Honor a la heroica resistencia africana, Por Ernesto Wong Maestre

28/05/2008 | Blog Académico

Saludamos a todos los pueblos del mundo, y en especial a los de África y a todos los afrodescendientes residenciados en América Latina, el Caribe, Norteamérica, Asia, Europa y Oceanía, en ocasión de conmemorarse el Día de África, el 25 de mayo, fecha que recuerda la constitución de la Organización de la Unidad Africana (OUA), hecho acaecido en 1963 cuando los líderes africanos respondieron al llamado de Kwame Nkrumah, Presidente de Ghana, de Gamal Abdel Nasser, Presidente de Egipto, y de otros promotores de la unidad africana para formar aquella Organización que casi treinta años después dio lugar a la actual Unión Africana. Con la OUA, los africanos hicieron su primer gran llamado continental a la unidad de África, luego del impulso alcanzado en Bandung, 1955 , y en la creación del Movimiento de Países No Alineados en 1961, donde África desempeñó papeles cruciales.

La OUA propició –de cierta forma- la superación de la fase de aquellos grupos de países africanos (Grupo Casablanca, Grupo Monrovia, Grupo Brazzaville) que desde fines de la década de los cincuenta comenzaron a tratar de afrontar, cada uno con sus modelos y compromisos políticos, los graves problemas heredados del colonialismo opresor y las formas de relacionarse con las antiguas metrópolis. Las independencias obtenidas con luchas populares de Ghana en 1957 y las de Mali con Modibo Keita y de Guinea con Sekou Touré en 1958 dieron la clarinada antimperialista en el África subsahariana pues ya desde 1956, con la nacionalización del Canal de Suez, Nasser había comenzado a demostrar la vía hacia la verdadera independencia de las naciones africanas.

DU BOIS Y NKRUMAH EN EL PARADIGMA DE LA UNIDAD

Hoy se recuerda también la amplia gesta solidaria del afrodescendiente norteamericano William Edward Burghardt Du Bois, quien desde muy joven fundó junto a otros estadounidenses y caribeños, los Congresos Panafricanos celebrados fuera de África en los años que sus pueblos estuvieron oprimidos y dominados por las metrópolis europeas. Dubois tuvo la dicha, gracias a la invitación de Nkrumah, de presenciar personalmente la creación de la OUA, su ansiado sueño de toda la vida, luego de más de cincuenta años de luchar en defensa de la amada tierra de sus ancestros.

A Du Bois le rendimos homenaje al recordar sus altos valores morales, entre los que se destacaron el altruismo, la solidaridad y el amor por la humanidad. Fue uno de los mejores alumnos de la Universidad de Harvard y es reconocido como el primer universitario afrodescendiente graduado en esa universidad estadounidense. Desde los años cuarentas –luego de celebrarse el famoso Congreso Panafricano de Manchester de 1945- Du Bois se incorporó al movimiento mundial por la Paz, aspecto que motivó la agresión marcarthista de la élite del poder estadounidense a su persona, razón por la cual emigró a Europa. Fue un defensor de los derechos civiles, historiador y escritor y, al igual que Nkrumah, un filósofo dedicado a transformar al mundo. En 1958, William Du Bois recibió el Premio Lenin de la Paz en la Unión Soviética , primera potencia mundial que abogó desde 1945, en la propia fundación de la ONU, por la descolonización total, con lo que las potencias imperialistas comenzaron a perder espacios políticos.

William Du Bois murió con más de noventa años en las amadas tierras africanas, regando con su sabiduría las flores de la vida llamadas virtudes. A Du Bois se le debe celebrar con la alegría típica y la nobleza del ser africano, y por ello -parafraseando a José Martí- no debemos desear paz a su alma porque ya ella vive «en las agitaciones excelsas de la gloria».

LA IDENTIDAD AFRICANA PRESUPONE RECONOCER A LOS LIDERES

Al recordar a William Du Bois y a Kwame Nkrumah, en este Día de África, enarbolamos con pasión la bandera africanista del sagrado respeto y admiración a los antepasados gloriosos, a todos los padres fundadores de la Madre África, como Samori Touré, Patricio Lumumba, Gamal Abdel Nasser, Agostinho Neto, Amilcar Cabral, Samora Machel, Ben Barka, Houari Bumedien, Sekou Touré, Shaka Zulú, Modibo Keita, Thomas Sankara, Julius Nyerere, Marien Ngouabi, Oliver Tambo, entre otros muchos, que vivieron y murieron defendiendo la libertad y la independencia de los pueblos. Otros muchos viven aún, como Mandela, Mugabe o Kadafi, influyendo con sus ideas y ejemplos en las nuevas generaciones que impulsan el neopanafricanismo, esa aplicación en los tiempos actuales del ideal africano de libertad, independencia y solidaridad, y sobre el cual reflexiona Kabunda Badi (1).

Será imposible avanzar en África sin identidad africana, y esta no se logrará consolidar si los padres de la independencia no son reconocidos, venerados y estudiados por las nuevas generaciones.

Por ello, también expresamos nuestros sentimientos de solidaridad con las actuales generaciones de africanos y africanas que tienen ante sí la sagrada tarea de encauzar a su amada tierra hacia niveles de vida superiores, venciendo cualquiera de los obstáculos impuestos por el neocolonialismo y adversidades de la naturaleza.

UNA PROPUESTA: SEMBRAR PETRÓLEO Y EXPORTAR ALIMENTOS

Los africanos y africanas, todos agrupados en sus comunidades tradicionales o en sus comunidades citadinas en torno a la gran tarea de la resistencia y el trabajo por un mundo mejor, pudieran aprovechar las oportunidades que para ellos, conocedores ancestrales de la agricultura, la pesca y la ganadería, les abre esta etapa de crisis mundial alimentaria y energética, pues junto a gobernantes honestos, inteligentes y comprometidos con sus sociedades pueden comenzar, más intensamente, a «sembrar el petróleo» que tan maravillosa y oportunamente se está encontrando en muchos países africanos.

La «siembra del petróleo», con el espíritu solidario africanista y la decisión necesaria de nacionalización o de establecimiento de condiciones más favorables para África que para las transnacionales, se articule estrechamente a la producción de alimentos y a su agroindustrialización, con redes de carreteras y vías por todos los parajes africanos, y reformas agrarias efectivas, justas y legítimas con los ideales tradicionales africanos, de manera que en un plazo relativamente corto se generen mayores ingresos por concepto de exportaciones de alimentos, necesidad acuciante de la humanidad, se elimine progresivamente el hambre y, al mismo tiempo, se vayan eliminando las villas miserias y la extrema pobreza concentrada en las inmediaciones de las grandes ciudades, cuando se le brinde a las familias africanas condiciones propicias para su retorno al campo y a sus tierras que históricamente les pertenecieron y en las cuales vivieron con verdadera y mayor felicidad.

La «siembra del petróleo» sólo podrá realizarse si los africanos son verdaderamente dueños de sus recursos naturales, y sólo podrá dar resultados esa «siembra» si entre todos los africanos reina un espíritu de solidaridad y complementaridad, pues si no hay petróleo en todos los países, entonces habrá que redistribuirlo hacia los que no tienen petróleo, en alguna variante integracionista, tal y como el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha hecho en el marco de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que es impulsada conjuntamente con Cuba, Bolivia y Nicaragua, y otros países observadores.

EXPANDIR LA CULTURA PARA REVOLUCIONAR LA POLITICA

Apreciamos con mucho optimismo las nuevas evidencias de que la cultura africana fue y será el gran factor de resistencia ante las brutales acciones del capitalismo colonizador e imperialismo neocolonizador y ella, la cultura, como lo expresó Amilcar Cabral, será la guía e instrumento de los africanos para llevar a cabo la «siembra petrolera» y vencer al neocolonialismo.

La cultura también les sirve de guía a los africanos en la diversificación de las relaciones externas con otras potencias, como es con la República Popular China , la cual le ha abierto las puertas universitarias a miles de becarios africanos y africanas, y ha realizado inversiones importantes y dado cuantiosos préstamos en condiciones blandas a los países de África.

Esa cultura ha permitido establecer lazos duraderos con otros países solidarios que como Cuba, ya ha graduado a varios miles de agrónomos, médicos, ingenieros y maestros con una visión africanista y socialista en función de las sociedades africanas. Igualmente, la ampliación de las relaciones diplomáticas con Venezuela comienza a dar frutos pues juntos preparan proyectos y juntos llevarán a cabo, en este año, la Cumbre América Latina-África en Caracas, y para la cual nos organizamos en Venezuela y se preparan en África.

Resulta contrastante y a la vez sintomático, para todos los gobiernos africanos, que en el único país africano con posiciones colonialistas hacia otro pueblo, como es Marruecos contra los saharahuíes, sea donde los Estados Unidos han encontrado cierta receptividad para montar sus bases militares de proyección continental mediante el proyecto AFRICOM. Y por ello, esa misma cultura africana, cada vez más presente como factor consciente en el ejercicio de la política por todos los africanos, propicia el rechazo generalizado en África a los intentos neocolonizadores del proyecto AFRICOM de los Estados Unidos.

El gran momento de África parece estar acercándose, lo visualizamos desde estos llanos y montañas venezolanas, al apreciar el resurgir, con mayor fuerza, los viejos sueños de los padres fundadores, y hacerlos suyos los jóvenes y revolucionarios líderes africanos. En particular, los sueños de Nkrumah o de Nasser, respecto al ideal del Gobierno Único para África, pues parece que han vuelto a ganar espacios políticos. Además, vuelven a resurgir los sueños de todos aquellos líderes, incluidos los de actuales intelectuales, que como Mbuyi Kabunda , aprecian en el socialismo la única esperanza para los pueblos africanos.

NOTAS

(1) Veáse «Democracia, Regionalismo y Panafricanismo: las Alternativas Neopanafricanistas», ensayo de Mbuyi Kabunda Badi contenido en Democracia y Buen Gobierno en África Subsahariana de la coedición Siglo XXI y Fundación Carolina, España, noviembre 2007.

Autor

  • El autor es profesor fundador, en 1999, del Seminario de África de la Escuela de Estudios Internacionales de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Además, es profesor conferencista del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”, del Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional y de la Universidad Bolivariana de Venezuela.

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