Idriss Deby, el bombero pirómano

16/02/2015 | Crónicas y reportajes

Ha armado a Seleka, adora las bellezas del desierto, ofrece un MIG29… ¿Hasta dónde va a llegar Idriss Déby, que ahora acude en ayuda del Camerún atacado por Boko Haram que ayer él apoyaba?

Lleva gafas de aro fino de intelectual pero no se equivoquen, Idriss Déby, de 62 años de edad, no es una rata de biblioteca sino es un caudillo que durante casi un cuarto de siglo multiplica los golpes de mano, los golpes bajos, se aleja de situaciones desesperadas, a menudo con la ayuda de Francia, y sobrevive en una región de África particularmente inestable. En el antiguo imperio colonial francés, donde muchos jefes de Estado están sentados en asientos eyectables, él es un ejemplo de estabilidad.

Estar un paso adelante

¿La Baraka? Su longevidad no es una casualidad. Es el fruto de una inteligencia táctica, que sus adversarios cualifican de maquiavélica, que le permite en general quedarse como el dueño del partido, combinada con una falta total de escrúpulos, que le lleva a eliminar físicamente a sus opositores, a aterrorizar a sus adversarios, lo que le ha ganado el calificativo lógico de dictador y acusaciones reiteradas de crímenes contra la humanidad. Pero, como el bueno Idriss es reelegido durante elecciones pluralistas, aunque amañadas, y permanece como un fiel aliado, totalmente consciente de los límites que no debe pasar, Francia le otorga una confianza casi ilimitada.

Tanto con Chirac, Sarkozy y Hollande, la antigua potencia colonial sabe mimar a los presidentes que « tienen bien su país». Como Compaoré, otro pilar de la Françafrique, aunque acabó derrocado por el pueblo y abandonado por sus militares después de 27 años de reinado absoluto en Burkina Faso, y que hoy debe morderse los dedos por haber rechazado la presidencia de la Francofonía que le ofrecía François Hollande. Se trataba, no obstante, de un bastón de mariscal merecido por un hombre que, con Taylor traficó los diamantes del sangre y se dedicó a desestabilizar a sus vecinos: Liberia, Guinea, Costa de Marfil, etc…. Pero no como Kadhafi, cuyo eliminación por Sarkozy fue considerada como una error por Déby y numerosos dirigentes de la región.

El Presidente del Chad no parece que vaya a conocer un destino tan funesto. Parece gozar de una posición más ascendente. Especialmente gracias a las rentas del petróleo que ha empezado a ser explotado en el Chad desde hace unos diez años, y gracias a una aguerrido ejército, el único que merece este calificativo en África francófona. Tan eficaz que ha prestado asistencia a los militares francés en su lucha contra el terrorismo en el Norte del Mali, que ha desempañado temporalmente el papel de cascos azules en la República Centroafricana, después de que Deby sembrara muerte y desorden armando y apoyando a los milicianos de la Seleka, y que se llega ahora al Norte del Camerún para parar la progresión de Boko Haram.

Buena fortuna

Idriss Déby tiene una colección impresionante de Hummers y sus aduladores se pierden en la cuenta de sus numerosas esposas. Catorce, quizás quince; las últimas, dos estupendas y jóvenes mujeres del desierto, la guapa e influyente Hinda y la voluptuosa Amani, hija de un jefe de milicia Janjawid del Sudán, han sido ricamente dotadas.

¿Qué mosca ha picado a Déby para atacar a Boko Haram, un movimiento terrorista al que ha abrigado desde hace tiempo? ¿Está de repente tocado por la gracia de la lucha contra el terrorismo? ¿Actúa por cuenta de Francia? Si los militares franceses aplauden entre bastidores, el Quay d’Orsay no hace ningún comentario. Allí pues ha llegado desde unos días con cientos de hombres y de vehículos para hacer ´de policía en un país totalmente incapaz de defenderse por sí mismo. El Camerún, dirigido por Paul Biya desde 32 años, dispone sin embargo de un ejército de cuarenta mil hombres (con la gendarmería).

Militares insuficientemente capacitados e insuficientemente equipados, en razón de la corrupción de los generales que desvían una parte del presupuesto, y sobre todo de la desconfianza de Biya hacia los hombres vestidos con uniforme militar, lo que le ha permitido, hasta ahora, evitar ser derrocado por un golpe de Estado. Si el Presidente acaba de ofrecerse un Boeing 767 como avión para funciones presidenciales, sus Fuerzas Aéreas solo disponen de Fouga Magister, un avión de combate que data de los años cincuenta, y de un Alpha Jet, diseñado en los años sesenta. Una defensa de pacotilla en comparación con la del Chad, dotada de Sukkhoïs, de helicópteros de combate Mi24 y Mi17, y desde algunos meses de un Mig29, contando también de una unidad antiterrorista formada por los americanos desde 2004.

Al desplegar una tal fuerza de asalto frente a Boko Haram, Déby toma el riesgo de ser atacado sobre su propio suelo por una organización iihadista que ya dispone de una base de retaguardia en Níger, lleva a cabo acciones en Camerún e intenta implantarse en la República Centroafricana. Para prevenir dicha amenaza acaba de hacer una redada y de detener un millar de sospechosos de simpatías islamistas en N’Djamena. Pero, como se ve en Nigeria, la respuesta exclusivamente militar a la barbarie de los barbudos no conlleva la reducción de su influencia y su expansionismo. En un país completamente corrupto, dirigido por un presidente, Goodluck Jonathan, notoriamente incompetente, las poblaciones del Norte, que se sienten abandonados del poder de Lagos, continúan aportando un apoyo pasivo a los islamistas, con la complicidad de las élites y de los políticos locales, disgustados por estar marginados. Sin medidas políticas y sociales destinadas a reducir su influencia, el jihadismo no puede ser derrotado de manera duradera.

Confiado en su buena estrella que le ha permitido de liberarse sin daño de su compromiso contra los islamistas malienses, Idriss Déby no hace caso de consideraciones político-sociales. Al mandar sus tropas contra Boko Haram en Camerún, espera matar dos pájaros de un tiro. Fortalecer su estatura de Presidente ineludible ante los ojos de los Occidentales y también proteger los intereses económicos de su país. Totalmente encerrado, el Chad no dispone de otra salida que Camerún para asegurar su abastecimiento, mediante una vía férrea, y sacar su petróleo, a través de un oleoducto de un millar de kilómetros. Dos cordones umbilicales amenazados por la presencia de Boko Haram. En 2013, Biya había obtenido la triplicación de los derechos de paso del petróleo del Chad que generan ingresos significativos a la Hacienda del Camerún. Es muy probable que Déby vaya hacer pagar cara su ayuda militar. Entre antiguos cocodrilos del río de la françafrique nunca se deja pasar una a nadie.

Philippe Duval

Mondafrique

[Traducción, Dona Bayounguissa]

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