[Fuente: Horseed Media (Somalia)]
Mohamed Aden de dos años de edad, tiene los ojos hundidos y las costillas le sobresalen. Es la viva imagen del hambre que se ha visto ya muchas veces en el pasado reciente de Somalia. Los médicos y las organizaciones de ayuda temen que este niño pueda ser la vanguardia de una nueva ola de hambre masiva.
Según la ONU, en el hospital Banadir de Mogadiscio, la semana pasada murieron de desnutrición dos niños somalíes. Esta falta de alimentos, en muchas partes del país, podría llevar a muchos más casos como éste.
En la mayor parte del país no ha llovido en los últimos meses. La lucha entre las fuerzas de la Unión Africana y los extremistas islámicos de al- Shabab está cortando los envíos de alimentos a muchas partes del país y desaniman a los agricultores a seguir con sus cultivos. El resultado de estos hechos es, según las diferentes comunidades de ayuda, alrededor de 50.000 niños gravemente desnutridos.
Esta preocupante situación resulta familiar ya que una gran hambruna golpeó a Somalia hace sólo 3 años y, a consecuencia de ella, murieron unas 260.000 personas.
El principal funcionario humanitario de la ONU para Somalia, Philippe Lazzarini, busca desesperadamente más dinero y afirma que los programas de distribución de alimentos cesarán próximamente ya que sólo se ha recibido un 17% de la ayuda solicitada a la ONU.
Según Lazzarini, en una conferencia de prensa en Nairobi, esta situación tiene similitudes muy preocupantes con la situación que se vivió en 2011 e hizo un llamamiento internacional para conseguir ayuda y que ésta se pueda transportar a las zonas menos accesibles.
Lazzarini señaló tres razones principales por las que los grupos de ayuda se han visto obligados a volver a pedir dinero sólo tres años después: existe aversión al envío de fondos para el centro-sur de Somalia, donde los milicianos de al- Qaida controlan grandes porciones de territorio. En segundo lugar, existen conflictos en Siria, Sudán del Sur y la República Centroafricana pero los presupuestos de ayuda no se han incrementado proporcionalmente a las necesidades. En tercer lugar, la agenda de seguridad en Somalia tiene prioridad sobre el programa humanitario.
El goteo de mujeres indigentes, con niños pequeños malnutridos atados a sus espaldas, que llegan al hospital de Banadir, preocupa a los médicos debido a la falta de medios y de personal.