Home of Hope (Casa de la Esperanza) es un proyecto para los niños de Malindi,Kenia, en el que participan, entre otras personas, Nuria Vila Fernández y Laura Valera Lendoiro. Nuria es doctora en Pedagogía y licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Su experiencia profesional está vinculada a la inclusión educativa y social de grupos en riesgo y sobre todo de aquellos grupos de personas con discapacidad funcional. Por su parte, Laura es licenciada por la Universidad Complutense y maestra en Educación; además de ser la administradora de la página web “María Masika”.
Rafael Sánchez: ¿Cómo surge el proyecto “Casa de la esperanza” en Malindi?
Nuria Vila: El proyecto surge en el verano de 2010 durante un viaje de placer en Kenia. Allí nos encontramos con una realidad que nos sorprendió y no nos dejó indiferentes. Conocimos a un chico de la playa, William, y con él conocimos uno de los barrios más pobres muy cercano a Malindi. En este barrio nos impresionó la cantidad de niños y niñas descalzos en las calles, eso sí siempre con una sonrisa y alegrándote la vida nada más verte. A nosotros se nos ocurrió hacer algo por esos niños y pensamos en regalarles galletas. Así, hicimos varias filas con cantidad de niños y niñas que salían de todos los lados. Todos los niños estaban muy contentos con sus galletas, y ocurrió algo en mi fila que me hizo sentir algo especial por uno de los niños: conocí a un niño que partió su galleta, porque se había dado cuenta que se habían acabado las de mi fila, en cinco pedacitos, dio cuatro a los demás y él se quedó con uno. Esto me enseñó una palabra africana que se llama ubuntu que significa “comunidad” y, desde ese punto de vista, que “yo soy porque nosotros somos en comunidad”. Una vez que terminé de repartir estas galletas, que era algo simbólico, le pregunté a William sobre la situación familiar de todos esos niños a lo que me contestó que la mayoría tenían familia, pero que algunos estaban en un orfanato que se llama “Home of hope” Así elaboramos un proyecto “Hakuna Matata” de que me gustaría que Laura nos contara un poco. Esa experiencia me enseñó asertividad, me enseñó empatía y toda una serie de cosas que pensé que se podría hacer algo.
Laura Varela: Las necesidades, cuando se llegó al orfanato de Malindi, eran urgentes; así, no dejamos pasar la oportunidad de plantear un proyecto desde el punto de vista educativo y pedagógico. Por eso creamos una biblioteca pedagógica que se llama “Leo, hakuna matata” que en suahili significa “hoy no hay problema”. Esta biblioteca consta de una serie de recursos, entre los que destaca una serie de recopilaciones de cuentos africanos con temática sobre fenómenos meteorológicos y sobre la flora y fauna. El proyecto persigue transmitir, a través de las ilustraciones realizadas por niños, la realidad africana, así como una serie de valores. Esas ilustraciones fueron realizadas en el colegio “Vales Villamarín” de Betanzos, cuyos niños de educación primaria han elaborado las ilustraciones de estos cuentos.
N.V.: El orfanato lo llevaban dos mujeres y se había iniciado en noviembre de 2009. Nosotros fuimos a visitarlo y allí vimos las carencias: un espacio reducido con una habitación y 21 niños con actitud alegre y recibiéndote con alegría. Vimos que estos niños de 2 a 11 años carecían de lo básico desde el punto de vista educativo, pero, según nos dijeron allí las dos directoras, Sofía y María, lo más urgente eran el aspecto de la sanidad y alimentación. Nos pusimos manos a la obra y al año siguiente recaudamos unos 2.500 o casi 3.000 euros en productos para el orfanato. Sabíamos que la caridad no era lo que iba a solucionar la situación allí y por eso ideamos un proyecto a través de la creación de una empresa social, y esto es en lo que estamos trabajando con estas dos directoras.
R.S.: Cuéntanos más de esa empresa social ¿cómo mantenerla? ¿cómo hacer que sea sostenible, que no sea un proyecto de caridad sino de formación, de futuro?. En definitiva, ¿cómo es esta empresa que queréis montar?
N.V.: Como decías la caridad no soluciona el problema, aunque llevar dinero allí ha solucionado las necesidades básicas: la compra del terreno para que ellas no tuvieran que pagar el alquiler del orfanato, el agua que tampoco la tienen allí, la luz que tampoco llega, llenar la despensa (unos 4.000 kilos de comida), los uniformes de los niños, las literas y también compramos productos de primera necesidad como antidiarreicos y otros remedios para los más pequeños. Lo que sí nos dimos cuenta fue de la necesidad de trabajar junto a ellas en una empresa social. En esta empresa hemos sumado a gente que tiene experiencia en este ámbito pero sobre todo nos fijamos en una obra de Mohammed Yunus que lleva el título “Empresa social”, y refleja lo se entiende por una empresa social y las iniciativas que conlleva. El objetivo de una empresa social es resolver un problema social usando los métodos de negocio incluidos la creación y la venta de productos y servicios. Según Yunus, hacer un mundo mejor y un lugar mejor es posible y también es posible hacerlo desde la gente más pobre. Nosotros nos dimos cuenta, hablando con Sofía y María en el último año, que esto era posible, pero eso sí, queríamos que ellas nos dijeran qué empresa social se podía generar porque ellas conocen más la realidad de su entorno. Ellas nos dijeron que tenían experiencia en la creación de una granja de pollos, aquí en España tenemos contacto con un profesor, Evaristo Nafrías, con experiencia en ello. En esta granja de pollos, en un principio, aportaríamos el inicio de esta empresa para poder contratar dentro de la empresa social a los propios padres de estos niños, o a personas del entorno que pudieran favorecer la mejora de la empresa. Entonces trabajarían en la propia granja-escuela; después habría un kinder para los niños más pequeños y un colegio cercanos en el que podrían estar escolarizados estos niños. Y todo lo que se genere y potencie en esta empresa social iría para ellos. Esta iniciativa de empresa social es casi pionera en España, la empresa social como tal no existe, pero sí podemos hacer a través de otros mecanismos una especia de trust, que sería una forma de empresa social, que facilitara la mejora y que ellas desde allí generaran con nuestro apoyo su propia empresa.
R.S.: Laura, ¿cuál es el papel de una muñeca que se llama “María Masika”? Cuéntanos la historia de esta muñeca.
L.V.: “María Masika” es una muñeca africana que lleva el nombre de la niña más pequeña del orfanato, un bebé que había llegado en unas condiciones deplorables y horribles y casi no se contaba con ella. En la segunda visita se vio que estaba sanísima, milagrosamente se había salvado. Entonces decidimos recaudar fondos para el proyecto con alguna fuente de financiación. Para ello contactamos con los talleres Manuel Varela de Betanzos, que son artesanos, y apoyaron la fabricación de la muñeca “María Masika”. Esta muñeca la vendemos por 18 euros, es una muñeca totalmente solidaria, pues todos los beneficios van destinados a algún proyecto. Además desde los talleres realizan sin coste alguno toda la muñeca, desde Madrid nos ceden todas las telas que son africanas. Para su venta generamos una página web donde se puede ver todo el proyecto y la gente que ha colaborado con nosotros.
R.S.: ¿Nos podéis decir la página web?
L.V.: Para encontrarla lo más fácil es escribir en el buscador de Google “MaríaMasika”, todo junto. A través de ella se pueden poner en contacto con nosotras, (con Nuria: nuriaucm@gmail.com y con Laura: lavarelen@hotmail.com). En diferentes páginas queremos mostrar desde la página de la muñeca hasta el blog del proyecto, donde se pueden ver las fotos del orfanato, la última visita de Nuria y pepe al orfanato, las directoras del orfanato, aparte de otras colaboraciones que estamos teniendo como la venta de productos de áloe vera, así como collares y broches.
Es importante indicar que el dinero recaudado a través de la muñeca, cremas aloe vera y complementos de coral en tiendas locales, se invierte en pequeños negocios de micro créditos que llevan las mujeres en Malina. Las mujeres son las que están levantando África.
N.V.: Me gustaria agradecer a todas las personas que han colaborado con nosotros, y en primer lugar a FUNDACIÓN SUR, a Rafael, a Rosa y a Manuel. Por otro lado, quería agradecer a las personas que han colaborado a través de los talleres de Betanzos y Manuel Varela y a distintas personas que nos han cedido ropa para llevar a África. También decir que estamos intentando contactar con comerciantes que quieran colaborar con nosotras en la venta de estos productos, desde las cremas de áloe vera hasta las muñecas “María Masika” pasando por los complementos que se pongan en contacto con nosotras o con la FUNDACIÓN SUR. Para finalizar quiero terminar con una frase de Bertolt Brecht: “No aceptes lo habitual como cosa natural pues en tiempos de desorden, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar”, y este es nuestro pequeño cambio, nuestra pequeña aportación para un mundo mejor y sobre todo, para estos 21 niños de Malindi, Kenia.
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