¿Hacia una balcanización de África?, por Nestor Nongo

17/04/2012 | Bitácora africana

En lo que va de año, el continente africano es escenario ya de varios episodios de inestabilidad. El último caso es Guinea-Bissau. La antigua colonia portuguesa, cuya historia está jalonada de golpes de Estado y violencia política, está viviendo estos días su enésimo levantamiento militar, con el apresamiento de las altas autoridades del Estado: el presidente Raimundo Pereira y el primer ministro Carlos Gomes Junior.

Por su parte, Nigeria, ese gigante africano con más de 160 millones de habitantes, está viviendo la crisis más grave desde la guerra civil, provocada por el grupo islamista Boko Haram que tiene en jaque al gobierno de Googluck Jonathan, y en vilo a toda la comunidad cristiana.

Sudán y Sudán del Sur mantienen unas relaciones tensas desde la independencia del Sur en julio del año pasado, debido a la distribución de los ingresos petroleros después de que Sudán del Sur se quedase con las tres cuartas partes de los recursos petroleros. El presidente de Sudán, Omar Hasan al Bashir, rechaza cualquier tipo de negociación con su homólogo del Sur, Salva Kiir Mayardit, hasta que retire sus tropas de la región de Heglig, disputada por ambas partes.

A la lista interminable de los conflictos habría que añadir aquellos que siempre han agitado el continente, como la crisis de Somalia, dónde el grupo islamista Al Shebab lucha contra el frágil gobierno de transición capitaneada por Sharif Sheikh Ahmed; o las tensiones permanentes entre Etiopía y Eritrea…

Pero el conflicto subsahariano que más ha concitado la atención de los medios es el de Mali. El pasado día 6 de abril el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) declaró la independencia del norte de Mali, con la oposición frontal de la comunidad internacional y, lógicamente, de las autoridades de Bamako. Sin embargo, esa independencia es un hecho consumado y habrá que esperar la estrategia de las nuevas autoridades malienses, con Dioncounda Traoré a la cabeza, para recuperar la integridad territorial.

«Hacia una balcanización de África»
Los grupos guerrilleros que desestabilizan los Estados africanos suelen justificar sus acciones aludiendo a una supuesta reivindicación de los derechos de las minorías (tribales, étnicas, lingüísticas, religiosas) marginadas por el poder central del Estado. Cuando se indaga, en no pocos casos, sale a relucir que eso no se ajusta a la verdad, y que otros intereses anidan detrás. Y lo más sorprendente es que las regiones presas de conflictos suelen albergar importantes recursos naturales.

Volviendo la rebelión tuareg, llama la atención las similitudes existentes entre Mali y la República Democrática del Congo; concretamente entre el norte de Mali y el este de la República Democrática del Congo.

El norte de Mali, sacudido por una inestabilidad crónica, acaba de declararse independiente bajo la batuta de los rebeldes de MNLA que afirman, como no podía ser de otra manera, que su levantamiento viene a colmar las aspiraciones históricas del pueblo tuareg marginado por el poder central del Estado. Pero, a los pocos días, emergen otros actores que ya arrinconan al propio MNLA, y que tienen como objetivo controlar el territorio, el tráfico de toda índole de la zona en su beneficio, los recursos minerales (oro, petróleo, gas natural…) e incluso imponer un credo. Nos referimos a los Yihadistas y a los salafistas de Ansar el Din. Los tuareg han servido de simple comparsa.

Este mismo esquema se reproduce en el este del Congo dónde se vive, desde hace más 20 años, una instabilidad alimentada por las fuerzas internas o extranjeras, africanas o no africanas, con el objetivo de sustraer las inmensas riquezas minerales y de otros tipos.
Los distintos grupos y grupúsculos que pululan en el este del país, a parte de ir contra la población local a la que saquean un día si y otro también, sirven de comparsa a los países vecinos (Ruanda y Uganda, principalmente) y a las multinacionales que se dedican a expoliar los recursos naturales de la región.

Más casos como éstos se dan en muchos países africanos, y raros son aquellos países que no tengan su dosis de tensiones internas de este tipo. De ahí la pregunta de saber si no nos estamos encaminando hacia una “balcanización” de África. Por “balcanización” se entiende el proceso de fragmentación de un Estado en partes o Estados más pequeños que son, por lo general, mutuamente hostiles y no cooperan entre sí, aprovechando las divisiones internas de orden político, religioso o étnico.

Los países africanos heredaron las fronteras del reparto diseñado en la Conferencia de Berlín (1885) por las potencias coloniales. Occidente los ató corto cuando en los años 60 accedieron a la independencia. Pero hoy, perdida la importancia geoestratégica que tuvo en tiempos de la Guerra Fría, África se encuentra abandonada a su propia suerte, mientras la abundante riqueza mineral que existe en su territorio, lejos de ser explotada en beneficio de la población, motiva y financia la mayoría de los conflictos que existen en el continente.

Así, en el S. XIX África sufrió la colonización, con el pillaje de recursos naturales y la pérdida de vidas humanas que eso conllevó. En el XX, se vivió la neocolonización que, a pesar de las independencias formales, siguió manteniendo al continente de rodillas ante las potencias extranjeras con la complicidad de los gobiernos locales. ¡No será que nos estemos encaminando hacia la “balcanización”, la división de los Estados africanos en Estados más pequeños que representarían una presa fácil para las potencias extranjeras y las multinacionales; así podrían explotar, a su antojo, y también con la complicidad de muchos dirigentes locales, los recursos existentes en esos Estados!

Ya se abrió el melón con Sudán, y parece que Malí será el siguiente en la lista; y luego vendrán otros. Tiempo al tiempo.

Original en : Amplio mundo mi ciudad

Autor

  • Nongo, Nestor

    Nacido en Bayaya (República democrática del Congo.) Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología (universidad pontificia de Salamanca), en estudios eclesiásticos y en teología (universidad pontificia de Comillas), grado en filosofía (Saint François Xavier. Mbuji-Mayi. RD Congo). Máster en Turismo y Administraciones Públicas. Doctorando en ciencias políticas y sociología. Pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado.

    Analista de información internacional, especialista en comunicación pública y en política africana. Consejero Técnico del Ministerio de Cultura y Deporte. Fundador de la asociación Tracaf ("Trabajando por el corazón de África").

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