Haití: cómo las mujeres sacuden el mundo político (2)

26/02/2020 | Opinión

sofa-2.png En otra declaración del 31 de marzo de 2010, la misma organización explicó:

La CONAP está más decidida que nunca a retomar la pluma de Mireille Neptune-Anglade, para reivindicar las aportaciones de La seconde moitié du développement a la creación de riquezas en nuestro país, y de este modo continuar el combate reivindicativo por imponer el reconocimiento de las ladrès fanm, las marginadas entre las obreras del polígono industrial, las trabajadoras domésticas, las comerciantes del sector informal y las productoras del mundo rural, expuestas más que nunca al fenómeno de la feminización de la pobreza y de la violencia de género. El impacto devastador del seísmo del 12 de enero ha comportado pérdidas económicas inconmensurables ante la situación económica de las familias, debilitando los resortes de las fanm potomitan, de las que siguen dependiendo el 80 % de los hogares de la nación y de las que un 48 % están encabezadas por mujeres. Estas familias sobreviven con menos de dos dólares al día, comprometiendo igual de drásticamente el bienestar de varias generaciones (7).

Cuota femenina o responsabilidad de los hombres

En 2012, las organizaciones feministas se entregaron en cuerpo y alma a rechazar la promesa de que en el gobierno de Lamothe/Martelly habría un 40 % de mujeres. Para Danièle Magloire, “lo más importante no es la presencia de mujeres. Hay que ver sobre todo la orientación del gobierno en las cuestiones sociales, económicas y del Estado de derecho”. Michaëlle Desrosiers, por su parte, dijo lo siguiente: “La presencia de [estas] mujeres en un gobierno de extrema derecha –por muy popular que sea– refleja la visión y el posicionamiento ideopolítico y económico de estas últimas en lo tocante a la apertura de Haití a los inversores asociados a los neocolonos” (8).

En mayo de 2012, la SOFA reclamó que el presidente Michel Martelly publicara un informe indicando las fuentes de financiación de su campaña electoral y denunciando a los cascos azules que estaban en el origen de la epidemia de cólera en Haití. Dede entonces, la SOFA se dedicó a llamar la atención de la sociedad sobre la corrupción que gangrenaba el espacio político y las derivas institucionales del parlamento. Asimismo, la SOFA hizo sonar la alarma mostrando los problemas asociados al programa Ti manman chéri, implementado por el gobierno de Martelly.

Contrariamente a esta medida, las feministas, a través de Marie Jocelyn Lasègue, exigieron la promulgación de la Ley de paternidad, maternidad y filiación, planteando el principio de la gratuidad de las pruebas de ADN para romper con la realidad de los y las menores sin padre en Haití. Esta postura se inscribe en la lucha de las feministas para conseguir que las mujeres accedan a una autonomía no controlada en Haití. En este país, las mujeres tienen libertad para desplazarse, pero esta autonomía aparente está asociada al hecho de que se hagan cargo de su progenie.

El año 2012 fue crucial para las feministas en la lucha contra el acoso sexual de las mujeres profesionales en Haití, con la denuncia del caso Josué Pierre-Louis (9), el entonces presidente de la Junta electoral, exministro de Justicia. Fue un año clave en la lucha contra las violencias sexuales y machistas. En la misma época asistimos a la aplicación de estrategias antifeministas internas, obra de hombres periodistas en Haití. De ello dio cuenta el artículo de Danièle Magloire sobre el movimiento feminista (ibid. 2018).

En 2013, las feministas exigieron la implantación de la cuota del 30 % en la ley electoral. Hablando de este periodo, Marie Frantz Joachim (2012) (10) señaló lo siguiente:

La institución del principio de la cuota del 30 % en la ley electoral de 2006 constituye uno de los mayores avances del movimiento feminista de aquel periodo, en la medida en que introdujo una dimensión política formal de la lucha feminista en Haití. Decimos formal porque es bien sabido que el movimiento feminista es eminentemente político, vista la lucha de lleva a cabo por derribar el sistema patriarcal y transformar económica, política, social y culturalmente las condiciones de vida de las mujeres. Se opone a todas las formas de autoritarismo.

Asimismo quieren que la ley electoral castigue a los partidos, asociaciones y confluencias políticas culpables de prácticas machistas, entre ellas el incumplimiento de la cuota. En octubre de 2013, las feministas jalonaron el año con la celebración del parlamento simbólico de mujeres. Hablando de aquella iniciativa, Marie Frantz Joachim (2015) explica (11):

[La iniciativa] movilizó a cerca de un centenar de personas, que representaban a cuarenta (40) asociaciones y comités de mujeres de partidos políticos de todos los departamentos, salvo el del Centro y el del Noreste. En el Parlamento Simbólico de Mujeres se implicaron 150 miembras de organizaciones de mujeres y de estructuras mixtas. Simularon con todo rigor, orgullo y serenidad la función de diputadas (99), senadoras (30), primera ministra y ministras (hombres y mujeres). El proceso de organización del Parlamento Simbólico de Mujeres fue en sí misma una importante iniciativa a favor de la política inclusiva, relacionando la SOFA, las organizaciones amigas y asociaciones con las autoridades parlamentarias.

En 2014, la batalla principal del movimiento fue la aprobación de la Ley de paternidad responsable bajo el gobierno de Martelly. Fue un momento clave en la lucha contra la impunidad en Haití. Las turbulencias provocadas por las derivas políticas condujeron al sometimiento del ministerio de la Condición Femenina, que se convirtió en una institución de propaganda progubernamental.

Replegadas en sus respectivas organizaciones, durante los cinco años que siguieron al cataclismo, las feministas desarrollaron una lucha sin cuartel para que las mujeres participaran en todos los niveles en los espacios decisorios. En este contexto, la SOFA (12) condujo un estudio en 2015 sobre los obstáculos que impiden a las mujeres acceder a los espacios decisorios. Esta lucha permitió que las feministas fueran reconocidas como interlocutoras en relación con cuestiones de relevancia nacional, lo que dio pie a una serie de peticiones para que más mujeres accedieran a dichos espacios.

Se formaron varias coaliciones de mujeres, entre ellas el COTEM (Comité técnico y multisectorial). Tales iniciativas dieron fruto y las feministas ganaron la batalla de la representación en los ayuntamientos y las entidades territoriales. Todas las mancomunidades de municipios tienen por lo menos una mujer entre las tres personas que las componen obligatoriamente. Esta lucha explica por qué existe la asociación de alcaldesas de Haití, la Fenafemh (Federación Nacional de Alcaldesas de Haití). Actualmente, las organizaciones feministas cooperan con las concejalas, incluidas las alcaldesas, con vistas a conservar la cuota del 30 % reconocida por la constitución modificada de 2011.

Durante todo el mandato de Michel Martelly, las mujeres denunciaron las derivas del poder, en particular los ataques del presidente contra las mujeres en la sociedad. Testimonio de ello es la campaña de apoyo Nou Tout se Lili a favor de la periodista Liliane Pierre-Paul, atacada por el presidente Martelly. Además de las luchas por la participación política de las mujeres, se mantuvo una antigua constante en el seguimiento de la aplicación de los grandes ejes estratégicos del movimiento por parte de las políticas, entre ellas las cuestiones de salud de las mujeres y la lucha sin cuartel contra las violencias cometidas contra las mujeres.

En 2016 tuvo lugar en Puerto Príncipe un coloquio internacional sobre las cuestiones de género, los feminismos y las relaciones entre los sexos. Fruto del mismo fue publicado un libro en 2018 por Éditions féministes Remue-Ménage, titulado Déjouer le silence: Contre-discours sur les femmes haïtiennes. Además, las feministas participaron conjuntamente en varios grandes eventos feministas científicos internacionales. Esta dimensión de la lucha asume la dinámica global que anima al movimiento feminista haitiano. En efecto, debido a la posición desfavorable que ocupa el país en el escenario internacional, las feministas luchan en general en dos frentes: el nacional y el internacional. Las feministas haitianas fueron las primeras en denunciar las derivas de la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití), las violaciones de menores y jóvenes de ambos sexos y el abandono de sus hijos por parte de los Cascos Azules. Para dejar constancia de su desacuerdo, las feministas cortaron toda relación con la MINUSTAH en Haití, emprendiendo una batalla por la retirada de los soldados de la ONU del territorio haitiano y la indemnización a las mujeres víctimas de abusos y víctimas del cólera.

Paralelamente, durante este periodo se intensificó la lucha por la despenalización del aborto. Esto tiene que ver con el hecho de que las feministas se dieron cuenta de los daños causados por este acto en la vida de las mujeres, particularmente de las más pobres. Así que montaron un colectivo, llamado DSSR (Derechos Salud Sexual y Reproductiva), que básicamente se encarga de la lucha por el acceso de las mujeres a la salud sexual y reproductiva.

Entre 2018 y 2019, las organizaciones de mujeres creadas a partir de 1986, incluida la SOFA, desarrollaron una lucha encarnizada contra el gobierno de entonces, posicionándose a favor del cese del presidente actual, participando en manifestaciones, escribiendo comunicados de prensa y organizando actividades para denunciar la creciente adopción de medidas encaminadas a establecer una dictadura. Esta lucha se inscribe en un combate contra el oscurantismo y por la supervivencia de la sociedad haitiana.

Además de estas acciones realizadas durante el decenio, las feministas libran una batalla sin respiro contra el poder del PHTK (Partido Haitiano Tèt Kale), que moviliza una forma tóxica de masculinidad para gobernar. En efecto, este poder no duda en hacer llamamientos a violar a las mujeres que cuestionan a las autoridades. El PHTK no se distancia de los hombres del poder, de los responsables cuyos nombres aparecen asociados a agresiones físicas y sexuales de sus parientes y sus empleados. Los dignatarios del PHTK utilizan la denigración, el insulto, la violencia y la corrupción como modos de gobernar.

En las luchas contra la corrupción que se desarrollan en la sociedad haitiana, la violación de mujeres, especialmente en los barrios populares, se utiliza como medio de represión para neutralizar la movilización. A fin de contrarrestar estas derivas, la SOFA, Kay Fanm (Casa de Mujeres) y Fanm Deside (Mujeres Decididas) llevan a cabo sobre el terreno un conjunto de acciones de concienciación para explicar a la población el peligro que representa este poder, mostrando las similitudes que existen entre el poder del PHTK y el poder de los Duvalier, el poder que reinó en Haití a base de asesinatos, masacres, saqueos y violaciones durante 29 años, con la complicidad de un amplio sector de la comunidad internacional, como ocurre hoy con el poder del PHTK.

En conclusión, esta travesía del decenio muestra que el movimiento feminista abarca en su ímpetu un doble movimiento: la responsabilidad para con la sociedad haitiana y la esperanza de un mañana mejor. Las mujeres rechazan la resignación. Desde 1915, ellas hacen de la indignación un leitmotiv para construir en Haití una dinámica política portadora de transformación social. Fiel a sus pilares estratégicos basados en un siglo de lucha, el movimiento feminista haitiano ha logrado imponer la cuestión de la participación política en el debate nacional de los últimos diez años, a pesar de que los medios de que dispone son bastante escasos.

A lo largo de este decenio, las mujeres han reforzado su presencia en el plano político en los ayuntamientos y las entidades territoriales. Se han impuesto como interlocutoras políticas ineludibles a través de la CONAP, que ha desarrollado en la década transcurrida una lucha sin cuartel por la visibilización de la labor política de las feministas. También han logrado incluir en el debate la cuestión del acoso como forma de violencia contra las mujeres con el escándalo Josué Pierre-Louis e imponer el término tizonnay en el vocabulario haitiano para calificar el acoso sexual. Han transformado las reivindicaciones políticas de las mujeres en política pública a través del Plan Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres y el Plan Nacional de Lucha contra las Violencias Cometidas contra las Mujeres, mostrando al mismo tiempo la necesidad de que se promulgue una ley nacional para luchar contra las violencias.

En cuanto a la salud, las mujeres han demostrado la necesidad de vincular el combate por la despenalización del aborto con el del derecho a la vida y a la salud sexual y reproductiva. Asimismo, han relanzado la lucha contra la impunidad impulsando, junto con toda la sociedad, la lucha contra la corrupción y el fraude administrativo y participando en distintos niveles en la batalla en torno a los fondos de Petrocaribe. Aparte de estas luchas, la conquista más importante es la transmisión de los saberes feministas a una nueva generación de militantes a fin de mantener viva la llama de la combatividad de las mujeres en la sociedad haitiana.

En definitiva, a través de esta presentación, la sacudida restituye la manera en que las feministas se ven obligadas a luchar en diversos espacios (internacional, nacional…) para mantener sus conquistas, al tiempo que militan para obtener nuevas. Este choque evoca la idea de un seísmo; réplica tras réplica, las mujeres responden a situaciones de agresión al tiempo que se agarran a los pilares estratégicos que sostienen las reivindicaciones sociales del movimiento, y que deben ayudarles a superar las crisis sociales y contribuir a construir la sociedad.

Sabine Lamour socióloga y feminista, dirigente de SOFA (Solidaridad de Mujeres Haititanas).

Notas

(7) Haïti-Séisme/ConférenceNY: “La CONAP s’inscrit en faux contre la tenue de la rencontre onusienne”, https://www.alterpresse.org/spip.php?article9410#.Xh24skdKiM8. Consultado en línea el 10/01/2020.

(8) “Haïti: Une organisation féministe dénonce le silence de Michelle Bachelet sur la violence des casques bleus contre les femmes”, Alterpresse, https://www.alterpresse.org/spip.php?article12884#.XhkatEdKiM8, publicado el 25/11/2011, consultado el 14/01/2020.

(9) “Haïti-Viol-Affaire Josué Pierre-Louis: organizaciones de derechos humanos interpelan al Consejo Superior del Poder Judicial (CSPJ) sobre las graves amenazas proferidas contra un juez de instrucción, Carta de cuatro organizaciones y de la plataforma de organizaciones de defensa de los derechos humanos a los miembros del CSPJ”, Alterpresse, publicado el 20/12/2012, consultado en línea el 9/01/2020.

(10) Marie Frantz Joachim, “Quand Fleurissent les lilas, acquis et questionnements autour de 25 ans de lutte de femmes, Alterpresse, publicado el 27/12/2012, consultado en línea el 12/01/2020.

(11) Marie Frantz Joachim, “Haïti: Le mouvement féministe est-il en hibernation?”, Alterpresse.

(12) SOFA, Ankèt prezans fanm yo nan eleksyon législatif 2015 yo: Baryè avan, pandan epi apre kanpay sou direksyon Julien Sainvil, septiembre de 2016.

Fuente: Viento Sur

[Fundación Sur]


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