Ignorando a las mujeres soldados

28/10/2010 | Crónicas y reportajes

La percepción de que las mujeres sólo son víctimas de los conflictos armados pasa por alto el gran número de mujeres combatientes, lo que puede dar lugar a su exclusión de los procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR).

El informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) “Del conflicto y la crisis a la renovación: Generaciones para el cambio”, publicado el 20 de octubre de 2010, reconoce el papel que las mujeres desempeñan en el establecimiento de la paz, pero advierte contra la imagen de las mujeres como madres y “pacificadoras por naturaleza”… [eligiendo] soluciones no violentas en vez de optar por el conflicto siempre que les sea posible.

Megan MacKenzie, profesora de género y programas de seguridad en la Universidad de Harvard y que ahora enseña en la Universidad de Victoria, en Wellington, capital de Nueva Zelanda, dice: “Poco se ha escrito sobre las mujeres y las niñas como agentes activos en los conflictos civiles”.

“Sin embargo, hay evidencias de que las mujeres –particularmente las mujeres soldados- actuaron como victimarios y fueron empoderadas a través de su papel en el conflicto [de Sierra Leona]”, escribió en un artículo publicado en 2009 en la revista Cambridge Review of International Affairs, titulado: “Empowerment Boom or Bust? Assessing women’s post-conflict empowerment initiatives”.

Durante los 11 años de la guerra civil de Sierra Leona, entre 1991 y 2002, famosa por sus atrocidades a gran escala contra la población civil, las mujeres desempeñaron un papel importante como soldados y no sólo como “seguidores de campo” o “esclavas sexuales”.

MacKenzie dijo que las mujeres y las niñas llevaron armas, mataron, estuvieron al mando de grupos armados, saquearon y sirvieron de espías entre otras muchas actividades. Hay historias de poderosas mujeres comandantes como Adama Cut-hand (Adama cortamanos), de la que se dice que fue uno de los miembros más crueles del RUF (el grupo guerrillero liderado por Foday Sankoh) y que dirigió las campañas de amputaciones”.

Programas de DDR

Helen Basini, una aspirante al doctorado por la Universidad de Limerick, en Irlanda, y que investiga a las mujeres combatientes en la postguerra de Liberia dice que los programas de DDR “están aceptando a mujeres en igualdad de condiciones que los hombres”, y aunque, “en teoría”, las mujeres son parte de los nuevos enfoques de los programas de DDR, la situación “es mucho más complicada de lo que sugieren las normas y directrices”.

“Las mujeres se enfrentan a los mismos problemas que los hombres en los programas de DDR: cuando se llega a la Reintegración, siempre hay escasez de dinero”, pero es verdad que existe un sesgo hacia los combatientes masculinos que suelen ser vistos, a diferencia de las mujeres desmovilizadas, como una amenaza a la seguridad del Estado en las postguerras.

Sin embargo, dijo Basini, la guerra tiene un efecto más profundo para las mujeres debido al trauma, así como a la ruptura de las convenciones y normas sociales, lo que hace difícil su reinserción.

En un artículo de 2009, “Securitization and Desecuritization: Female Soldiers and the Reconstruction of Women in Post-conflict Sierra Leone”, MacKenzie escribe: “devolviendo las niñas a un ambiente “normal, los programas de DDR corren el riesgo de acentuar la desigualdades de género. Un programa de DDR verdaderamente progresista y basado en el desarrollo incluiría cambios más radicales en referencia al papel de la mujer en la sociedad”.

Muchas mujeres en Sierra Leona, dijo Mackenzie, evitaron el DDR por diversas razones, incluyendo la desconfianza, el estigma y el miedo a las represalias. Además, las mujeres excombatientes se quejaron de ser “tratadas como amas de casa y esclavas sexuales” o ser de la opinión de que estaban “por encima” del proceso del DDR y que podrían hacerlo por su cuenta.

“Para algunas mujeres que habían alcanzado rangos más altos dentro de las fracciones en guerra, la idea de participar en los programas de DDR junto con los soldados de menor rango era insultante”.

Bisini dijo que las mujeres excombatientes de Liberia a menudo eran rechazadas por las comunidades como “sucias” –por haber sido violadas o tener hijos con miembros de las milicias- y eran consideradas “impuras”, dañando, así, sus perspectivas de matrimonio.

“Debido a estos problemas, muchas mujeres decidieron auto-desmovilizarse y volver a sus comunidades sin ser notadas … De esta forma no tuvieron acceso al dinero, formación y beneficios del DDR, lo cual puede hacer que estas mujeres sean más vulnerables a la pobreza y tengan más dificultades a la hora de tratar de sobrevivir”.
La negativa de los Organismos humanitarios internacionales, la ONU, el Banco Mundial y otras organizaciones a ver a las mujeres soldados, como “soldados” y no como “mujeres asociadas a la guerra”, “dependientes” o “seguidores” ignora y despolitiza sus funciones durante el conflicto, dijo Mackenzie.

La experiencia de Nepal

El informe del UNFPA, que marca el décimo aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Mujeres, Paz y Seguridad que se ocupa de la participación igualitaria de las mujeres en todas las cuestiones relacionadas con la paz y la seguridad dentro de los estados en conflicto o en situaciones de post-conflicto, señala que “la imagen de las mujeres con armas de fuego irrumpió como realidad durante la década de insurgencia maoísta en Nepal, lo cual desafió la percepción milenaria de las mujeres como miembros subordinados de la sociedad”.

El papel de la mujer fue reconocido en el acuerdo de paz de 2006, la Constitución reconoció los derechos de las mujeres como fundamentales y una resolución parlamentaria aprobó la reserva para las mujeres del 33 por ciento de todos los puestos en los órganos del Estado.

Se estima que las mujeres y las niñas fueron un tercio de las fuerzas maoístas.

De su experiencia con las excombatientes maoístas en Nepal, Sarah Dalrymple, asesora en temas de conflicto y seguridad para Saferworld, dijo, en un debate en internet sobre la mujer, organizado por la ONU, que muchas mujeres se sintieron empoderadas en su rol “masculino”. Sin embargo, las mujeres combatientes también fueron estigmatizadas como “violentas y libertinas” y “las mujeres reinsertadas han sido rechazadas por las mujeres que se quedaron en la comunidad durante el conflicto”.

Recomendaciones

“Getting it Right, Doing it Right: Gender and Disarmament”, un capítulo del manual del área de seguridad del Departamento británico de Desarrollo internacional, hace varias recomendaciones para el uso de expertos en materia de género para adecuar los presupuestos de las operaciones de mantenimiento de paz de la ONU a las necesidades de las mujeres y que no sea éste un aspecto que se deje a “contribuciones voluntarias” de los donantes.

El manual dice: “Hay muy pocas mujeres formadas como miembros de las operaciones de paz, policías civiles o expertas en programas de DDR. Los donantes deben facilitar el establecimiento de grupos regionales donde se integren, de forma equilibrada, mujeres y expertos en género en los programas de DDR”.

FUENTE: IRINNEWS, 27-10-10

TRADUCCIÓN: Chema Caballero

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