Como bien sabrán nuestros lectores, desde que el Sur Sudán consiguió la independencia hace ya algunos meses, el Norte está intentando hacer la vida imposible no solo a los sursudaneses que quedan en su territorio sino también a las poblaciones que viven cerca de la frontera Norte-Sur y de los sitios estratégicos cercanos a estas fronteras.
Siguiendo la misma táctica que el gobierno de Jartúm ha utilizado en los últimos 20 años, uno de los brazos ejecutores de las acciones militares del gobierno son especialmente grupos de milicias que de hecho “se alquilan al mejor postor” y que abundan especialmente entre los clanes Nuer de la zona de Bentiu y el Alto Nilo.
En estos últimos meses, son especialmente conocidos por su infamia los nombres de George Athor y James Gai, líderes de grupos armados que durante los últimos años se han rebelado contra las autoridades del Sur Sudán, posiblemente a cambio de importantes prebendas procedentes del gobierno en el Norte.
Como parece ser que en este momento falta “materia prima” para dotar a estas milicias, hace varios días ya que corren noticias de que en Jartúm se están estableciendo puestos de controles policiales (apoyados por el gobierno) cuyo objetivo es reclutar a la fuerza estudiantes y otras personas jóvenes sursudanesas para que engrosen las filas de estas milicias en acciones estratégicas en zonas de influencia de estos grupos.
Hay ya informes que contienen bastantes detalles acerca de jóvenes detenidos y hacinados en centros de reclutamiento antes de ser transportados en camiones del ejército sudanés. Algunos parientes de los jóvenes detenidos han podido liberarlos gracias a rescates monetarios. Los centros a los cuales se lleva a todos estos jóvenes detenidos son Kasarana, Abujebia, Magnis y otros cerca de la frontera de Sur Sudán. En el momento de escribir estas líneas, ha desaparecido también un sacerdote católico y las dos personas que viajaban con él en una furgoneta.
Una vez más, el régimen de Omar el Bashir no escatima esfuerzos para llevar a cabo sucias estrategias de desestabilización, no importándole si eso supone bombardear lugares donde se distribuye ayuda humanitaria, hacer desaparecer oponentes o enviar helicópteros armados a que completen una táctica de tierra quemada. Tiene demasiados frentes abiertos ya que el país, desgajado por la separación del Sur, se enfrenta a diferentes conflictos internos que van desde Darfur al Este del país, pasando por Sur Kordofán, las Montañas Nuba, la zona del Nilo Azul y el Mar Rojo.
Dicen que el escorpión cuanto más acorralado está más fiero se vuelve.. y éste parece que no hace sino girar su aguijón en todas las direcciones y ver a quién puede atacar ahora. La verdad es que, si había dudas sobre su inocencia o no en el proceso que tiene abierto en el Tribunal Internacional de La Haya, las atrocidades que están pasando en los últimos meses en Sudán y sus zonas adyacentes no hacen otra cosa que corroborar el talante criminal y sanguinario de quien se sigue sentando en el sillón presidencial y perpetúa un régimen que por su crueldad deja como meros aprendices a otros elementos como Gadaffi y Sadam Hussein.
Original en En Clave de África