El juicio contra el mercenario británico, Simon Mann, uno de los más prominentes “perros de guerra” en África, comienza hoy en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial, por acusaciones de liderar el intento de golpe de Estado fallido de 2004.
Los tres principales cargos contra él son crímenes contra el Jefe de Estado, crímenes contra el Gobierno y crímenes contra la paz y la independencia del Estado.
Mann podría enfrentarse a la pena de muerte, aunque el Fiscal General de Guinea ha asegurado que no va a pedir la pena máxima para el británico. El Presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, ha declarado ante los medios de comunicación británicos, que el castigo que la condena que ha de imponerse al acusado, no depende de él, sino de los tribunales.
El Gobierno de Obiang está convencido de que Simon Mann fue utilizado como un instrumento, pero que existen otros autores materiales e intelectuales detrás de todo el complot para derrocarlo, que financiaron y planearon la operación.
La prensa británica asegura, citando a fuentes guineanas, que Mann ha desvelado información muy importante durante estos días de detención, en la famosa prisión de Malabo, Black Beach, algo que el juez podrá tener en cuenta a la hora de emitir un veredicto.
Las autoridades de Guinea aseguran que Mann ha testificado contra el hijo de la ex Primera Ministra de Gran Bretaña Margaret Thatcher, Mark Thatcher, pero este ha negado cualquier implicación en el plan. Thatcher fue arrestado en Ciudad del Cabo, por la policía surafricana, sospechoso de haber financiado toda la operación del golpe en Guinea Ecuatorial. Thatcher se declaró culpable tras haber pactado con las autoridades surafricanas su excarcelación, previo pago de una multa.
Otros once hombres, entre los que hay varios extranjeros, ya cumplen sentencias de entre 13 y 34 años de prisión en Guina Ecuatorial, por el mismo complot para derrocar a Obiang, en 2004.
La detención de Mann, que sirvió en la élite Especial del Aire Británica, las fuerzas SAS, terminó con la carrera de uno de los últimos famosos “perros de guerra” en activo, nombre popular con el que se conoce a los mercenarios extranjeros en África. Otro famoso mercenario extranjero, Bob Denard, murió el pasado mes de octubre. Después de sus servicios en las Fuerzas Especiales Británicas, Mann, a los 55 años de edad, trabajó en dos compañías privadas de seguridad, muy populares en toda África por la valorada actividad de sus mercenarios, en los años 90.
(IOL, 17-06-08)