Guerras en RDC: presión sobre las multinacionales

28/04/2009 | Crónicas y reportajes

Tras la ONG Amnistía Internacional, senadores americanos desencadenaron la lucha contra la compra de metales de guerra en el Congo. Por lo tanto, nos disponemos a atacar las causas profundas de los repetitivos conflictos en la RDC. Las multinacionales están en adelante en el punto de mira de las instancias internacionales. Los EEUU han decidido dar el tono.

Para poner término definitivo a la situación de guerra casi permanente en la RDC, hay que enfrentarse a las «causas económicas». Numerosos análisis han abundado en este extremo. Le Potentiel ha reproducido frecuentemente estos mensajes para suscitar una reacción firme de las instituciones nacionales.

Algunas organizaciones internacionales han decidido apretar el acelerador en esta cuestión. En primer plano, Amnistía Internacional. En su último informe dirigido al Consejo de Seguridad, ha interesado a este organismo para que se dicten resoluciones a fin de prohibir la venta y la compra de minerales provenientes de las zonas de conflicto en RDC. Para AI, se trata de desmantelar las redes mafiosas mantienen estas guerra y a los grupos armados. Ya que, subraya esta organización, el fin de la guerra depende del fin de la explotación ilegal y de la venta fraudulenta de las riquezas de la RDC.

Louis Michel, Comisario europeo para el Desarrollo y Ayuda Humanitaria, había abundado en el mismo sentido, fijándose en “el aspecto económico de la guerra del Kivu”. Decía que ya era hora de profundizar en la cuestión, en la perspectiva de una paz duradera en RDC y en la región de los Grandes Lagos.

Tres senadores americanos acaban de tomar el relevo, subiendo un grado en su propuesta. Se trata del republicano San Brownback y de los demócratas Dick Durban y Russel Feingold. Han presentado un proyecto de ley sobre los metales en conflicto en RDC. Este proyecto esta en debate en el Senado americano y tiene como objetivo reglamentar la compra de metales que sirven para fabricar productos de alta tecnología (radar, teléfono móvil…) y que permiten financiar grupos armados en RDC. Se trata de los metales estaño, coltan, por ejemplo.

Según los autores de este proyecto de ley, el Departamento de Estado tiene la obligación de vigilar “de cerca la financiación de los grupos armados en las zonas ricas en minerales del Congo”. Ya que, se acaba de constatar en EEUU que hay “empresas que venden cada vez más estos productos y sus derivados”. Si este proyecto de ley es votado, estas empresas se verían obligadas a “declarar anualmente a la ASEC, que es el guardián de la bolsa de los EEUU, los países de origen de estas materias primas. Si esos países fueran la RDC o sus vecinos, la empresa debería revelar de qué mina había sido extraído el mineral”.

Guerra contra las multinacionales

Esta concepción de las cosas cuadra perfectamente con la visión de OBAMA. En lo concerniente a la RDC, ya había declarado que era preciso «hacer responsables a los gobierno extranjeros que desestabilizan la RDC». En su discurso de investidura, había remachado el clavo declarando: «Pueblos de naciones pobres, sabed que nos comprometemos a ayudaros para que vuestras granjas prosperen, que corran las aguas limpias, para que los cuerpos que tienen hambre y las mentes hambrientas sean igualmente alimentados”. En otras palabras, los recursos de los países africanos deben revertir en beneficio de los pueblos de África y no en el de quienes provocan “guerras idiotas” pero rentables para ellos.

El enfoque americano significa, ni más ni menos, que se desencadena una guerra contra las fuerzas oscuras y contra las multinacionales que apoyan las guerras en RDC. Es por medio de esta explotación fraudulenta de las riquezas congoleñas como sacan beneficios enormes. Por primera vez se asiste a una eficaz contribución de socios exteriores que se enfrentan a las causas profundas de las guerras en RDC: las bazas económicas. Hay ahí un inicio de presión sobre las multinacionales y los EE acaban de dar el tono.

Es evidente que esta “guerra” no es nada fácil de llevar a cabo. Es algo así como la mafia italiana, una nebulosa con dimensiones internacionales y con cómplices en todas partes y dispuesto a todo. En el momento en que se es cada vez más consciente de los daños provocados por actos de piratería en las costas somalíes, esta iniciativa es una “verdadera revolución” que llega en buen momento y que se dirige a enfrentarse a las acciones mortíferas de las multinacionales. Para que sea un éxito, requiere ante todo la colaboración de todos los Estados que permiten a sus empresas blanquear el dinero sucio; de las organizaciones internacionales de derechos humanos y de la Justicia internacional; de la ONU y de la Unión Africana, que no han reaccionado nunca ante los informes de los expertos de la ONU sobre el pillaje de los recursos y riquezas de la RDC.

En el plano nacional, es evidente que el gobierno tiene la obligación moral, política y judicial de adherirse a esta iniciativa aportando una asistencia para limpiar los establos de Augias. La vigilancia sólo será eficaz si los servicios congoleños aportan un concurso apreciable, sabedores de que es la RDC y el Pueblo congoleño quienes serán los grandes beneficiarios.

Se espera, en consecuencia, la reacción de Kinshasa. Ya que la iniciativa de los senadores constituye en efecto la “guerra contra las multinacionales, que son las que realmente están detrás de los conflictos armados en RDC y en África en general.

(Le Potentiel, Kinshasa, 28/04/2009)

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