En Egipto está teniendo lugar una guerra de medios entre los grupos estatales y los independientes, mientras los enfrentamientos violentos entre policía y manifestantes se suceden por tercer día consecutivo, dejando al menos 13 muertos y más de 700 heridos.
Mientras que el periódico gubernamental Al Ahram, y la televisión nacional de Egipto emiten historias sobre “conspiradores extranjeros” y “hooligans” en la plaza, causando el caos anti-revolucionario, los medios independientes han trabajado para cubrir la violencia desatada por el gobierno contra los manifestantes.
Al mismo tiempo, el ejército ataca a los periodistas y los detiene, obligándoles a alejarse de la escena de los enfrentamientos.
El día 17 de diciembre, el ejército asaltó un apartamento que estaba encima de la plaza de Tahrir, conocido por permitir a los periodistas que buscaban una vista aérea de los enfrentamientos en la plaza, rompiendo las cámaras y los equipos de grabación.
Periodistas independientes que cubrían los acontecimientos, han informado de acoso y silenciamiento. Muchos informan de detenciones, pérdida de sus equipos y trabajo y golpes recibidos por la policía y los servicios secretos del estado.
Sin embargo, videos y fotografías publicadas en redes sociales han ayudado a contradecir el discurso blanqueado del estado, que ha prometido imparcialidad y moderación del ejército, distorsionando los acontecimientos para poner a la nación del lado del “traumatizado” ejército.
Puede que lo más importante sea una fotografía que ha surgido mostrando a oficiales del ejército dando patadas a una joven, que ha abierto los ojos de muchos en Egipto, sobre la brutalidad con que se está comportando el estado, que ahora tiene una imagen que es un icono.
La imagen de la mujer, con el torso casi desnudo, en sujetador, tirada en el suelo mientras un soldado tiene su bota en el aire a punto de dar una patada en su pecho, fue publicada en la primera página del periódico egipcio Al Tahrir, con el título bien destacado de “Mentirosos”, vendiendo un alto número de copias, sin precedentes.
El ejército y el primer ministro respondieron diciendo que la imagen había sido manipulada con Photoshop.
Los activistas respondieron publicando el video completo, que muestra toda la paliza, en tiempo real, lanzando un mensaje de rabia en las redes sociales y las calles de Egipto.
El intento del estado por silenciar a los medios independientes es cuando menos preocupante, mientras que los medios estatales siguen construyendo un discurso de obediencia inocente.
La televisión estatal emitió una entrevista con personas que aseguraban que grupos liberales les habían pagado para que incitasen a la violencia, mientras que un directo del canal CBC 2, ha sido cortada dos veces, tras grabar imágenes inflamatorias de los acontecimientos, mostrando imágenes de soldados pegando a los civiles, de cerca.
“Hemos descubierto quién es exactamente el dedo mediador extranjero, pero preferimos mantenerlo en confidencialidad en pro de la estabilidad y la economía”, afirmó un representante del Consejo Militar en una rueda de prensa, celebrada el día 19 de diciembre por la mañana.
La represión de la libertad de prensa ha estado teniendo lugar desde que el Consejo Militar Interino de Egipto, El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, SCAF por sus siglas en inglés, tomó el poder después de la expulsión del ex presidente Hosni Mubarak, el pasado mes de febrero.
El 7 de septiembre, el consejo militar y el consejo de ministros impusieron una prohibición de solicitud de nuevas licencias en Egipto. Alegando problemas de licencia, las autoridades asaltaron las oficinas de Al Jazeera, Mubashir Misr, un canal que emite en directo, el 10 de septiembre y después el 29 de septiembre, destruyendo equipos e intimidando al personal.
“Lo que pasó en las oficinas de Al Jazeera, no puede ser sacado del contexto de una campaña a gran escala en Egipto. El régimen está cerrando medios, y no hay criterios para la libertad de prensa… nos enfrentamos a un régimen más peligroso que el de Mubarak”, declaró Mohamed Zaree, un director de programa del Instituto para Estudios de los Derechos Humanos de El Cairo, en una entrevista previa con Bikya Masr.
La violencia en el centro de El Cairo estalló después de que un hombre fuera secuestrado de la sentada que había en frente del edificio de Magles al Sha’b. Volvió gravemente herido y deformado de la paliza que había sufrido a manos de los militares.
En respuesta, cientos de manifestantes se echaron a las calles y el ejército utilizó porras y la fuerza bruta para retirar a los manifestantes de sus sentadas pacíficas.
La violencia se produce cuando se han completado las dos primeras fases de las elecciones parlamentarias.
Sarah Sheffer
(Bikya Masr, Egipto, 19-12-11)
Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.