30 de Octubre la Asamblea sería consultada sobre la modificación el artículo 37, los partidos de la oposición y la Sociedad Civil convocaron una manifestación para el día 28. ¡Un éxito extraordinario! Miles y miles de hombres y mujeres de todas las clases sociales dijeron “NO” a la voluntad de un presidente que quería perpetuarse en el poder.

La madrugada del 29 al 30 la muchedumbre rodeó el hotel Azalai, colindante con la Asamblea, donde se encontraban los diputados, dispuesta a evitar que pudieran votar a las 10 como estaba previsto. Viendo como los diputados intentaban burlar el sitio, los ánimos se caldearon y los manifestantes prendieron fuego al hotel y a la Asamblea. Los diputados huyeron.

Después, hubo manifestantes que marchan a la plaza de la Revolución para proclamar la liberación del país y al palacio presidencial para decir a Compaoré que se marchara.

Simultáneamente, cuenta la joven artista Cendrine Nama, que forma parte de las personas consideradas héroes de la revolución, la muchedumbre se dirigió a los estudios de la TV y de la Radio “para cerrar” la boca al gobierno.

Cendrine ha respondido a todas las llamadas de desobediencia civil y participó en la manifestación de las espátulas. Esta marcha simbólica, conocida así por el peso cultural que todavía tiene este objeto que representa a la mujer y con el que la mujer puede realizar una maldición irreversible de impotencia en el amenazado. A pesar de que la marcha no había sido autorizada por la alcaldía, las mujeres marcharon el día 27, dos días antes de la insurrección popular. Esta marcha reunió a las mujeres de la oposición y de la sociedad civil para entregar un mensaje al Presidente. Quisieron hacerlo, como dijo la presidenta de un partido de la oposición, Saram Sérémé, “antes de que el ambiente se caliente” Marcharon para Interpelar al presidente que “todavía tenía tiempo de cambiar de decisión”, a los poderes legislativos representantes de la población que manifiesta su desacuerdo y a las fuerzas del orden y de seguridad, “para que en Burkina Faso no se instalase el caos como había sucedido en otros países”. (Ver más información: http://www.africafundacion.org/spip.php?article18721)

Ni el miedo ni el asma le impidieron a la joven artista Cendrine participar en la gran y definitiva insurrección del 30 que expulsó a Compaoré, porque era “preciso sanear al país”. Blaise había reinado casi 28 años sobre un Burkina que consideraba su patio de recreo. “Había terminado por creerse que era un monarca absoluto con todos los derechos sobre el pueblo. Era demasiado”.
Por eso ni los gases lacrimógenos ni las balas reales podrían detenerla.

Compaoré no escuchó ni la petición de las mujeres en la manifestación encabezada por Saram Sérémé el día 27, ni el clamor del pueblo los días siguientes. Desde una radio privada declaró el estado de sitio, que seis horas más tarde levantó, anunciando un poder de transición que él mismo iba a dirigir. Ni los partidos políticos ni la sociedad civil estuvieron dispuestos a plegarse a esta decisión. Parte del ejército los apoyó y el día 31 Compaoré, escoltado por blindados ligeros, emprendió la huida hacia el sur. En el camino un helicóptero y un avión enviados por Francia le ayudaron a refugiarse en Costa de Marfil, etapa hacia su exilio en Marruecos, dejando muchas heridas abiertas y muchas cuentas pendientes con la justicia.

Según Cendrine se había “ganado una batalla al echar a Blaise Compaoré y su séquito. Con ellos todo el sistema estaba gangrenado, podrido. Un sistema que quería dominarnos y amordazarnos. Es sólo una victoria. No podemos dormirnos”.

¿Que papel podrán jugar las mujeres en la transición?

Es cierto que en las manifestaciones que cambiaron el rumbo de la historia de Burkina Faso, la presencia de hombres fue numéricamente más importante que la de las mujeres, pero nadie puede negar el papel importante jugado por ellas en la lucha del pueblo para librarse de Compaoré.

Las mujeres pueden aportar todo su potencial de esperanza y fuerza en el periodo de transición. Lo harán a pesar del poco espacio que se les ha concedido en el gobierno de transición, ya que sólo dirigen 4 ministerios sobre 26, tres de ellos poco importantes.

El nombramiento de Joséphine Ouédraogo-Guissou al ministerio de Justicia, Derechos humanos y Promoción Cívica es una buena noticia. Socióloga de formación, la señora Ouédraogo tiene 65 años. Fue ministra de la Familia y de la Solidaridad con el gobierno de Tomás Sankara, de 1984 a 1987. Cuando Compaoré tomó el poder en 1987, se impuso un exilio voluntario que la llevó al Instituto Panafricano para el Desarrollo de Duala (Camerún). Más tarde, ocupó puestos de responsabilidad en la Comisión Económica para África, en Addis-Abeba. Fue Secretaria ejecutiva de Enda-Tiers Monde en Dakar En 2012 volvió a Burkina Faso. Inicialmente había sido designada candidata a la presidencia del gobierno de transición, al ser elegido presidente Michel Kafando, ella fue designada ministra de Justicia. Muchos burkineses esperan de ella que por fin se abran los casos de asesinatos políticos, de corrupción y de enriquecimiento ilícito, para que la Verdad y la Justicia sean restablecidas.

El gobierno de transición ya ha dado los primeros pasos para que se haga luz y justicia sobre casos tan sensibles como el de los asesinatos del presidente Thomas Sankara y del periodista Norbert Zongo.

Paquita Reche, mnsda

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