Iluminando África

31/07/2008 | Crónicas y reportajes

Durante los últimos 10 años en los que las economías de muchos países africanos han estado creciendo a ritmo constante, la generación de electricidad que se necesita para propulsar este crecimiento se ha convertido en uno de los mayores retos a los que se enfrentan los Gobiernos.

Desde Suráfrica, una de las mayores economías del Continente, hasta la República Democrática del Congo, de la que se dice que tiene el potencial para generar energía para todo el continente, la escasez de energía para impulsar el crecimiento en África ha alcanzado las proporciones de una crisis.

Esto es, principalmente porque en muchos de estos países, el crecimiento en demanda ha sobrepasado la disponibilidad de suministros, obligando a las autoridades a volver a las tácticas de limitar el crecimiento como la reducción de la energía, comúnmente conocida como racionamiento de la energía, para evitar el derrumbamiento total del suministro.

Incluso donde la demanda no ha crecido tan rápido, el mal sistema de distribución ha asegurado esos frecuentes apagones, sumados a el coste de llevar adelante un negocio en muchas economías africanas.
Con este telón de fondo se han reunido esta semana en Nairobi los productores de electricidad, para encontrar nuevas maneras de generar la energía que se necesita para asegurar un crecimiento económico.
En primer plano de la agenda de esta reunión de tres días de duración organizada por la Unión de Productores, Transportistas y Distribuidores de energía eléctrica en África, está la gestión de los servicios públicos estatales que producen la mayor parte de la energía del continente.

Este encuentro se realiza cuando el Banco Mundial acaba de publicar su último informe sobre llevar negocios en algunas economías seleccionadas por todo el mundo. Fundamental entre sus averiguaciones es que la electricidad con un precio alto está entre los factores que hacen que los países de África sean menos competitivos en los mercados globales, contra los gigantes de las economías emergentes, como China e India.

Por ejemplo, el crecimiento económico sostenido durante los últimos cinco años ha dejado a Kenia con un mínimo margen de reserva del 3 % comparado con el recomendado a nivel global 11 %, para que el crecimiento siga estando por encima de las reservas.

Los economistas de la energía dicen que la mayoría de los problemas de electricidad de África pueden investigarse hasta dar con la desgana de las autoridades nacionales para liberalizar el sector y permitir la participación privada en atender toda la demanda.

Abriendo el sector energético a la participación del sector privado ha permitido a países como Kenia escapar de una crisis energética que conlleva un potencial inmenso para perjudicar el crecimiento económico, según el doctor Eric Aligula, un experto en infraestructuras que trabaja para el Instituto de Kenia para el orden público, investigación y análisis, Kippra.

La magnitud de la crisis energética a la que se enfrenta África está representada en la última encuesta global de PriceWaterHouseCoopers, sobre las utilidades de la industria, que indica que la energía está entre las principales preocupaciones de los ejecutivos y empresarios en el continente.

Mientras que hay que reconocer los esfuerzos que están haciendo los gobiernos nacionales para cubrir sus necesidades energéticas domésticas, la encuesta a 118 altos ejecutivos en 37 países dice que el establecimiento de una central energética común cada vez está teniendo más aceptación como la solución al problema más viable.
“La escasez de abastecimiento está convirtiéndose en algo cada día más grave. Los socios del desarrollo, gobiernos y líderes empresarios han empezado a trabajar en el marco regulador necesario para hacer de la central común una realidad”, asegura Vishal Agarwal, el socio de PWC a cargo de la infraestructura.

Fuentes de energía más baratas

La mayor parte de los analistas del sector energético ven esta iniciativa como una medida a largo plazo, mientras que enfatizan en el hecho de que los países a nivel individual deben invertir en nuevas y más baratas fuentes de energía, a corto plazo, para impedir la crisis que se avecina.
En Kenia, por ejemplo, la situación del abastecimiento de energía ha empeorado en los últimos tres años, con un pico de demanda que ha alcanzado el 1.043 megavatios contra una capacidad nacional de abastecimiento de 1.088 megavatios. Esta ha sido la mayor demanda que se ha registrado en la historia del país.

Las estadísticas muestran que a finales del mes pasado, la capacidad de generación de que se disponía era de 1.185 megavatios, disminuyendo el margen de la capacidad de reserva al 3 %.

Los retos también abundan en la transmisión de energía, donde la capacidad del sistema para resistir al nivel de demanda está muy en duda.

“Cualquier capacidad de generación adicional debe tener en cuenta la red existente y su capacidad para trasportar energía adicional”, comenta Joseph Njoroge, el Director General de la compañía de Energía e iluminación de Kenia, KPLC.

A finales de este mes de junio, KPLC habrá gastado 1.000 millones de chelines keniatas en renovar las líneas de distribución y las instalaciones de transformadores adicionales en Nairobi y alrededores durante el año fiscal actual.

KPLC compra la mayor parte de su energía (el 75 %) a KenGen, el generador público de energía. En muchos países africanos la sobre dependencia de una sola fuente de energía sigue siendo parte de los muchos retos a los que se enfrenta el sector energético.

En Kenia, la hidroelectricidad supone el 60 % de la producción del país. El 35 % de los requisitos energéticos nacionales se cubren por los siete productores independientes con licencia de energía termal y geotermal.
También se culpa por la actual escasez energética las inversiones insuficientes en infraestructuras y la mala administración de las empresas públicas de energía, que son las principales generadoras y distribuidoras energéticas.

El problema está ejemplificado por la persistente escasez en Suráfrica, que también genera electricidad con recursos nucleares.

A principios de este mes el Gobierno de Suráfrica permitió a la compañía energética estatal, Eskom, subir el precio de la electricidad en un 27.5 % para ayudar a mitigar el derrumbe energético que obligó a las minas de oro y platino del país a cerrar en enero.

Se espera que los precios de la electricidad suban entre un 20 y un 25 % anualmente, durante los próximos tres años, según el Regulador de Energía Nacional de África.

Esto es todavía más bajo que el incremento del 61 % que ha pedido Eskom e incluye un 14.2 % de aumento en las tarifas que ya se había hecho en diciembre.

Eskom, que proporciona el 95 % de la electricidad en Suráfrica, tiene escasez de suministros después de que el Gobierno retrasase las inversiones en nuevas plantas energéticas.

Según el Banco Mundial, los frecuentes y perjudiciales apagones eléctricos suponen una plaga en 35 de los países del África Subsahariana. Se calcula que estos apagones le cuestan a las economías africanas el 2 % del producto interior bruto, según el Banco Mundial. Para grandes empresas, los apagones reducen los ingresos en un 6 % y para las pequeñas y medianas empresas, estas pérdidas suponen un 16 %.

Suráfrica, por ejemplo abastece de energía a varias economías regionales como Botsuana, Zambia y Zimbabue, países que también se enfrentan a las consecuencias de la reducción de suministros.
Los expertos dicen que el problema de la falta de inversión es que hacen falta años para que estas nuevas plantas eléctricas se construyan, aunque la demanda crezca tan rápido. África ha sido incapaz de atraer la participación financiera privada en su sector energético por los retrasos en la culminación de los proyectos y por la gran cantidad de asuntos de gobierno corporativo que rodean la gestión de las compañías públicas de electricidad en el continente.

El mayor socio inversor en el sector energético del continente, el Banco Mundial, ha admitido recientemente que sus préstamos para el desarrollo energético en el África Subsahariana han tenido claramente menos éxito que en otras regiones.

La mala actuación de las compañías estatales de electricidad se suma al déficit público y desvía la inversión de medios en sectores sociales como la educación básica y la salud pública”, añade el Banco Mundial.

Algunas de las opciones que se están estudiando en el continente son la co-generación con productores de azúcar, como Mumias Sugar, de Kenia, que planea producir 38 megavatios en el proyecto de la autoridad para el desarrollo de los ríos Tana y Athi.

Zeddy Sambu y Steve Mbogo

Publicado en el diario Business Daily, de Nairobi, en 24 de junio de 2008.

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